sábado, 30 de abril de 2022

"L'Écart fantastique"

En Les Yeux Fertiles, con presentación de libros de Bernard Roger y David Nadeau:




domingo, 24 de abril de 2022

Alain Joubert y las cajas negras

Alain Joubert, por Nicole Espagnol

Tras un par de años sin pasarme a ver el buzón de mi antiguo local de trabajo (ya que había dejado de esperar nada en él), me encuentro con un paquete remitido por Alain Joubert en enero de 2021, o sea dos meses antes de morir a los 85 años (de viejas dolencias, pero como le hicieron la aberrante "pcr" y dio positivo, en seguida se apresuraron a decir los canallas y los incautos -¿hasta cuándo van a seguir siéndolo?- que había muerto "de cóvid", todo ello si es que, como resulta aun más probable, no lo ejecutó el fascismo político-sanitario aplicándole sus siniestros "protocolos").

Este correo de ultratumba contenía la preciosa colección poética de L'Autre côté des nuages y las Chroniques de La Boîte noire. El primero de estos libros yo lo pedí y reseñé en "Surrealismo internacional"; en cambio, poco proclive a las novelas negras (exceptuadas las de Chandler, que me debo haber leído unas siete veces, y por supuesto las de Léo Malet), no llegué a encargar el segundo de estos libros, temeroso de que fueran meras reseñas de novelas francesas desconocidas. Craso error, ya que lo que hace Joubert es tomar diferentes novelas (francesas o traducidas) e irse por los cerros de Úbeda, o si se prefiere por los más variados caminos de la poesía, el humor, la fantasía y el desafío, sin que tenga la mínima importancia para el lector conocer o no esas novelas. Se trata pues de un libro Joubert cien por cien, con su estilo y desparpajo inimitables, a partir de la ingeniosa idea de que cada uno de estas novelas que lo incitan tiene su "caja negra", reveladora.

Son crónicas aparecidas en La Quinzaine Littéraire entre los años 2002 y 2004. Joubert nos descubre que se aficionó a esta forma literaria desde casi niño, para lo que fue decisiva la célebre Série noire del viejo surrealista Marcel Duhamel (fundada en 1945), aunque sin olvidar la saga de Fantomas y al citado Malet; sumados luego un Boris Vian o un Manchette, se consiguió así, a su juicio, dar un nuevo vigor al exangüe género novelístico.

Estas son páginas que se leen de un tirón, escritas con ese tono conversacional, esa vivacidad, ese dinamismo y esa versatilidad tan suyos y tan llenos de frescura que se van a echar muy en falta en años venideros, por no decir que se echan en falta ya, puesto que las intervenciones de Joubert eran asaz frecuentes.

Polemista nato, Joubert salpica sus crónicas de puntualizaciones por lo general certeras: al arte pop, al "body art", al situacionismo y al caduco Vaneigem, a los intentos de "institucionalización" del surrealismo, a la "escritura femenina" o "feminista" ("¡qué horror!", identificándose en la cuestión con Annie Le Brun), al "trabajo sobre el lenguaje" ("¡qué horrible fórmula!"; y yo recordaría al poeta neorrealista Carlos de Oliveira, que se hizo una antología titulada Trabalho poético, pero aquí me cuesta no citar a Joubert por extenso: "Están persuadidos, estos desdichados, de que el trabajo sobre el lenguaje (¡qué horrible fórmula!) conduce derecho a la poesía, y no se dan cuenta de que es la libertad del lenguaje lo que les ofrece su lecho. Se afanan cuando hay que ser aéreo, se toman en serio cuando hay que abrirse a la fantasía (incluso grave), se aferran desesperadamente a lo que llaman lo real cuando se trata de añadir una dimensión al universo interior. Se los escucha religiosamente, lo que es muy mala señal. Pasemos de largo. Hay como un olor a moho"). Hay al final del libro incluso una crónica demoledora, titulada "Castrorama", en que ajusta cuentas definitivas al terrorífico régimen cubano, cuyas primeras infamias no dejó en su tiempo pasar la compañera de Joubert, Nicole Espagnol; son páginas perfectas, que siempre serán necesarias, cuando algunos surrealistas o cercanos al surrealismo han sido y siguen siendo complacientes con dicho régimen (y Joubert no deja de nombrar al sobrevalorado Dionys Mascolo).

