sábado, 25 de junio de 2022

Gudrun Åhlberg

"La banda de Fantomas" recuerda y celebra hoy a Gudrun Åhlberg, artista sueca que llevó a cabo una obra excepcional pero casi secreta, dado que siempre se desinteresó del espectáculo que se crea en torno al arte. Una entrada en la falaz wikipedia ni siquiera nombra la única monografía que se le ha dedicado, autoría de Jan Linder, en 1993.

Gudrun Åhlberg es conocida para el surrealismo por su participación en el imaginismo y por incluirla Édouard Jaguer en Les mystères de la chambre noire. Mattias Forshage, en su memoria del surrealismo en Suecia, la ha insertado en su contexto nacional e internacional.

En 1943 era una joven estudiante de arte en Konstfack, y allí se encuentra con Gosta Kriland, a quien los surrealistas suecos consideran el primer verdadero surrealista de su país y que ya en 1938 había descubierto el surrealismo a su paso por París, contactando con Breton y con su grupo en 1944, cuando ya, con Gudrun, forma parte del equipo imaginista. Gudrun se interesa por el surrealismo y por los libros de Herbert Read (quien lo aliaba con el anarquismo) y se casa con Gosta, relacionándose ambos con Svanberg en el seno del imaginismo. Su obra de este período es sobre todo pictórica.

En 1946, los dos visitan a los surrealistas de Londres, creando una relación de amistad con Roland Penrose y encontrándose con el gran Scottie Wilson. Tras divorciarse de Gosta Kriland, reduce un tiempo su actividad hasta que retorna con fuerza en los años 70 exponiendo sorprendentes collages con paisajes de desnudos, formaciones geológicas, elementos de decalcomanía e intensos colores, aunque a la vez sigue pintando. Muy llamativamente, los títulos de sus collages son a veces breves poemas. Expondrá aún en varias ocasiones, prolongándose su vida hasta los 92 años (fallece en 2014).

Este pequeño homenaje a Gudrun Åhlberg ha sido sugerido por Sasha Vlad y contado con el apoyo de Bruno Jacobs, quien ha traducido el prólogo que Ilmar Laaban, figura capital del surrealismo nórdico, hizo para la monografía referida, y también los títulos de algunas de sus obras.

El pdf que adjunto se compone del prólogo de Laaban, el resumen que Jan Linder hizo en inglés de su propio ensayo y la página que Édouard Jaguer dedica a Gosta y Gudrun en Les mystères de la chambre noire.

Llamativos II (1949)

Paisaje de ensueño (1949)

Chivos expiatorios (1950)

Mareo leve (1959)

Camuflaje de área protegida (c. 1974)

Última avanzada contra tierra de nadie (1976)

Les Baux de Provence (1974)

los embrujados lamen las heridas
en patrimonio de personas fallecidas y morgues

(1975)

el derrumbe cargado
y sus consecuencias insospechadas

(1977)

Hallazgo de playa
los sueños nacen y se nutren
en aguas distantes y desconocidas
(1977)

Se ha aterrizado afortunadamente en Venus
(1975)

Paisaje de mujer
(c. 1975)

Lazos de sangre
(1988)

la larga espera
de la luz
el sonido
y la palabra acertada
(1987)

Las puertas del cielo
(1992)

Nocturne
(1990)

Terreno minado
(1990)

Signos para interpretar
(1990)

domingo, 19 de junio de 2022

Los ensayos de Daniel Barbiero

En "Surrealismo internacional" remitimos hace cuatro años a dos interesantísimos ensayos del ensayista, contrabajista y compositor Daniel Barbiero sobre el surrealismo y el mito y sobre el incidente de la máscara metálica narrado por André Breton en El amor loco, ambos aparecidos en Arteidolia.

