martes, 24 de junio de 2014

Sotère Torregian y la Edad de Oro


La reedición de este libro de Sotère Torregian importa ante todo porque ofrece nuevos textos y porque viene acompañado de diez ilustraciones de Timothy Robert Johnson. Editado por Rêve à Deux, que ya nos había brindado The brimstone boat de Will Alexander y The adventures of Desirée de Schlechter Duvall, lleva ahora por título The age of gold (redux).
Los restantes títulos de Sotère Torregian son: Song for woman (1965), The golden palomino bites the clock (1967), The wounded mattress (1970, con introducción de Philip Lamantia), City of light (1973), Amtrak trek: being poems and prose written cross-country from California to New York (1979), The young englishwoman (1989), Always for the first time (1999), “I must go” (she said) “beacause my pizza’s cold”. Selected works 1957-1999 (2002), Envoy (2010) y On the planet without visa. Selected poetry and other writings, 1960-2012 (2012).
Los dibujos de Timothy Robert Johnson, soberbios, con su característica dimensión mítica, son de 2013, con títulos como Más allá de la desobediencia civil, La espuela del caos, El regalo, El emisario, Luna de los caballos arqueros... A estas imágenes se suman unos cuantos collages del propio Torregian, empezando por el de la portada –Espectro de la rosa­­–, que tampoco estaban en la edición original.
El prólogo lo ha hecho un poeta de su estirpe, Will Alexander, quien al estudiar la “exquisita navegación espectral” de Torregian, concluye señalando cómo el poeta “ha ampliado la profundidad conversacional de Coleridge al subconsciente vudú”.
La primera sección lleva el título del libro, y siguen las de “Poemas apócrifos”, “La vida sexual de Arshile Gorky”, “Canción para la mujer” y el novedoso anexo “Redux”. Los siete poemas dedicados a Gorky he tenido que referenciarlos de inmediato en el artículo que dedico a este artista en el nuevo Caleidoscopio surrealista, dada su importancia, además realzada por el hecho de que Timothy Robert Johnson los ha hecho acompañar del dibujo Espíritu de Arshile Gorky, hecho para el libro. “Canción para la mujer” lleva un bello epígrafe de Éliphas Lévy anunciando la conversión de la Mujer, “Reina de la Armonía”, en “Reina del Universo”, rimando con las profecías de Rimbaud sobre el amor.

T.R. Johnson, "Espíritu de Arshile Gorky", 2013

Antes del “Redux”, hay otra sorpresa: un prefacio no publicado, escrito en 1970, que es una afirmación del surrealismo. En una época “dominada por las ciencias de la biología y de la tecnología”, la misión de la poesía es “dar la primacía al Amor, a la Libertad y a la realización del deseo”, apelando a una poesía opuesta a la intelectualización académica y que él enlaza con la de los antiguos trovadores occitanos, quienes escribían con el pensamiento y el corazón, con el cuerpo y el alma. Y es que la verdadera poesía está siempre “en el corazón de lo maravilloso”, que para Sotère Torregian coincide absolutamente con lo “maravilloso” del surrealismo. Nada sorprende que se hable también aquí de las “canciones primitivas”, que Sotère Torregian tanto bebe en los indios arapahoe como en las Iluminaciones de Rimbaud o en las prácticas automáticas del surrealismo. Y tampoco, que el surrealismo aparezca aliado para Torregian tanto a la poesía amerindia como al movimiento de la Negritud, tal y como fue expresado por Aimé Césaire y Léopold Senghor.
Se cierra esta edición con un texto de cuatro páginas sobre el aniversario del nacimiento del surrealismo, o mejor dicho de la palabra surrealismo, inventada por Apollinaire el 25 de junio de 1917. Firmado en 1974, este texto festejaba pues el 57 aniversario, que asocia Torregian a aniversarios personales, ya que a los 17 años, dice, él nació por segunda vez: “I was born of surrealism!” Esto es magnífico, en un texto donde se ha citado antes la Aurélia de Nerval y la Nadja de Breton, donde se valoriza “para nuestras vidas la Revolución del Amor y la Poesía” y donde, contrariando los vientos generales de la época, se reivindica sin ambages que “la palabra «surrealismo» debe permanecer en el viento y no ser apartada”.
En Lo que será, el almanaque de Brumes Blondes que tantas veces hemos venido citando, puede leerse de Sotère Torregian el poema que da título a este libro y que abre la sección correspondiente. Y hace un par de semanas dábamos aquí el siguiente enlace, donde se incluye un soberbio “manifiesto” suyo, firmado en abril:
T.R. Johnson, "Más allá de la desobediencia civil", 2013