Aflora también aquí y allí el Joubert cinéfilo, que capta de inmediato la autenticidad y valía del cine de un Kaurismaki o un Svankmajer. Y hay apuntes muy finos sobre Duchamp, Mayoux, la irreductibilidad bretoniana o el género musical, señalándose una vez más desde posturas surrealistas las limitaciones de la música instrumental, pero a la vez mostrando simpatía hacia el gran Jack Teagarden en contraste con la hostilidad hacia el misticismo ridículo de un titán del jazz como Coltrane.

El libro se enriquece maravillosamente con 17 "imágenes-ecos" de Nicole Espagnol, a cuya incisiva mirada fotográfica nos hemos referido en otras ocasiones.

Dedicándome su libro "con una mirada cómplice", y cerrando su carta con un "Amistosamente y en toda complicidad", Alain Joubert volvía a valerse de la palabra favorita con que ha designado nuestra breve relación, que tanto me ha honrado pero que, por un despiste suyo al no anotar mi nueva dirección, se vio al final truncada. Algunas ideas como la del "Gran surrealismo" o la fascinación por la mecánica cuántica, yo no las compartía, pero eran pecata minuta, y en efecto lo que predominaba era una complicidad en todo lo esencial, a partir de su revuelta contra el entierro del surrealismo en 1969 pero consolidada por sus acuciantes intervenciones de todo orden, siempre fiel a las propuestas y posturas más genuinas del surrealismo.

Foto de Nicole Espagnol

viernes, 22 de abril de 2022

Alain Joubert y Toyen

Toyen, El tablero de ajedrez, 1963

En la primavera de 2015, la revista L'Échaudée, donde era habitual la firma de Alain Joubert, publicaba unas preciosas notas suyas sobre Toyen tituladas "Toyen, petits faits et gestes d'une très grande dame", que yo noticié en "Surrealismo internacional". Esas páginas han sido convertidas por Ab irato en un verdadero libro de bolsillo.

La pintura de Toyen que acompañaba el artículo de L'Échaudée, perteneciente a Joubert y su mujer, aparece dividida en la cubierta del libro, por lo que la doy aquí completa. Y no hago ahora comentarios al escrito de Joubert, porque ya están hechos en la reseña de 2015. Sí que conviene apuntar que Toyen ha sobrevivido hasta fechas muy recientes al parasitismo del feminismo antisurrealista, pero ya no, o cada vez menos. Con motivo de la exposición parisina, circula un documental en el que, pese a la intervención de Jean-Claude Silbermann o Dominique Flandre, nos encontramos a la directora aplicándole la cartilla feminista y ya al final de todo a un deplorable por no decir idiota "commisaire-priseur", cuando pensábamos que al menos le darían un par de minutos la palabra a Annie Le Brun (quien por suerte se ha encargado de la referida retrospectiva). Se hace hincapié en el triste final de Toyen indicando que ya nadie iba ni a verla: ¿ni siquiera Annie Le Brun o Georges Goldfayn? Yo no me lo creo.

Por suerte, la colección Phares le dedicó, también en 2015, un bello número, con dirección idónea de Dominique y Julien Ferrandou, que nos resarce de este reportaje de ahora. Y por cierto que en él intervenían Alain Joubert, Georges Goldfayn y Annie Le Brun. Esta desigual colección de Phares al menos ha salido airosa del retrato que nos deja de las tres figuras más grandes del surrealismo: Breton, Péret y Toyen.

Exposición de Praga, en 1945

Lo que el poeta Melchor López vio en Lanzarote

Melchor López, poeta de Canarias, con una rica trayectoria iniciada en 1995 con Altos del sol y continuada hasta nuestros días, reside desde hace unos cuantos lustros en Lanzarote, la isla a que Agustín Espinosa dedicó el bello libro Lancelot, 28º-7º, una de las obras claves de la cultura de Canarias, anterior en cinco años a Crimen, con que Espinosa se consagró como escritor surrealista.

