He aquí otro
nuevo número magnífico de los cuadernos peretianos. Se consigue a la vez hacer
una revista muy bella, maravillosamente ilustrada y de materia variada y
fascinante. Es cierto que gran parte del contenido ya es conocido, pero es muy
diferente ver artículos y documentos de y sobre Péret insertos en este contexto
de lujo visual.
Limitándome a
señalar lo que me ha parecido más relevante, empecemos por la primera sección,
es decir por los “dosieres”. El primero se consagra a Péret y el arte y lo abre
el ensayo clásico de José Pierre sobre Péret y la pintura, aparecido en el
volumen de Goutier; lo complementa un trabajo muy completo de Dominique
Rabourdin en que enumera las efemérides de Péret y los pintores que lo
interesaron. Sigue el prefacio a la exposición neoyorquina de Seligmann en 1952
(solo disponible hasta ahora en la revista Pleine Marge), textos sobre
Granell, Leonora, Tatin (este reproducido en 2016 en la edición facsímil del Almanach
de l’art brut) y las artes primitivas y populares. Los otros dos dosieres
se ocupan de Posada y de Styrsky, que
no es tan poco conocido como se dice, y que disfruta desde hace unos años en
lengua inglesa del monumental y exhaustivo libro de Karl Srp.
La
correspondencia con Seligmann no ofrece mucho interés y palidece ante la genial
carta de Tatin que Breton publicó en La Brèche y que se acompaña aquí de
la respuesta que Breton le dio.
Desde el punto
de vista ensayístico novedoso, hay un auténtico plato fuerte en este número: un
estudio de Gérard Durozoi sobre Péret, el “abstractivismo” y Charles Estienne,
que no es menos que extraordinario. Admirable trabajo, que ilumina un debate
central en la mitad del siglo y que aún colea. Los cuadernos aprovechan para
enfocar la figura de Estienne, como hacen luego, en suerte de homenaje, con la
de Iván Tovar, reproduciendo el brillante texto que le dedicó José Pierre en su
Abécédaire.
Confirmando lo
que antes señalé, o sea el realce de los trabajos que aparecieron en otro medio
y ahora lo hacen en el esplendor de estos cuadernos, nos encontramos con el
fabuloso ensayo de Péret sobre el arte popular mejicano, y en especial el de
las pulquerías. Pero además, ocurre que solo se conocía la traducción inglesa y
en las obras completas aparece traducido de ella, mientras que ahora se ofrece
la versión original. En esta sección
de documentos tenemos también el texto que en Paris Soir dedicó Péret a
la adquisición por parte de Seligmann del monumental tótem krikiett que se
trajo a Francia, al Museo del Hombre, donde se encuentra instalado en un
entorno espantoso. No se lee con indiferencia la exposición que hace Seligmann
de esa turbia adquisición, ya que la palabra expolio preside esa
lectura. Una devolución a los indígenas canadienses sería lo más apropiado. Al
menos para que lo pongan en medio de un bosque.
Hay más
documentos (textos del propio Seligmann, Adrien Dax, José Pierre) y las
habituales secciones de Potlatch y Actualidades, para redondear esta nueva
entrega.
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Robert Tatin, Tótem de André Breton
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