Infosurr, 106


Ya Infosurr se ha situado a un año del presente. En este número, como de costumbre, se dan muchos datos de exposiciones, publicaciones y revistas, que complementan las notas y artículos, de carácter irreprochable.
Los textos más extensos son los dedicados por Laurens Vancrevel al n. 2 de A Phala y por Dominique Rabourdin al primer Cahier Laure, pero también Heribert Becker se extiende con reseñas de las exposiciones en Alemania de Meret Oppenheim y Albert Giacometti (enterándome yo de que L’homme qui marche, conocida obra de Giacometti, alcanzó hace algunos años el récord de ventas en escultura: 74 millones de euros...). Dominique Rabourdin comenta la última exposición de Aube Elléouët y Jerôme Duwa la de Jacques Lacomblez a la vez que su poemario Jetées d’exil.
Otras publicaciones ya reseñadas en “Surrealismo internacional” son los últimos libros de Will Alexander y el de Alain Joubert sobre Robert Lagarde, que comenta Laurens Vancrevel. Por último, la nota de Jérôme Duwa sobre el libro de Jean-François Chevrier L’hallucination artistique informa de que esta obra “de William Blake a Sigmar Polke” dedica un buen capítulo al surrealismo, titulado “El estupefaciente imagen. Experiencia y procedimiento surrealistas”, deteniéndose en Max Ernst, Juan Miró, Unica Zürn y Dorothea Tanning, y abordando las divergencias con Documents ­–ya poco o nada probable es que se haya ocupado del maestro surrealista en la materia, Richard Anders.

Silver Man


Aunque cerrada hace unos pocos días, recogemos una buena nota sobre la exposición de Jean-Claude Silbermann (“L’autre langue”), celebrada en Les Yeux Fertiles. Apareció el 8 de junio en Le Monde, firmada por Philippe Dagen:
“Miembro del grupo surrealista de 1958 a 1969, Jean-Claude Silbermann, nacido en 1935, escribe, pinta, enseña, interviene en numerosos dominios. Ahora presenta trabajos recientes, entre ellos una suite de trípticos de concepción muy singular, aliando el recorte de formas caladas, la pintura, los efectos de montaje propios de un objeto que se abre y se cierra.
Seres simbólicos, humanos, animales o híbridos danzan, se exhiben, cumplen ritos poco descifrables de los que se comprende tan solo que se remiten al deseo, a sus fantasmas y a sus pavores.
Las figuras son exactamente trazadas, los colores son claros y frescos, pero no debemos dejarnos llevar por las apariencias amables, ya que Silbermann es un virtuoso de los sobrentendidos, de las sorpresas discretas y de los detalles incongruentes que hacen bascular la obra del sueño feliz al mal presagio”.

El Gran Jugador

Jean-Claude Biraben, "Blues for Péret", 1985

La Association des Amis de Benjamin Péret anuncia para septiembre su n. 3, ilustrando una estampa en color de Guy Roussille (Sueño de colibrí) 25 de los ejemplares. En el sumario, un dossier sobre surrealismo y cine, estudios sobre el cine de Desnos y Péret y sobre Pulchérie veut une auto, una entrevista, cartas de Granell a su amigo, textos sobre Guy Roussille, sobre los collages de Nicole Pierre, sobre los nombres propios en los cuentos peretianos, sobre el músico Robert Caby (amigo de Péret y de los surrealistas), etc. En suma, otro motivo de festejo.
También da noticias la Association de un nuevo libro peretiano: Dans la zone torride. Visites aux indiens, en las Éditions du Chemin de Fer. Esta obra, con un inédito y “Visitas a los indios”, incluye 25 fotos inéditas sacadas por Péret durante su segunda estancia brasileña, y acompañadas de pies suyos; fue intención de Péret hacer un libro con este material (que Péret confió a Jean-Jacques Lebel), pero el precio elevado se lo impidió. Dans la zone torride, con una nota de Jérôme Duwa y una presentación de Leonor de Abreu, aparecerá también con la primavera.
*
Slag continúa presentando su propia práctica de los juegos contenidos en el almanaque de Brumes Blondes Lo que será. Abril correspondió al del equipo de emergencia (grupo de Atenas), al que debe seguir este mes de junio (ya que el de mayo era el de la puerta roja, inventado por ellos mismos) el “Simple procedimiento para difundir la obra del Marqués de Sade” (grupo del Río de la Plata).

