El texto sobre la ciencia ha levantado algún revuelo, hasta el punto de habérseme llamado “estúpido”, “idiota” y “presuntuoso”.
Quien considera que las rencillas internas son miserabilistas (y “estúpidas”,
en palabra al parecer favorita), incurre exactamente en lo mismo que reprueba,
ya que en ningún momento de mi artículo entro yo en calificaciones ni en descalificaciones.
Como esta página, evidentemente, no nació para estos “infightings”, despojo ese
artículo de lo que viene tras las citas, porque además, realmente, el debate me
parece irrisorio.