Ahora tomamos conocimiento no solo de otro magnífico ensayo sobre el "punto sublime" y los fenómenos de azar objetivo (en fin, sobre las cuestiones capitales planteadas por Breton en el segundo manifiesto), sino de un libro en que Daniel Barbiero recopila muchos de los ensayos de Arteidolia (veinte en total), editados por la propia revista. Estos ensayos van de 2015 a 2021 y se agrupan bajo el título, ya de por sí un hallazgo, de As Whitin So Without, fórmula variante de la más importante frase de la filosofía hermética, para la que Daniel Barbeiro se apoya en André Breton, quien es el punto de partida de muchas de sus reflexiones y de quien una frase de "Lo maravilloso contra el misterio" encabeza el libro, junto a otra de Heráclito y otra de Wallace Stevens.

Aunque predominan en este libro los ensayos musicales, hay muchos otros que abordan el surrealismo, y es más, uno de aquellos trata de la posición bretoniana sobre la música (que, paradojas humanas, yo comparto pese a estar oyendo siempre música), exponiendo de paso el caso Souris y los de algunos músicos interesados por el surrealismo, como Varèse, Antheil y Boulec 

Uno de los ensayos se dedica al Angelus novus, óleo de Paul Klee que compró Walter Benjamin e inspiró su teoría del Ángel de la Historia. Otro consta de siete tesis sobre "la vida emotiva de las palabras", nuevamente una expresión de "Lo maravilloso contra el misterio". "La edad de oro del surrealismo en el exilio" nos lleva a Canadá y los States, con inteligentes calas en los Grandes Transparentes y las aportaciones novedosas y decisivas de Matta y Paalen. La curiosidad por la pintura metafísica lleva al enfoque, en sendos trabajos, de Carrà y de El enigma de la hora, uno de los cuadros emblemáticos de Chirico. Daniel Barbeiro se interesa tanto por la pintura como por la música, y de hecho el ensayo que da nombre al libro también lleva por título "El pintor como clarividente".

El último ensayo de Barbiero que quiero destacar también va dedicado a otro cuadro de otro gran artista, en este caso Números imaginarios de Yves Tanguy, su última obra junto a Multiplicación de los arcos, y tan extraordinaria como esta. Marcel Jean la describió como una "gran visión trágica, sombría y como descolorida, de acantilados blanquecinos erguidos sobre un mar negro como objetos lívidos y angustiosos", y si Charles Duits consideraba la otra obra citada como equivalente al paisaje de cuervos y trigales de Van Gogh, casi que lo mismo podría decirse de Números imaginarios.

No acostumbran publicarse ya ensayos de envergadura sobre el surrealismo, como no sean los de Georges Sebbag, Natan Schäfer y algún que otro nombre más. Por eso hay que subrayar la aparición de este volumen recopilatorio de ensayos brillantes y profundos.

Yves Tanguy, Números imaginarios, 1954

Toyen, Anne-Marie Beeckman, Jean-Claude Silbermann

De las siete espadas desenvainadas de Toyen, la única horizontal era esta:

Toyen, L'éveilleuse de tendresse, 1958


Nada más especial que esta exposición de Toyen celebrada en la Galería Furstenberg de París en la primavera de 1958, limitada a esta serie de siete cuadros de título global apollineriano. Como informa José Pierre, el catálogo, adoptando la forma de una invitación plural y de carácter lírico, se componía, aparte de la reproducción de los siete cuadros expuestos, de una hoja separada para cada uno de los textos correspondientes y cada vez sobre un papel diferente. Un grabado a punta seca acompañaba los 28 ejemplares de lujo, uno de los cuales vemos aquí, junto a la firma de cada uno de los siete participantes:


He aquí el texto de Silbermann para L'éveilleuse de tendresse:


Y aquí el no menos bello poema que le dedicó Anne-Marie Beeckman en 1999, publicado en la invalorable caja de Les Loups Sont Fâchés (2004), junto a una imagen de Jean-Pierre Paraggio:

Toyen, 1932

Este dibujo a tinta china realzado por la acuarela pertenecía a la colección de Gisèle y Mario Prassinos y fue subastado en París en 2014, sin que aparezca ni en la obra de Karel Srp ni en el reciente catálogo dedicado a Toyen.

