De las dos más recientes subastas
parisinas en que interviene el experto Claude Oterelo, llamo la atención sobre
el catálogo del 17 de noviembre, ya que se dedica a la colección de Francis
Dumont. En portada, uno de los preciosos jeroglíficos de Eva Svankmajerova, lo
que sorprende cuando lo habitual es que no se pase del período bretoniano.
Francis Dumont formuló en 1943 un
cuestionario interesante sobre los maestros a los que se debe más, cuyo
resultado no sé si llegó a publicarse (creo que no). La respuesta de Maurice
Blanchard, como es de esperar, debe haber sido la mejor: “Le hasard, le temps,
les brutes, les repus, les assis, leur absurdité et leur ignominie ont cultivé
patiemment mon agressivité” (no traduzco, para que no se pierda lo de “les
assis”, que envía al gran poema de Rimbaud, definitivo en la materia).
Una carta de Adrien Dax
despotrica de Cocteau y evoca a René Alleau, con quien se encontró en
Saint-Cirq: “Me ha parecido un hombre extraordinario desde cualquier punto de
vista. Muchas reservas, una gran cultura, sin el menor sectarismo, en fin,
tantas cosas que nos alejan, felizmente, de los habituales chamarileros de lo
oculto”.
En imágenes, hay dos bellos
dibujos de Camacho: Le boiteaux se révolte y Le loup. El primero
figura en el anverso del catálogo de la exposición suya en la galería Raymond
Cordier, en 1962, y lleva la leyenda “La belleza será convulsiva o no será. A.
B.” El segundo está dedicado a Gilbert y Marie-Françoise Lely.
De Léo Malet hay varias cosas.
Esta es una carta collage, en que una escultural muchacha le arroja una silla a
los polis, reunidos en los Campos Elíseos
para defender una vez más el orden de los poderosos. En otra foto,
realizada nada menos que por Denise Bellon, vemos a Malet haciendo de Nestor
Burma, cachimba en una de las manos a pesar de levantarlas ante un enemigo que
lo ha cogido por sorpresa. Se deduce de aquí que la foto de Malet que aparece
en la página 174 de La vache enragée, y de la que no se dan créditos, es
también de ella, ya que Malet aparece vestido igual, y debe tratarse pues de
una serie sacada por la maravillosa fotógrafa surrealista.
Pero lo mejor viene de Claude
Tarnaud: dos piezas en que se vale del collage, la cera y la tinta china, con
destaque para esta: Les voyeuses Braille l’anémone de mer, precioso montaje
hecho a partir de collages de manos.