Buscando hace unos días un collage de Anne Éthuin en el trabajo (espléndido) que Marianela Navarro dedicó al poeta y pintor también canario, y tan cercano al surrealismo, Juan Ismael (Los sueños del durmiente. Encuentros con el foto-collage de Juan Ismael, 2007), me deparé con este collage de Melchor López, titulado Vuelven los celestes y datado en 2000:


Inquirido por su labor con los collages fotográficos, Melchor López nos escribía:

"Llevo años, décadas, componiendo fotomontajes; siempre a rachas con intervalos de años entre ellas. Pocas cosas me gustan más, pocas cosas encuentro más placenteras que empuñar unas tijeras -soy hijo de modistilla- y recortar la silueta del cuerpo de una mujer desnuda. Y ese placer es mucho mayor si esa mujer recortada es, como ocurre muchas veces en mi labor de alquimia erótica, objeto real de mi deseo.

Cada vez encuentro menos tiempo para esa práctica. Hace dos años atrás conseguí abrir una puerta en el horror cotidiano y compuse, sentado en otra orilla, la segunda parte de una serie de fotomontajes que he titulado Lo que vi en Lanzarote y otros pertenecientes a otra serie titulada Lo que vi en Tenerife. Todos los fotomontajes que he compuesto los he regalado a mis amigos. De esas dos últimas series conservo escaneados casi todas las piezas. Te las adjunto a continuación en archivos."

Si Vuelven los celestes, con sus Roques de Anaga, debe pertenecer a la serie Lo que vi en Tenerife, la serie que nos ocupa aquí es la lanzaroteña, compuesta por siete imágenes deslumbrantes, que creo hubieran regocijado a Agustín Espinosa, quien no solo fue el descubridor literario de tan extraña isla, sino un erotómano consumado:








El cuarto collage de esta serie, con su multitud asombrada, me recordó al instante el cuadro de Richard Oelze Expectación, pintado en 1934-1935 y nombrado aquí hace poco a propósito de una portada del bluesman Little Walter, en que era reproducido. A su vez, Expectación evocaba la fotografía de Eugène Atget El eclipse, que apareció en la portada del número 7 de La Révolution Surréaliste (1926) transformada por el título Las últimas conversiones. Si en la pintura de Oelze los espectadores miran hacia el cielo sombrío y amenazante de aquellos tiempos, y en la Plaza de la Bastilla estaríamos ante un puñado de flamantes adictos al "nuevo mal del siglo", como lo definió Espinosa, en el fotomontaje de Melchor López lo maravilloso absoluto irrumpiendo en la ya de por sí fascinante naturaleza de la isla canaria más africana es lo que concita las miradas de la multitud. Tanto en el grupo de Oelze como en el de Melchor López, tan similares hasta en el sombrerismo que las hermana (hasta el punto de  que yo, en un primer momento, pensé que el recorte procedía de alguna reproducción del cuadro de Oelze), hay alguien que en cambio mira hacia atrás.


miércoles, 20 de abril de 2022

Anne Éthuin, 1980

Este pequeño catálogo de collages de Anne Éthuin cuenta con un característico ensayo de Gérard Legrand:







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Por lapsus, el pdf del número homenaje a Anne Éthuin de la revista canadiense La Tortue-Lièvre repetía la página 15 en el lugar de la 9. Ya este error ha sido subsanado.

martes, 19 de abril de 2022

Henri Ginet, 1977

He aquí el catálogo de Henri Ginet al que hace referencia Natan Schäfer, con el artículo de Roland Giguère que reproduje yo más otros igualmente interesantes de Jacques Lacomblez, Georges Goldfayn, José Pierre, Alain Joubert y Édouard Jaguer (¡qué plantel!):

henri ginet en terre de memoire

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No se puede tener una imagen completa de Henri Ginet si no se conocen sus vibrantes e incisivas intervenciones en el célebre coloquio sobre el surrealismo celebrado en Cerisy el verano de 1966. Aparte organizar la jornada sobre cine y surrealismo, intervino con energía y lucidez en los debates sobre Bachelard, la palabra "surreal", el teatro, el azar objetivo, el dadaísmo y el cine (debate este último abierto por Georges Sebbag). Henri Ginet era no solo un originalísimo y potente artista, sino una personalidad vigorosa del pensamiento surrealista.