Corrección

En la primera nota dedicada al blog Icecrawler, debe señalarse que se atribuían a Mattias Forshage todas las reflexiones originadas por el texto de Alain Joubert, cuando en realidad hay una nota suya y otra de Merl Fluin. La corrección ya ha sido hecha en la nota, y aprovechamos para apuntar que también hay en la “avalancha” un interesante texto de Niklas Nenzén.

martes, 17 de junio de 2014

Noticias de “Icecrawler”


Hay que tener mucho cuidado con Mattias Forshage. En 2007, se despachó con la publicación de cinco libros a la vez, y este comportamiento volcánico afecta también al blog Icecrawler (http://icecrawler.blogspot.com.es/), ya que hace tan solo unos diez días conmovió los cimientos de la red con una verdadera avalancha de textos de todo tipo.
Se reflexiona en esos textos sobre muchos de los temas y cuestiones que pueden interesarnos: la naturaleza del surrealismo como movimiento, el cine y el surrealismo, el paseo o la errancia surrealista, las “exclusiones”, la cercanía de las representaciones visuales y lingüísticas, la geografía, la mitología, el urbanismo, la metáfora, el objeto, el arte, etc., por lo general siguiendo una costumbre muy del mundo anglosajón, como es la de cerrar cada escrito con una lista de etiquetas temáticas. La mediocridad de mi inglés autodidáctico me impide entrar, como me hubiera gustado, en los intríngulis de estos textos, que son todo menos sencillos, aunque sin llegar al galimatías. De ahí que me centre en los artículos en que reseña publicaciones del surrealismo y en los que da noticias que aquí se me han escapado.
Entre estos, resaltemos el que abre la avalancha, y nada más apropiado, ya que se trata de la exposición que en el mes de mayo celebró el grupo de Estocolmo, bajo el título de “Nymph imago”, con objetos, experimentaciones y actuaciones. Esta exposición fue coordinada por Niklas Nenzén (sobre cuyo blog hablábamos la semana pasada) y Lars Rosenström, y participaron en ella –entre otros y aparte ellos dos y el propio Mattias Forshage– John Andersson, Linnea Bergman, Erik Bohman, Christofer Dahlby, Kim Fagerstam, Riyota Kasamatsu, C. M. Lundberg, Emma Lundenmark, Giuliano Medici, Hugo Röjgård, Emil Särelind y Ika Österblad. Por lo que se refiere a los grupos, hemos de señalar que el checo (y eslovaco) ha celebrado por estos días su 80 aniversario, y el de Leeds su número 20.
Un blog de interés al que remite Mattias Forshage es el de Paul McRandle sobre Nueva York y el surrealismo:
Este blog comenzó con un punto de vista histórico, pero se ha abierto a la actualidad, informando ahora mismo de los eventos surrealistas que se producen en esa ciudad (considerada por Mattias Forshage como “excepcional”).
Las reseñas son de orden preferentemente negativo, sin que haya paliativos para un librejo de David Randall sobre los sueños, al que me refiero tan solo para anotar que en la avalancha se incluyen también algunos sueños del propio Forshage (también, en esta incitación a la consulta demorada del blog, apunto un muy interesante debate por correo electrónico con otros amigos surrealistas).
El ataque a la edición inglesa de Au treizième coup de minuit, de Michel Remy, gira sobre todo en torno a su limitación temporal, ya que, en efecto, la antología se queda en John W. Welson y el “Diccionario abreviado del surrealismo en Inglaterra” peca de demasiado abreviado. Es una pena, porque Michel Remy es sin duda el más cualificado para hacer esta obra. Mattias Forshage cita del propio Remy un artículo que iba más allá de todo esto, y que publicó en el n. 2 de The Moment (por cierto y por desgracia, ese número se cotiza ahora mismo en Iberlibro a unos 100 euros).
Al final de la reseña, se señala la defunción muy reciente de los dos Alan del surrealismo británico: Alan Burns y Alan Davie. El primero nació en 1929 y es autor de ocho novelas, entre ellas Europe after the rain (1965) y Dreamerika (1972), habiendo más información sobre él en la wikipedia. En 1967, Alan Burns fue uno de los que enviaron a L’Archibras una carta abierta sobre el resurgir del surrealismo en suelo británico. En cuanto al artista escocés Alan Davie, nacido en 1920, es una figura bellamente versátil, cercano al surrealismo y al automatismo de Cobra, atraído por el zen y las culturas prehistóricas y saxofonista profesional de jazz, que formó parte de la Tommy Sampson Big Band y grabó cinco discos de improvisaciones propias. Para consultar:
Otra reseña muy crítica es la del n. 6 de Patricide, dedicado por su editor, Neil Coombs, al arte “outsider”. Ya yo había comentado algunos aspectos negativos de esta monográfico, que ve Mattias Forshage como un número de compromiso con respecto a los anteriores. Él se centra en la presencia del galerista Henry Boxer, mientras que para mí el nadir estaba en el texto de un tal Jerry Saltz (aparte, por supuesto, la presencia de un cura). Donde me llevo una sorpresa es en la consideración de Roger Cardinal y su “antisurrealismo” reciente, del que no tenía noticias y que aquí, por lo que recuerdo, no se trasluce. Autoridad en la materia, Roger Cardinal incluso participó en revistas del área surrealista, pero la vida da muchas vueltas, y algunos acaban por marearse.
En las notas al almanaque de Brumes Blondes, Mattias Forshage con una nota y Merl Fluin con otra, polemizan con la “carta a los surrealistas” de Alain Joubert, que ha levantado cierta polvareda, quizás debido a su posición en la revista, ya que es el texto que la abre. Yo concuerdo con la refutación que se hace de las ideas de Joubert sobre los grupos surrealistas, y de hecho hablé de esto en uno de mis comentarios sobre el almanaque, pero a la vez he desconfiado siempre de la sobrevaloración de los grupos cuando rechazan las aventuras individuales de quienes no tienen ningún sentido gregario o, más simplemente, habitan lugares en que el intercambio o la comunicación son o han sido arduos.Se señala también la discrepancia de interés entre muchas de las “tareas” que Alain Joubert les pone a los surrealistas, aunque sin apuntar lo que tiene ello de “consejos del abuelito” (tampoco acabo de simpatizar con la noción batailleana de “Gran Surrealismo” que maneja Alain Joubert).

