“Sol negro-Flor de revuelta” es una
exposición internacional del surrealismo que tuvo lugar en 1969 (“el año del
girasol”) en La Haya.
La importancia de esta exposición es
extraordinaria, ya que formó parte de una serie de manifestaciones del
surrealismo que venían a refutar contundentemente la creencia chovinista de una
serie de surrealistas franceses (encabezados por Jean Schuster) para quienes la
“autodisolución” del grupo de París –muchos de cuyos miembros, además, iban a
continuar en seguida la aventura surrealista– implicaba nada menos que una
liquidación de todo el movimiento surrealista.
Quizás convenga aquí reproducir mis palabras
en la Cronología general del surrealismo correspondientes al comentario
de este año:
El 4 de
octubre de 1969, Jean Schuster publica en Le
Monde “El cuarto canto”, con la distinción entre “surrealismo histórico” y
“surrealismo eterno”. Con anterioridad, en una carta del 19 de mayo de 1969
(“Nous savons tous”), Schuster afirmaba que en el extranjero sólo había un
grupo surrealista, en Praga, y “en estado de disolución” (¡!), ignorando al
grupo brasileño, al de Brumes Blondes,
al de la revista TransformaCtion en
Inglaterra (donde acababa de reanudarse la actividad colectiva surrealista
después de dieciséis años, y con el apoyo de L’Archibras), al de Chicago (que estaba rápidamente adquiriendo un
gran relieve), al de la Casa de la Luna en Chile (que al año siguiente llevaría
a cabo la exposición “Surrealismo en Chile”) o al de Bratislava. Añádase el
vasto movimiento Phases, de índole esencialmente internacionalista, que por
pluma de su director, Édouard Jaguer, se negó a aceptar la “operación de
eutanasia” que esto suponía, señalando el “policentrismo” que desde ese momento
se abría. La decisión de Schuster y sus acólitos careció del mínimo apoyo
internacional.
En el mismo
mes de octubre, los liquidacionistas, ya libres de la etiqueta “surrealismo”,
lanzan la revista Coupure, que se esfuma en enero del 72, tras siete
números. Y obsérvese cómo simultaneamente a Coupure surge Analogon y
se inician las segundas series de Les Lèvres Nues y de Phases,
mientras continúan Brumes Blondes, TransformaCtion y Surrealist
Insurrection, ninguna de ellas renegando de la palabra surrealismo.
De
excepcional importancia (entre otras cosas porque se inauguró dos días antes de
que se publicara “El canto cuarto”) es también la exposición holandesa,
verdadera demostración de fuerzas del internacionalismo surrealista, y a la vez
con una clara inserción en los movimientos revolucionarios de la época,
aludiendo su título a la vez a los acontecimientos de mayo del 68 y a
la revuelta de los provos holandeses.
Participaron en esta exposición, entre
otros, Jorge Camacho, Mário Cesariny, Ted Joans, Schlechter-Duvall, Jan Elburg,
Willem van Leusden, Rik Lina, Johannes Moesman, Geert van Mulken, los Rosemont,
Cruzeiro Seixas, Kristians Tonny, Toyen, Laurens Vancrevel y Her de Vries.
El catálogo fue un número especial de Moksha,
“boletín psicodélico de Amsterdam” que dirigía el doctor Hans Geluk. Por estos
años, Rik Lina trabajó con él en esta publicación dedicada a la problemática de
las drogas psicodélicas, realizando las cubiertas y la mayoría de las
ilustraciones. Moksha tuvo catorce números entre 1968 y 1971, siendo el
del catálogo el número 11. Se imprimía Moksha en la máquina de
xerocopias de la universidad de Amsterdam, la primera máquina de este tipo –un
cacharro mastodóntico– que funcionó en la capital holandesa. El número
surrealista fue editado con la cooperación del Bureau de Recherches
Surréalistes en Hollande y Brumes Blondes.