sábado, 16 de abril de 2022

Jean-Pierre Lassalle: "Diramant", "Retour de Rodez"

Pocas figuras he conocido en el surrealismo tan nobles, cordiales y generosas como Jean-Pierre Lassalle. Creador de un lenguaje propio riguroso y exigente, y con un imaginario lleno de obsesiones poéticas sorprendentes, Lassalle ha sido también un ensayista de envergadura, a quien debemos multitud de notas y reseñas que esperamos sean recopiladas algún día. Su fidelidad al surrealismo lo ha llevado a a manifestar una curiosidad insaciable hasta por sus últimas expresiones, lo cual es bastante raro entre surrealistas de su generación y aun posteriores. Al salir la primera edición de Caleidoscopio surrealista, en seguida la obtuvo y hasta le dedicó una reseña encomiástica, pese a que el artículo que yo le consagraba dejaba bastante que desear (de hecho fue uno de los más alterados en la segunda edición, y por eso hoy transcribo esa segunda versión).

Como homenaje al signo incandescente de Jean-Pierre Lassalle, presento dos de sus libros en la edición original: Retour de Rodez, de 1964 (aunque escrito en 1957-1958), y Diramant, recopilación de 1969 con textos extraordinarios como en particular "Le passage des Andes". Uno de ellos es casi imposible ya de conseguir, y del otro se ofrecen pocos y caros ejemplares. 

Nuevamente, como en el caso de Robert Guyon, parece que me siento fraternalmente cronometrado con el brasileño Natan Schäfer, ya que por estos días acaba de publicar otro de sus brillantes e incitantes ensayos, traduciendo y presentando un artículo interesantísimo de Lassalle sobre surrealismo y budismo zen, en que reproduce una carta de Guy Cabanel no menos importante. Este artículo apareció en 2006 en los Cahiers d'Occitanie, donde eran habituales sus colaboraciones, firmadas con fabulosos nombres esotéricos.

Además de los enlaces a los artículos más destacados que he dedicado a Jean-Pierre Lassalle en "Surrealismo internacional", reproduzco  su respuesta a la encuesta sobre el sueño, el lenguaje y la imagen (Écoutons voir, Éditions Surréalistes, 2003, suplemento al número 4 de la revista del Grupo de París del Movimiento Surrealista S.U.RR...), donde Lassalle da algunas claves de su propia poesía, así como su breve reseña de los extraordinarios cuadros que el malogrado artista catalán David Martí dedicó a Los cantos de Maldoror, con una fascinación hacia estas obra seminal solo comparable a la que tuvo antes que él Armand Simon.

retour de rodez

diramant

surrealismo face ao zen

le grand patagon et autres poèmes

una entrevista

il convient

david martí maldoror


David Martí, Rino-Perro de Maldoror

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Jean-Pierre Lassalle (1937). En 1959, Jean-Pierre Lassalle le escribe una carta a André Breton, donde va más allá de los Grandes Transparentes, y que Breton le publica en el n. 9 de Bief. En el número siguiente aparece un artículo contra “el mito monetario”. En 1960, se lo ve en las fotos de la visita al desierto de Retz y firma un par de documentos del grupo. En 1962 publica Le Grand Patagon, en 1963 el artaudiano Retour de Rodez, en 1968 Brusquement les oiseaux, en 1969 Diramant y en 1971 Enfin Lepante, todos ellos luego en Poèmes presques suivis de La Grande Climatérique, un delicioso volumen aparecido ya en 2000. Pocos años antes Lassalle había reaparecido con fuerza en la recopilación poética La fuite écarlate (1998) y en el n. 14 de Supérieur Inconnu (1999). No menos delicioso que el libro de 2000 resultó, al año siguiente, L’écart issolud suivi d’Agalmata, compuesto en su segunda parte de poemas gráficos, collages, dibujos y postales desviadas de fines de los años 50, que Lassalle había descubierto por azar en 1995, y de un soberbio manifiesto con la idea de crear una orden de caballería poética en que esplenden las figuras de Ducasse, Jarry, Roussel, Artaud, Breton y, por supuesto, el Gran Patagón. Aun posteriormente (2007) aparecerían los poemas de Les petites Seymour, incluido el excepcional “Teoría”.