La otra nota

La otra nota sobre el almanaque me concierne a mí, en concreto a la reseña en que aludo al artículo de Forshage sobre Ilmar Laaban. Como no conozco bien a este surrealista sueco, y el artículo se centraba en su exploración del universo fónico y en su relación con el grupo surrealista de Estocolmo, señalé claramente que las consideraciones por las cuales Mattias Forshage intentaba explicar el hecho de que Ilmar Laaban no se hubiera acercado al grupo de París (consideraciones me temo que innecesarias) se referían tan solo a él y no a su héroe, de quien ahora Mattias Forshage muestra la cercanía a las posiciones anarquistas en los años 40. Esas consideraciones me parecían (y parecen) coincidentes con las de los ataques que al surrealismo hacía el estalinismo de aquellos años. Este es un fenómeno que hace tiempo me interesa mucho: el de los surrealistas que, continuando en el surrealismo o dejándolo, van asumiendo o interiorizando las críticas que los adversarios del surrealismo le han ido formulando al surrealismo, vengan, por poner unos cuantos ejemplos, de Bataille, del estalinismo, del situacionismo, del feminismo o de los jeanclairs de turno, muchas veces expresándose ello a través de las cautelas. Pero a partir de ahí dar un juicio absoluto, eso sí que no lo haré nunca, y es impensable que se vea en mis palabras la mínima acusación de “estalinismo”. Téngase en cuenta, además, que, de esas “razones”, Mattias Forshage matiza que “algunas no son verdaderas del todo” y otras “verdaderas pero mejores que muchas de las alternativas”. Yo señalaba que ninguna de ellas me parecía válida, y por ello concluye su nota atribuyéndome “reverencia y canon” con respecto a Breton, algo que se cae por su propio peso cuando en el mismo texto yo critico en Breton su compromiso con el partido comunista a caballo de los 20 y los 30 (que lo llevó hasta a darle al grupo surrealista una organización similar, en algunos aspectos, a la de aquella capilla de fanáticos) y la ingenuidad con que apoyó al oportunista Garry Davis, como podía haber señalado, en 1950, que se dejara engatusar por el negrinista Vivanco, o, después, que diera el poder que dio a un intrigante como Schuster. Son solo algunos casos, porque las intervenciones de Breton fueron siempre incesantes, y es imposible que no se den, y hasta menudeen, deslices y errores, algunos de los cuales, con respecto a sus primeras décadas, él mismo apuntó en las Entretiens (nada que recuerde la famosa “infalibilidad”, sello que refuta una infinidad de ejemplos).
Por lo que se refiere al grupo de París en los años 40, no puedo sino remitir a la extensa reseña que aquí mismo hice de la obra de António Cândido Franco sobre el surrealismo portugués, cuando escribe cómo Ruptura inaugural y la exposición de 1947 “representan en la historia del surrealismo momentos de gran significación, pasos de envergadura gigantesca, que volvieron a poner al movimiento surrealista en contacto con la ruta perdida, apartándolo de aquellos que le estaban chupando la sangre. La exploración del espíritu, el viaje por las tierras interiores, sin olvidar lo que ese viaje implicaba para la liberación social, pero ahora sin lapsus, volvía a ser el itinerario natural de un movimiento que nació para dar al mundo una nueva revolución, en un dominio solo por él presentido, y no para seguir de manos amarradas a la espalda las revoluciones de los otros, aplazando, o incluso haciendo prescribir, aquella para la que había nacido”. “El momento en que Cesariny capta París, a los 24 años, es de los más cristalinos; solo tiene paralelo, e incluso así a distancia, dado el verdor del propósito inicial, con lo que ocurre en 1924”, naciendo pues el surrealismo portugués, a juicio de António Cândido Franco (cuyo pensamiento, por lo demás, se sitúa en la encrucijada del surrealismo y el anarquismo), “de uno de los raros picos del surrealismo en general”. En ese pico se sitúan también los rumanos y los chilenos de Mandrágora, y si otros prefirieron no alcanzarlo, no fue desde luego, por las carencias del grupo. (Como siempre, abro una única excepción con la crítica formulada por Antonin Artaud.)
Sobre Patrick Waldberg y Roger Caillois refrendo lo que dije, y en cuanto a Matta, haya o no haya “humanismo”, después de que Breton escribiera su texto de 1947 (segundo que le dedicaba) ya había pasado su mejor floración, y no se trataba, precisamente, de estancarse en sus genialidades, al margen de parecerme irrisorio pensar que la expulsión de Matta haya tenido cualquier relevancia para el surrealismo (expulsión además que lleva 25 firmas, pero que parece, como de costumbre, endosársele solo a Breton). No comparto yo el encandilamiento que siempre ha producido la obra de Matta entre muchos surrealistas, pero si eso lo respeto, no así el encanto por su persona: lástima que en su día tirara yo a la basura las últimas páginas del catálogo que en 1983 le dedicó el Ministerio de Cultura español, con las entusiastas fotos en que aparecía junto a Pablo Neruda en la Isla Negra, junto a García Márquez en México y junto a Rafael Alberti en Madrid, porque las hubiera reproducido aquí, aunque dándoles una semana de caducidad, ya que en un espacio de signo ascendente como este no hubiera dejado que se enquistara ese trío de energúmenos –¡hasta ahí podríamos llegar!