Un libro de canto verde

Minúsculo óleo regalado por Tanguy a Toyen, cuando esta dejó París en 1935

¿Otro catálogo sobre Toyen? Ya había dos bastante buenos: Styrsky. Toyen. Heisler, de 1987, y, a pesar de su título memo, Toyen. Une femme surréaliste, de 2002. Y como monografías, la de Filipacchi en 1974 (cuidada por Radovan Ivsic) y el monumental Toyen de Karel Srp, que reproducía prácticamente todas sus obras. Solo al saber que incluía un trabajo de Anna Pravdová sobre las ediciones Maintenant me decidí a pedirlo, y resulta tratarse de un catálogo absolutamente extraordinario, por el que abrí una garrafa de Porto Noval vintage 2010, a falta de un Taylor, un Graham o un Ferreirinha de 1960 o 1966, por ejemplo.

La exposición tiene lugar en el Museo de Arte Moderno de París y se titula "Toyen, l'écart absolu", y el catálogo homónimo ha sido dirigido por Annie Le Brun, Anna Pravdová y Annabelle Görgen-Lammers. La presencia de Annie Le Brun, amiga y conocedora perfecta de la obra de Toyen, ya es suficiente garantía de que aquí no se introducen elementos espurios o idioteces al uso. Un libro por completo libre de todo ello.

"Advierto que mi página en blanco se ha vuelto verde" es una conocida frase de Toyen, e incluso titula uno de sus cuadros. Con ingenioso encanto, este libro disfruta de un insólito canto verde que ya lo convierte en una preciosidad. En portada, un detalle de El biombo, y en contraportada una bella frase de Péret: "Toyen que no duerme y ve sus sueños en las piedras". En el interior, grandes ensayos y una iconografía muy completa, por Anna Pravdová y Bertrand Schmitt, con abundancia de fotografías desconocidas, siguiéndose un orden cronológico a lo largo de todo el catálogo. Veámoslo más de cerca.

Abre el fuego, cómo no, Annie Le Brun, con repetidos vapuleos a lo políticamente correcto y deshaciendo el entuerto del nombre de nuestra artista, sujeto últimamente a interpretaciones ideológicas de baja calaña. La primera etapa cubre los años 1919-1929, con trabajos de Karel Srp sobre sus primeros pasos, de Anna Pravdová situando los años 25-28 "entre abstracción y surrealismo", de Meghan Forbes sobre la guía de París y sus alrededores que compuso con Styrsky y un periodista checo en 1927, de Karel Srp nuevamente sobre el artificialismo como umbral de su surrealismo y de Annie Le Brun sobre la pasión de Toyen por las imágenes, a las que no glorifica pero sí exalta, revelándoles la carga erótica. En este admirable ensayo, Annie Le Brun se detiene particularmente en la pasión cinematográfica de Toyen, quien asistía al cine casi todos los días, como Ado Kyrou o Robert Benayoun; los tres, más Georges Goldfayn, animan L'Âge du Cinéma, explorada aquí muy bien la participación de Toyen, más amplia de lo que suponíamos.

La segunda parte lleva por título "La mujer magnética" y cubre los años 1930-1938. François Caille nos transporta a la exposición internacional surrealista celebrada en Praga en 1932. Annabelle Görgen-Lammers explora los intercambios y los lazos entre París y Praga, con especial atención a la relación de Toyen con Tanguy, de quien se reproduce una carta junto a tres de Paul Éluard llenas de palabras bonitas para llevársela al catre. La misma autora firma un estudio magnífico, excepcional, "Entre pliegues y fisuras: fantasmas y apariciones", en que al final da apuntes sobre la relación entre las obras de Tanguy y Toyen, a quienes siempre he considerado yo la verdadera quintaesencia del surrealismo junto a Breton y Péret. Jindrich Toman recuerda que Toyen colaboró nada menos que en 170 libros. Y Barbora Bartunková anticipa el capítulo siguiente, fijándose en Toyen y "los espectros de la Europa de entreguerras".