Personalidad, además de generosa, culta e inteligente, y de insaciable curiosidad, Jean-Pierre Lassalle es un excelente crítico, como demuestran sus artículos sobre las relaciones de Breton y el surrealismo con la masonería (así, en el n. 1 de Histoires littéraires) y en general el pensamiento esotérico (así, “Forja y alquimia, o la historia de una paradoja”, en La forge et le forgeron, 2003), o el ensayo de 1976 Ubu et quelques mots jarryques, bello estudio de 26 palabras de Jarry, en que recurre a textos y grabados alquímicos, figuraciones heráldicas, imágenes del tarot, la cábala fonética, los libros de Rabelais o los tartarines de Daudet.

A Jean-Pierre Lassalle debemos muy bellos recuerdos del grupo surrealista (como los de la entrevista en Mange Monde, n. 3, 2012, o los incluidos en La bibliothèque de Marcel Duchamp, peut-être, de Marc Décimo, 2002) y finas reseñas de libros de y sobre el surrealismo en los Cahiers d’Occitanie, donde Ariel-Pelléas Serain, Jean-Pierre Crystal y A. Crystallo son nombres esotéricos suyos, el cristal sin duda correspondiéndose con la diáfana nobleza de su talante.

Siempre cercano al surrealismo, incluso en sus últimas singladuras, no sorprende encontrar a Jean-Pierre Lassalle en la encuesta de la revista S.u.rr… sobre el sueño, el lenguaje y la imagen (2003), y, como poeta, en el n. 8 de la cuarta serie de Brumes Blondes (verano de 2010).

Como dijo André Breton, Jean-Pierre Lassalle “sabe acariciar el pájaro en la piedra”.


NOTA: Debe añadirse a esta entrada de CS que en 2018 se publicó en Le Grand Tamanoir la amplia antología Le Grand Patagon et autres poèmes, con bellos dibujos de Christian d'Orgeix.

domingo, 10 de abril de 2022

Otra colaboración entre Dan Stanciu y Sasha Vlad

No me he cansado de repetir que Dan Stanciu y Sasha Vlad, en sus trabajos en solitario como en aquellos en que aúnan sus fuerzas imaginativas, dan el más alto ejemplo de lo que puede seguir siendo la vitalidad surrealista, ofreciendo motivos para evitar el descorazonamiento a que los tiempos conducen.

Esta publicación es intraducible, dado que los juegos de palabras y otras invenciones léxicas funcionan solo en lengua rumana, pero como conocemos la trayectoria de los dos poetas, a buen seguro que este "Inventario" cubre las expectativas. Los textos son de ambos (los comentarios a los textos, solo de Dan Stanciu) y los dibujos de Sasha Vlad.

El libro consiste en una colección de "objetos" inventados según el método del cadáver exquisito. Hay comentarios sobre estos "objetos" y también comentarios a los comentarios, etc. El "objeto" reproducido en la portada se describe en el libro como "Dispositivo liberador de magma con pantalla hermética".

Otra de las ilustraciones de Sasha Vlad
para Inventar


stanciu & vlad 1

Robert Guyon

Hoy enfocamos a otra de las figuras espléndidas del grupo surrealista parisino en torno a André Breton. Adelantando a Natan Schäfer que iría a ocuparme inminentemente de Robert Guyon, me escribía, el 28 de marzo, que mantenía contacto reciente con él, y que hasta le había enviado un libro de memorias inédito sobre su actuación en el movimiento surrealista, titulado Jadis sur notre chemin... le surréalisme.

El archivo que he elaborado se compone de los siguientes elementos:

1. El artículo sobre Nerval y Oriente en el n. 6 de La Brèche (1964).

2. La respuesta a la encuesta sobre las representaciones eróticas, en la misma revista, n. 8 (1965).

3. La carta a L'Archibras, con el fabuloso "Décamerêve" del grupo lionés L'Ékart (1967).

4. Los dos ensayos en la misma revista, sobre la imagen poética y contra la pedantería de la época (números 2 y 3, 1967 y 1968, respectivamente).