Autobiografía de Germaine Berton


En la subasta del Hôtel Drouot que tuvo lugar el 14 de mayo, apareció una libreta inédita de Germaine Berton, titulada La dionysiaque d’Unam. Aunque la identidad de Germaine Breton es perfectamente conocida, merece reproducirse, traducido, el comentario que hace Claude Oterelo de este excepcional documento:
“Esta libreta es el testamento y la autobiografía de Germaine Breton.
En ella ofrece el testimonio del asesinato que ha cometido, de su relación con Philippe Daudet, de las sociedades ocultas a las que se había adherido, de su matrimonio con el holandés Paul Burger y de sus años en Alemania.
Pero sobre todo esta libreta es una exposición precisa de las doctrinas esotéricas que compartía, inspiradas en Jung y en Nietzsche.
En marzo de 1923, Marius Plateau, secretario del diario L’Action Française, fue asesinado por una anarquista de 20 años, Germaine Breton. Su objetivo era el redactor-jefe y político Léon Daudet, pero este escapó. El asesinato fue apoyado por los movimientos de izquierda, y considerado por ellos un acto heroico.
El primer número de La Révolution Surréaliste, aparecido el 1 de diciembre de 1924, honraría a Germaine Breton reproduciendo su retrato rodeada de los de los surrealistas.
Durante la reclusión de Germaine Breton en St. Lazare, Daudet fue de nuevo sujeto de actualidad.
El 24 de noviembre de 1923, su hijo Philippe, tras una intervención de la policía en una librería anarquista, apareció «suicidado» por una bala de pistola en el asiento trasero de un taxi.
Asesinato, afirmaba Daudet, suicidio, replicaban los anarquistas. Entre esos rumores, una hipótesis sostenía el deseo del hijo de Léon Daudet de entrar en el movimiento revolucionario, para prevenir una eventual tentativa de atentado contra su padre.
Philippe Daudet habría tenido una relación amorosa con Germaine Breton. Lo primero que hizo ella cuando salió en libertad fue visitar la tumba de Philippe.
Al final de la libreta, Germaine Breton afirmaba que, si tenía una razón para vivir, era la de publicar sus enseñanzas y doctrinas esotéricas, y que una vez cumplido su objetivo se suicidaría.
En junio de 1942 acabó sus memorias y en seguida se tragó una dosis masiva de Veronal.
La libreta, dirigida a Albert Béguin, contiene igualmente una carta autógrafa de mayo de 1942 dirigida a este para que editara la libreta, sin éxito.”
Entre el resto de lo subastado, destacaría yo un dibujo de 1962 de Jorge Camacho, titulado El cojo se rebela y dedicado a André Breton con el pie “La belleza será convulsiva o no será. A. B.”; un precioso dibujo de Man Ray para una publicación de Sasha Pana; y la cachimba de opio en marfil que compró en Hanoi el coronel James Vaché, y con la que debió quitarse de en medio su hijo, nuestro viejo amigo Jacques.