"Ocúltate, guerra" es una conminación desconcertante de Isidore Ducasse que da título a una serie dibujística de Toyen y a esta tercera parte del catálogo, con un buen trabajo de Fabrice Hergott dedicado a estos años bélicos del 39 al 46, al que siguen el poema de Heisler "Toyen", traducido para el histórico catálogo de Breton, Péret y Heisler en 1953, y una extensa carta a Péret de 1946. Fabrice Hergott se explaya en las obras decisivas de este período, afirmando con toda razón que ninguna obra de la época ha expresado de manera tan meticulosa y visionaria el terror de la época.

Desde la segunda parte de este catálogo estamos en la plenitud de nuestra artista, saturada de obras inolvidables, de una fuerza y consistencia casi sin paralelos en el propio surrealismo. Pero Toyen seguirá ejecutando piezas extraordinarias hasta los albores de los años 70, La siguiente parte del catálogo cubre la década 1946-1956 y se titula "El devenir de la libertad". El único punto flojo del catálogo es el artículo de Jean-Jacques Lebel, anecdótico y superficial, y además lanzando el disparate de que Billie Holiday es "la más grande cantante de blues de todos los tiempos". A nadie se le ocurriría llamar a Billie Holiday, como él hace, "blueswoman", y en ninguna historia del blues  se encontrará su nombre; era una jazzwoman, la mayor sin duda, que simplemente interpretaba algunos blues como la mayoría de las cantantes de jazz, por lo demás. Como contrapeso hay tres excelentes trabajos de Bertrand Schmitt, sobre Toyen y la política en la postguerra, sobre Toyen y el grupo surrealista de París y sobre "los vértigos y el prestigio de la noche" en sus años 57-69. Si el primero poco puede aportar a estas alturas, los otros dos son espléndidos trabajos, tan importantes como el de Annabelle Görgen-Lammers sobre los fantasmas y las apariciones. Soberbio es el estudio que hace de la serie Ni alas ni piedras: alas y piedras, que lo lleva a un muy sutil enfoque de la alquimia en las obras de esta mágica artista. 

El quinto capítulo cubre el último período de su vida, y se abre con el ensayo de Radovan Ivsic de 1996 incluido en Cascades; supongo que por razones editoriales (otras no entiendo) no se reproduce completo. Y así llegamos al aludido estudio que Anna Pravdová ha hecho de las ediciones Maintenant, hasta el momento nunca enfocadas con la profundidad que merecen. Con su nombre cravaniano, estas ediciones, a fin de cuentas, continuaban la aventura surrealista en París pese al descalabro de 1969. Últimamente nos hemos referido a ellas varias veces en "La banda de Fantomas", por ejemplo al rescatar a Georges Gronier, de quien nos enteramos aquí que era muy apreciado por Toyen y que fue quien trajo de uno de sus vuelos a Port-au-Prince Dimache de Magloire-Saint-Aude, uno de los poemas editados en Maintenant. Como coda de lujo en esta última sección, Annie Le Brun discurre sobre Toyen y el erotismo o "el lujo en estado salvaje", y no viene mal señalar que uno de sus cuadros fue retirado ante las protestas de algunos tarugos mentales, para luego ser repuesto por orden de los organizadores de la exposición.

La sección de textos escogidos (Soupault, Teige, Nezval, Breton, Péret y Estienne) sabe a poco, ya que no pasa de 1955 y hay otros posteriores y luminosísimos, como los de Édouard Jaguer (ya presentado en esta página), Gérard Legrand, Jean-Claude Silbermann o Penelope Rosemont. 