5. El juego de "la jetée d'ombre", presentado en el Bulletin de Liaison Surréaliste (n. 1, 1970) por Bernard Caburet, pero concebido por Caburet, Morin y Guyon. 

6. Artículo sobre el automatismo y los fenómenos mediúmnicos, en el mismo número del BLS.

7. El "Plan poético de Lyon", n. 3 del BLS (1971), por el trío Guyon, Caburet, Morin.

8. El "Intercambio libre" con Marcuse en el n. 7 del BLS (1973), sobre "El surrealismo y la revolución" de este, intercambio en el que intervinieron también Bounoure y Abeille (cuyas palabras publicamos aquí no hace mucho).

9. En el n. 9 del mismo boletín (1974), la reproducción de una de sus piezas, titulada Nutrición de la luz sobre la memoria de un niño (1973).

10. Encadenando con la imagen anterior, un ensayo de Georges-Henri Morin, firmado en 1971 y publicado en en el n. 4 de la segunda serie de Phases.

11. Gran ensayo de 1974 publicado en el catálogo de Armes et bagages, exposición colectiva de 1975, donde Guyon alude a intervenciones anteriores.

12. Los dos ensayos contenidos en La civilisation surréaliste (1976).

13. "La luz negra", en el n. 1 de Surréalisme (1976).

14. Y saltando al año 2010, su participación en el homenaje a Jean Terrossian "15 miroirs de nuit tournés vers Jean Terrossian", L'Or aux 13 îles, n. 1, 2010.

Entre 1976 y 2010 queda el catálogo de Fluorescences, que presentamos aparte:

archivo robert guyon

catálogo

Añadamos que en la red tenemos una página de Robert Guyon, con informaciones y también reproducciones de algunas de sus "fluorescencias", que son incomparables, aunque mirando hacia atrás puedan evocar el Bodegón del zapato viejo pintado por Miró en 1937. 

pinturas fluorescentes

Robert Guyon, Homenaje a Böcklin en forma de fluoscopia
de la Isla de los Muertos
, 2000

Robert Guyon (1941). Poeta y ensayista, y, desde 1968, creador de pinturas, objetos y cuadros fluorescentes, Robert Guyon encuentra a Breton en 1964, pasando a colaborar en La Brèche. “Comme une suite à un ajour de Arcane 17”, magnífico estudio de Nerval y Oriente, aparece en el n. 6, mientras que en el último responde, también con magnificencia, a la encuesta sobre las representaciones amorosas. En 1966, con Bernard Caburet, funda en Lyon el grupo L’Ékart. En el primer número de L’Archibras, Guyon escribe sobre Breton, que acababa de morir (los poetas de Lyon dijeron al día siguiente de su muerte: “Avec vous et le vent nous avons tout ce qu’il nous faut”). En el segundo, junto al “Décamérêve” (espectacular manifiesto del grupo), Guyon firma “Quelques liens d’Imagie”, donde alude a “las vías de garaje de la estética y de la moral”. En el tercero hay otro soberbio texto: “Décidèment non, capter d’abord”, embestida al saber dominante de aquella pedante época de lacanes y telqueles. De 1968 son sus primeras realizaciones plásticas, montajes de juguetes en madera policroma.
No estaba Guyon preparado para liquidar el surrealismo, así que se incorpora al Bulletin de Liaison Surréaliste, donde aborda en el primer número los fenómenos mediúmnicos, ofrece en el tercero un superlativo “Plano poético de Lyon” (con Caburet y Georges-Henri Morin) y dialoga agudamente con Marcuse en el octavo. En La civilisation surréaliste escribe sobre el azar objetivo, y en Surréalisme presenta sus obras fluorescentes en el texto “La luz negra”, título de un libro (Lumière noire) que publicaría en 1977. Luego se distancia de Bounoure y sus amigos.
Robert Guyon colaboró también en el movimiento Phases, cuyo n. 4, de 1974, incluye un artículo de Georges-Henri Morin sobre sus creaciones plásticas. En 1984 expuso sus sorprendentes fluorescencias en la Galerie Verrière, y el catálogo vino acompañado de un diálogo con Morin. Ya en 2003 publica un panfleto contra las expectoraciones de Jean Clair, y en 2006 refrenda el manifiesto surrealista À la niche les glapisseurs de dieu!
(Caleidoscopio surrealista)

*

Al dosier de Robert Guyon hay que añadir sus respuestas a la encuesta de 1969 Rien ou quoi?, poco antes de que comenzara a colaborar con el Bulletin.