Mélusine/Da Costa

Este reciente número de Mélusine se ocupa de “El surrealismo y las artes del espectáculo”, y sobre todo del apartado teatral, con una pieza inédita (dadaísta) de Ribemont-Dessaignes y artículos sobre Dalí, Gellu Naum, Luca y su admirable “teatro de boca”, Ionesco como “heredero del surrealismo” (aunque los surrealistas nunca lo han reconocido como tal, empezando por que en el surrealismo no existe la noción de “herencia”), Claude Gauvreau y su lenguaje “exploreano”, Pieyre de Mandiargues, Breton, Artaud...
En la sección de “Variedad”, hay un estupendo artículo de Richard Spiteri sobre “Péret y la silueta de Baudelaire”, al que solo le falta señalar cómo, en el juego del “Ouvrez-vous?”, Péret, a la pregunta de si le abriría la puerta a Baudelaire, respondió: “Sí, con una intensa satisfacción”.Hay también en esta sección un texto sobre Prévert y otro, de Marc Kober, sobre el egipcio Cossery, cuyo centenario fue el año pasado.
Por último, en la sección “Documentos”, Henri Béhar se ocupa de una serie de dedicatorias de y a Breton, por Péret, Carrouges y Saint-John Perse, aportando un interesante anuncio: la publicación próxima de un florilegio de dedicatorias bretonianas por Dominique Rabourdin, de título La legende des minutes (el Manifeste du surréalisme se lo dedicó Breton a Péret con esas palabras).
*
Recomiendo fervorosamente –tardaré aún algunas semanas en hacerle la reseña– la edición facsímil de la Encyclopédie Da Costa que acaba de publicar la Bibliothèque Mélusine en el mejor de los 22 números que ha publicado de 1986 a 2014. Era esta una de las “revistas” más secretas e insólitas del medio siglo, y yo mismo solo conocía algunos artículos sueltos. Al tener raíces en Acéphale, pensaba tratarse de una publicación comandada por Bataille y sus amigos, pero en realidad su figura clave fue Robert Lebel, lo que la sitúa en el corazón del surrealismo, y además en el tal “pico” de que hablaba António Cândido Franco.
Tras las 80 páginas de sus tres fantásticos fascículos (1947-1949), que componen una obra maestra del humor mistificador, hay 300 en que Pierre-Henri Kleiber efectúa un estudio verdaderamente extraordinario, apasionante, que convierte a este volumen en una de las grandes publicaciones de 2014.
Pierre-Henri Kleiber, L’Encyclopédie «Da Costa» (1947-1949). D’Acéphale au Collège de ’Pataphysique. Fac-similé intégral, Bibliothèque Mélusine, L’Âge d’Homme, 2014.


martes, 10 de junio de 2014

“Flor negra. Sol de revuelta”

Esta exposición tuvo lugar en el año 1969 en La Haya y Scheveningen, aludiendo el título a los acontecimientos de mayo del 68 y a la revuelta de los provos holandeses. Como se podrá apreciar, fue una exposición de una extraordinaria fuerza internacionalista, y además tuvo un impacto muy superior al que puede desprenderse del catálogo. Por ambas cosas, debe señalarse el hecho de que, inaugurada el día 2 de octubre, haya precedido en solo dos días la publicación en Le Monde del Cuarto canto de Jean Schuster, donde este abandonaba el surrealismo histórico para instalarse beatíficamente en el “eterno”, arrastrando en esa decisión a unos cuantos colegas que habían caído en la pusilanimidad, y ofreciéndole en bandeja al estamento académico –¡por fin!– una fecha de defunción del surrealismo avalada por sus propios adalides.
Claro que –lo que no era difícil de saber– el surrealismo estaba entonces en La Haya, en Lisboa, en Chicago, en Bruselas, en São Paulo, en Praga, etc. Y hoy lo que nos interesa no es “El cuarto canto”, sino “Flor de revuelta” y las afirmaciones y manifestaciones en marcha del movimiento surrealista.
¡Y atención a la fantástica foto de Willem Wagenaar que cierra el catálogo!
florderevuelta.pdf

Ráfagas

Recomendamos hoy la página de una de las figuras más destacadas del grupo surrealista sueco. Se trata de Niklas Nenzén, presente en Stora Saltet con dibujos, en Diabolik con comics y en Lucifer con collages. Stora Saltet fue el magazín del grupo entre 1995 y 1998. Diabolik, la primera revista cómic del surrealismo. Lucifer la lanzaron en 1999 John Andersson y el propio Niklas Nenzén, quienes formaron luego, junto a Joakim Hansén y Peter Bigestans, la Coalición 4, que expuso en 2005 y 2006. En el primer número de Hydrolith encontramos de Nenzén los dibujos de Our ladies of sorrow –aquí tenemos el que corresponde a Anesidora– y un muy denso ensayo sobre el surrealismo y el gnosticismo.