A lo largo de este verano pienso hacerle un incesante homenaje a Toyen.

écart absolu

Jean Benoît, L'Écart absolu, c'est toi, Toyen,
yeso y cuero, 1965

"Documents": Lotar, EGA, Chicago

En una visita que hacen Eli Lotar y André Masson a los mataderos de París, el fotógrafo húngaro saca unas fotos que impresionan a Bataille y lo llevan a escribir uno de los magistrales ensayos de Documents (número 6, 1930), ensayo por supuesto que enfocado por Georges Sebbag en su reciente estudio sobre la revista. Masson, tan interesado por el tema de los sacrificios como Bataille, incluso hace pinturas sobre los mataderos en 1928 y 1930 (El descuartizador y Matadero). Bataille señala el carácter casi apestado de los mataderos, situados lejos de la ciudad y afirma que las víctimas de esa especie de cuarentena no son tanto los carniceros o los animales como las personas incapaces de soportar su propia fealdad, una "fealdad que  responde a una necesidad enfermiza de propiedad, de pequeñez biliosa y de aburrimiento". Su texto no puede, a su juicio, igualar la fuerza de las fotos porque estas nos confrontan a la fuerza con la realidad concreta de estos lugares cuya visión resulta insoportable.

Eli Lotar había ya colaborado en las ilustraciones de El amor loco de Breton, y luego sería operador fotográfico de Luis Buñuel, amén de Jean Renoir, de Marc Allégret y de Jacques Prévert. Pero veamos este inesperado pasaje del capítulo LXXXV de la Automoribundia de Ramón Gómez de la Serna, el mayor escritor español del siglo XX, cuando ya se encuentra asentado en Buenos Aires, allá por 1950:

"Un fotógrafo que viene de remotas tierras y que por casualidad ha sido elegido para hacerme unas fotos, mira complacido los muros de mi casa y de pronto como enajenado exclama: Esa foto la he hecho yo. ¿Cuál? pregunto para saber si es un fotógrafo bastante singular, y así he tenido el honor de ver en mi casa al autor de una de las más emocionantes y sencillas fotografías que ha publicado la más escogida revista minoritaria de París, unas pezuñas de ternera puestas como botas de caña clara a la puerta de un cuarto de hotel junto a la tapia de un matadero un abattoir francés".

Nada más llamativo que esta calificación que da Ramón a Documents y el hecho de que la recuerde tan bien tanto tiempo después. También muestra lo atento que estaba a todo lo que de más audaz iba ocurriendo en la Europa de los años 20 y 30, hasta que dejara el matadero español en 1936.

p.s. Plinio el Viejo cuenta que en Roma bebían la sangre de los gladiadores moribundos, y a fines del siglo XIX el médico recetaba a los anémicos beberse un vaso de sangre en los mataderos.

André Masson, Matadero, 1930

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En el número 4 de Documents (septiembre de 1929), el "Diccionario" de Bataille dedica una entrada al vocablo "Ojo". Georges Sebbag tampoco deja escapar su importancia, tratándose de un motivo bien estudiado en áreas surrealistas por los "casos" Apollinaire / Chirico y Brauner / Domínguez, por no hablar de la secuencia incial de Un perro andaluz o de la Historia del ojo del propio Bataille.

En abril de 1933, Emeterio Gutiérrez Albelo publica en el número 14 de Gaceta de Arte uno de los poemas que luego formarán parte de la sección "El rincón de las figuras" de Romanticismo y cuenta nueva, una de las obras claves del surrealismo en España, que tuvo portada de Óscar Domínguez. La imagen inicial es bastante probable que se haya inspirado en esta foto que ilustra el artículo lexicográfico de Bataille, lo que mostraría también como la revista llegaba a donde tenía que llegar (y no se olvide que López Torres, otro de los componentes de la "facción surrealista de Canarias", regentaba una pequeña librería en el centro de la capital tinerfeña).