Anne Éthuin, 1994

Gran texto de Jean-Louis Bédouin, para la exposición de Anne Éthuin a fines de 1994:




Josef Janda y los "juegos viriles"

Este cortometraje de Jan Svankmajer me ha parecido desde que lo descubrí, ya hace unas tres décadas, la descripción perfecta de la siniestra afición futbolística. Lo acompañamos de uno de los poemas que componen la imprescindible recopilación de Joseph Janda Free Style, poema hecho a partir de la película y dedicado a Svankmajer.


Virile Games

It is getting tough in the penalty area.
Once in a while instead of the ball
a loose ankle flies into goal.
The audience yells enthusiastically.
Somebody always gets a yellow card.

By the way
you know the difference between an idiot and a genius?
There is none.
If you add them together and divide by two
you're left with an average citizen
deeply interested in football,
capable of almost anything.


(Se está poniendo difícil en el área de penalti.
De vez en cuando en lugar de la pelota
un tobillo flojo vuela hacia la portería.
El público grita con entusiasmo.
Alguien recibe siempre una tarjeta amarilla.

Por cierto,
¿sabes la diferencia entre un idiota y un genio?
No hay ninguna.
Si los sumas y divides por dos
te quedas con un ciudadano promedio
profundamente interesado en el fútbol,
capaz de casi cualquier cosa.)


Georges Gronier: una foto y un poema

Nunca he sido de publicar retratos fotográficos, a no ser que haya en ellos un elemento de sorpresa. Pero estaba intrigado con Georges Gronier, de quien no conocía una sola foto. Revolviendo documentos del movimiento Phases, me encontré con esta, en que aparece junto a un barbudo Jacques Zimmerman (quien por cierto aún vive, con 93 años), durante la inauguración de una muestra de Marie Carlier:


En la misma publicación, este poema suyo:

Her de Vries: "El Amor y la Poesía son unos e indivisibles"

Ni en Caleidoscopio surrealista ni en el dilatado homenaje que dediqué a Her de Vries en "Surrealismo internacional" aludo a su participación en la encuesta sobre las representaciones eróticas, publicada en noviembre de 1965 en el número último de La Brèche. Es sin embargo muy importante, no ya por la respuesta en sí como por tratarse de una de sus primeras intervenciones en el movimiento surrealista. Como contrapartida, gracias a mi despiste podemos situar hoy de nuevo a Her de Vries en prominencia, lo cual es siempre un placer:



*

Comentario de un lector: "Bellísimo el texto de Her de Vries que revisitas (como dicen los cursis) en La Banda de Fantomas. Quizá su textura y su impulso nos quedan ahora un poco lejanos en el tiempo, pero esa distancia es sin duda una deficiencia, y la deficiencia, ay, no es en absoluto imputable a de Vries sino al tiempo, a nosotros, y al estrago de este tiempo indigente en nosotros, que no hace sino ahondarse día tras día".

*

Una nueva adición: su respuesta, sellada, como todas sus intervenciones, por la nobleza de espíritu y de miras, a la encuesta de 1970 "Rien ou quoi?":






sábado, 9 de abril de 2022

A Anne Éthuin, en su nube de fuego

Personalidad vigorosa, Anne Éthuin (1921-2009) supo crear una de las expresiones más originales del collage surrealista. La homenajeamos con una galería de sus collages revestidos (más un curioso montaje), la reproducción del número de La Tortue-Lièvre que se le consagró y un archivo que incluye los siguientes elementos:

1. Cinco poemas, los cuatro primeros en Phases y La Tortue-Lièvre y el quinto traducido por Guy Ducornet para Surrealist Women de Penelope Rosemont, lo que permite recordar que Anne Éthuin le plantó cara al feminismo antisurrealista cuando le pidieron permiso para incluirla en una antología, con estas palabras definitivas: "Lo siento, pero como no soy musulmán no me gustan los harenes. Además, nunca he pensado que el arte y la poesía tengan un sexo. Cuando siento la necesidad de escribir o de crear imágenes, no decido antes de empezar si voy a hacer una obra femenina. He vivido y trabajado durante 47 años en un medio perfectamente mixto, y no tengo intención de cambiar ahora"; accedió en cambio al proyecto de Surrealist Women porque no le parecía ni segregacionista ni antisurrealista.