*

Como sigue en París la exposición de Ody Saban, una artista de tan rico imaginario, he aquí otra de las pinturas que aparecen en ella, titulada Hace sol a pesar de nuestros muertos (2013), acrílico con fotos retocadas sobre el lienzo:


*

He aquí el soberbio Retrato encontrado del Marqués de Sade, que tenemos gracias a Sasha Vlad. Por los mismos días que yo lo descubría (al consultar los discos compactos de los festivales surrealistas de Londres), Dan Stanciu, en el acuse de recepción de mi libro de fotos Disparos del archibrazo, me resaltaba una de ellas, al verla como otro “retrato” del divino marqués, petrificado en el granito de los caminos de la lusitana Serra da Estrela.


*

São Paulo, que acabamos de nombrar como bastión del surrealismo allá por 1969, lo sigue siendo actualmente, con la presencia constante de Sergio Lima, pero también con la del grupo deCollage. Alex Januário es el autor de esta nadjiana caja que no puede ser hermética, y Marcus Salgado ha sorprendido el momento en que “El león totalquímico devora el sol”.




*

En Tolosa, prosigue la labor incansable de Jean-Pierre Paraggio, con sus invenciones plásticas, sus ediciones, el boletín l’impromptu y la hoja Soapbox. Este es un bello dibujo de 1996:


*

De París me llega este collage con la presencia de uno de nuestros maestros. Lou Dubois, con su inventiva inagotable, nos hace aquí ver doble, porque, en efecto, “hay que estar siempre ebrios: esa es la única cuestión”.


*

Las flamantes Éditions Prairial acaban de reeditar por primera vez uno de los libros claves de Robert Gilbert-Lecomte, La vie l’amour la mort le vide et le vent, celebrado cuando apareció, en 1933, por Antonin Artaud. También, La belle France, de Georges Darien, maestro de la Revuelta. Imposible un mejor comienzo editorial.

*

En el Jeu de Paume, hasta el 21 de septiembre, se celebra la exposición de Kati Horna que hace unos meses tuvo lugar en México. Esperemos tener mejor suerte con el catálogo, ya que en su momento me fue imposible conseguirlo, tras el típico “ya le avisaremos”.