2. Su respuesta a la encuesta de Arturo Schwarz sobre arte y alquimia, en 1986.

3. Una serie de collages revestidos, sin título.

4. El folleto de una exposición, con palabras de Jean-Louis Bédouin.

5. El poema que le dedicó Mário Cesariny (incluido en Primavera autónoma das estradas) a su exposición en Lisboa en 1974, compuesto por títulos de los collages, tomados de escritos de Édouard Jaguer, Jean-Louis Bédouin, André Breton, Lautréamont, Jean Arp, Octavio Paz, Marcel Havrenne, Benjamin Péret, Guillaume Apollinaire, Ilmar Laaban, Mallarmé (de quien es el verso que aparece en francés) y otros, más 18 versos de poemas de la propia Anne Éthuin.

6. El poema de Ludwig Zeller en Tatuajes del fantasma (1993).

Pese a su más que evidente importancia, Anne Éthuin no es contemplada en la tan cacareada wikiM, pero en fachagoogle pueden verse algunos de sus collages. Aunque haya buenos escritos sobre su obra por Jean-Michel Goutier, Petr Král, Édouard Jaguer, Gérard Legrand, Elizabeth Lenk, Arturo Schwarz o Roger Gallizot, todos aparecen en pequeños catálogos ilocalizables ya la mayoría y carecemos de un buen volumen que la aborde con seriedad y extensión. Anne Éthuin, con su imaginación fascinante y llena de misterios, sigue siendo una desconocida en un mundo en que las insignificancias más ridículas gozan de todo bombo y platillo, si bien es cierto que a ella obtener "reconocimiento" le importó siempre un bledo.

archivo

la tortue-lièvre

Cuando hacía buen tiempo en el paraíso perdido
(Tristan Corbière)
, 1972

En la aduana se declaran los sueños de infancia
(Georges Henein)
, 1972

Carterista aprovechando los juegos olímpicos,
1973

La historia paralela: 1922, una pesadilla de
Haile Selassie
, 1974

Entre tierra y cielo un cometa se balancea,
1973

Víctor Hugo explica las reglas del juego de Acapulco
a Sarah Bernhardt
, 1974

La duquesa de Guermantes rechaza saludar
a Monsieur Proust
, 1975

1123, perdido en Trafalgar, Don Juan de Austria
intenta forzar el bloque continental
, 1975

Las tablas de la ley, 1976

Tengo la impresión de haber estado antes aquí, 1976

El espíritu sopla donde quiere, 1976

Romeo abandona a Isolda en el mar de hielo,
1977

Partiremos hacia el Norte, donde aún hay emperadores 
solitarios (Annie Le Brun)
, 1978

Un pájaro de buen agüero, 1978

La invención desdeñada, 1978

Historia paralela: Año 1937. Llegada de los delegados
Joseph DeGaulle, Charles Churchill, Winston Roosevelt
y Franklin Delano Stalin al Congreso Nacionalsocialista
de Nurenberg
, 1974

Civilizaciones perpendiculares, 1980

El teñidor de la luna, 1983

Fin del vagabundeo de Nicolás Flamel,
1983

La vida doble de la reina Mab, 1984

Entrada abierta al palacio cerrado del Rey, 1985

Escuchando la música de las esferas, 1988

1931, Prometeo liberado por Ícaro
(publicado en 1989,  Arsenal, n. 4)

Alguna parte en el Mar Egeo, 1989

El gran Ferré aprende el lenguaje de las flores, 1991

Las cortesanas se hacen esperar, 1991

Para los bellos ojos de Artemisa, 1991