martes, 3 de junio de 2014

Metamorfosis animadas


Jan Svankmajer, Juegos viriles, película, 1988
Un bello catálogo plagado de ilustraciones (algunas muy curiosas), y con breves y buenos textos (sin un solo lunar), acaba de publicarse para acompañar la exposición “Metamorfosis. Visiones fantásticas de Starewitch, Svankmajer y los hermanos Quay”, que transcurre hasta el 7 de septiembre en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y desde el 2 de octubre hasta el 11 de enero en La Casa Encendida (Madrid).
Jan Svankmajer no necesita presentaciones. Como maestro de la animación, aparece aquí asociado al polaco Ladislas Starewitch (1882-1965) y a los gemelos Quay (1947), estadounidenses en Europa que en 1984 filmaron el admirable cortometraje The cabinet of Jan Svankmajer.
La directora del catálogo, Carolina López Caballero, es quien lo introduce, para a continuación abrir el desfile un texto de Brian Dillon sobre los gabinetes de curiosidades. El de Pascal Vimenet muestra el diálogo entre tres obras que son ciertamente, como él señala, irreductibles, vistos los cuerpos-marionetas de Svankmajer como “resaca del movimiento surrealista”, cuando en realidad son manifestación plena del mismo. Andrés Hispano se detiene en el imaginario común del trío de “irreductibles”, enfocando una serie de fuentes, temas y motivos compartidos (el bosque, el cuento tradicional, los animales, los muñecos, lo siniestro, la ciencia...). Ya en el abordaje de cada uno de los cineastas, François Martin se ocupa del cine de Starewitch y Jordi Costa tanto de los hermanos Quay como de Svankmajer. El texto dedicado al cineasta surrealista lleva por título “Teoría y práctica de la subversión. Una iniciación al inconsciente táctil de Jan Svankmajer”, y concluye, tras señalar su amor de lo gótico, del humor negro, de las mistificaciones y de los laberintos, con estas palabras: “Jan Svankmajer necesitaría una categoría nueva para ser definido o clasificado con propiedad. De momento, y a falta de algo mejor, podemos considerarlo un Maestro de Vida, alguien que nos ha dado el mejor consejo que jamás podrían darnos: «Para ver, cierra los ojos»”.
La sección documental se reparte en dos textos de Starewitch, uno de los hermanos Quay y, de Svankmajer, el maravilloso “Decálogo”, un escrito sobre los gabinetes de curiosidades y una interesante entrevista en que habla del surrealismo, de los objetos, de la infancia, de Eva Svankmajerova, de la animación y de su nuevo guion, titulado “Insectos”, que él caracteriza como kafkiano y “acentuadamente misantrópico”. Sobre el surrealismo dice:
“Existen muchos malentendidos en torno al surrealismo. Los historiadores del arte lo consideran una de las corrientes vanguardistas de la primera mitad del siglo XX. Desde su punto de vista, el surrealismo está muerto desde hace más de sesenta años. En el vocabulario general, la palabra surrealista se usa como sinónimo de algo insensato, absurdo. Sobre todo hay que decir que el surrealismo no es arte. No existen ni pintura surrealista ni cine surrealista. Hay que decir «surrealismo en el arte», «surrealismo en la pintura» y «surrealismo en el cine». Y es que no existe ni estética surrealista ni un método surrealista, ni tampoco una escuela surrealista. El surrealismo representa cierta visión de la vida y del mundo; yo diría una visión mágica de la vida y del mundo. El surrealismo me enseñó tres cosas: primero, me quitó el miedo a lo colectivo, porque el surrealismo es una aventura colectiva; segundo, desarrolló mi imaginación, que llegó a adquirir unas dimensiones insospechadas; y tercero, me enseñó que solo existe una poesía, así que no importa qué método usemos para abordarla”.
Al referirse a la animación, Svankmajer rechaza la animación digital:
“La animación es magia y el animador es un chamán. Al parecer, nuestros antecesores, a través de la fuerza de su mente mágica, eran capaces de dotar de vida a la naturaleza inanimada. Nosotros necesitamos de la tecnología para hacerlo posible. El uso de la tecnología no ha de ser ostentoso, tal y como sucede –según creo yo– en el caso de la animación digital. Lo que no me gusta de la animación digital es, sobre todo, que carece de la faceta táctil. La realidad virtual representa una realidad impoluta y, por lo tanto, carece de la dimensión emocional y sensual”.
El texto sobre los gabinetes de curiosidades es magnífico, y concluye con unas interesantísimas notas sobre la composición del propio gabinete de curiosidades que los Svankmajer han construido en el caserón de Horni Stankov. El cineasta los opone a los museos y galerías, mostrando cómo erigen el mundo mágico de la imaginación frente al mundo racional de la civilización:
“El mundo mágico no está sujeto al historicismo ni a la jerarquización de los valores: no conoce el término productividad o habilidad humana, evita la palabra arte, y más aún términos como éxito o comercio. En el mundo mágico, lo único que es decisivo es el poder de la imaginación. Por eso en un gabinete de curiosidades pueden convivir fetiches del Congo, conchas del fondo del mar, dibujos hechos por mediums y locos, pinturas del Bosco o los paisajes abstractos de Tanguy, recipientes de alquimia de Giambattista della Porta, grabados de historia natural de Gesner o Albert Seba, o dibujos de Hercules Seghers junto a las criaturas erótico-grotescas de Schröder-Sonnenstern, las piezas artísticamente «degeneradas» de las colecciones del castillo de Ambras, la arquitectura del palais idéal del cartero Cheval, las pinturas ensambladas de Arcimboldo, la pintura paranoico-crítica de Salvador Dalí, las «Raíces» de Styrsky, etc. Todos estos artefactos son equiparables y no importa dónde, cuándo y por quién han sido creados, tanto si los ha creado el ser humano como si han sido obra de la naturaleza o bien del azar. Es la «dignidad mágica» –que tiene como única función la «metamorfosis de la vida»– lo que los une”.
Este catálogo dispone al final de la traducción en inglés de todos los textos. Y en cuanto a la exposición, un completísimo documental puede verse en la siguiente seña:

Jan Svankmajer, El supermacho, collage, 1997

Sotère Torregian/ Les Coleman

Damos un enlace de interés, dedicado al surrealista independiente de Newark, Sotère Torregian. Espíritu muy bretoniano, Torregian ha visto recientemente reeditada la selección de sus poemas The Age of gold (1967-1975), aparecida en 1976 y que ahora, ampliada, reaparece en Rêve à Deux, la editorial de Richard Waara. En 2012 se publicó la última recopilación de Torregian, titulada On the planet without visa.
En California, Torregian llegó a contactar con Philip Lamantia, quien le escribió la introducción de The wounded mattress (1970). Este enlace que damos interesa también porque incluye un soberbio “manifiesto” de Torregian, firmado en abril de este mismo año.
*
El mismo día que buscaba en la red las fechas de los libros de aforismos de Les Coleman, di con una nota sobre él publicada hacía muy pocas horas, y que hasta es la única nota importante que parece estar disponible en este medio. Me place mucho remitir a su lectura, añadiendo por mi parte, aunque a mí me haya sido imposible hasta ahora obtenerlas, que hay dos traducciones de sus aforismos a la lengua francesa: Impensées (Hourglass, 1994) y Je suis trop vieux pour mourir jeune (2005).
http://www.telegraph.co.uk/news/obituaries/9903438/Les-Coleman.html