 


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Georges Bataille se burla en el número 4 de Documents de las viejas fotografías de familia de la generación de sus padres. El texto es admirable y Georges Sebbag relaciona la página con otras similares de Variétés y con el interés más general de Bataille por los "vanidosos fantasmas". 

Más cercanos a nosotros (a los "monstruos de hoy", por usar la expresión de Dino Risi cuando los retrató con toda su sordidez en 1963), veamos a estos gilipollas norteamericanos que podrían ser también europeos, australianos o canadienses, ahora objeto de la burla de los surrealistas de Chicago. Mi respuesta a qué veo aquí equivocado hubiera sido: "Todo", y aunque no sean familia de sangre sí lo son en estupidez. La encuesta se publicó en el número 4 de Arsenal (1998) y la acompaño de la traducción que el grupo surrealista de Madrid hizo para la antología del grupo chicagoense (¿Qué hay de nuevo, viejo?):




sábado, 11 de junio de 2022

El trío "Documents", visto por Georges Sebbag

En 1991 reeditaba Jean Michel Place la revista Documents, de la cual en el mundo hispánico había relativo conocimiento gracias a la traducida recopilación de los ensayos de Bataille en Monte Ávila, datada en 1968.

Ahora aparece un excelente estudio a cargo de Georges Sebbag: Bataille, Leiris, Einstein, Le moment Documents, que traza su trayectoria entre abril de 1929 y abril de 1931. Son catorce capítulos en que se intercalan páginas de la revista y en que Sebbag muestra cómo sus artífices fueron Georges Bataille, Michel Leiris y Carl Einstein, contextualizándola en el rico panorama de las revistas de aquel momento, entre ellas La Révolution Surréaliste, que había contado con la colaboración de los dos primeros nombres antes de las consabidas disensiones. Menos conocido es el tercero, "cubista africano" y "revolucionario de la palabra", experto en arte y etnografía (África y Oceanía) y autor de la novela Bébouquin, tan influyente en los medios expresionistas.

Aunque Documents se haya conectado con Cahiers d'Art, Sebbag acierta al aproximarla de Variétés sobre todo y de Bifur y la propia Révolution Surrealiste. La revista belga funcionó entre 1928 y 1930 y su posición es muy curiosa, ya que a la vez estuvo abierta a los surrealistas belgas y franceses, con el famoso monográfico "Le surréalisme en 1929". Sebbag la ve pues como un "médio término" entre Documents y la gran revista parisina del surrealismo. Por otra parte, en Documents participaron nombres que se habían distanciado del surrealismo o habían roto con él, aparte Bataille y Leiris: Desnos, Vitrac, Baron, Limbour, Prévert, Queneau...

Una de las partes más jugosas de este estudio es la que dedica Sebbag a la presencia muy intensa de las fotografías en la revista, como lo era en La Révolution Surréaliste. La interacción entre textos y fotos es uno de los rasgos más novedosos de la época. Aunque Boiffard fue el fotógrafo por excelencia de Documents (y recuérdese que ya había acompañado páginas de El amor loco), también contó con Eli Lotar, quien también marca su presencia en Variétés y sobre quien volveremos próximamente.

Documents se desmarcaba del academicismo a la vez que manifestaba su ambición enciclopédica. Aspiró a ser la enciclopedia del siglo XX, pero no lo fue (y mucho menos podemos considerarla "la más grande revista del movimiento moderno", como afirmaba jactanciosamente). En tanto proyecto enciclopédico, me parece muy superior el de la Enciclopedia Da Costa, veinte años posterior.

Lo que vino después es sabido: en 1935 Bataille se aproxima de los surrealistas, a causa de los avatares políticos, se une a ellos en Contre-Attaque y luego sigue con Acéphale. Sebbag llama la atención sobre el hecho de que en junio de 1936 Minotaure reúna los nombres de Bataille y Breton.

Este nuevo trabajo de Georges Sebbag se lee de un tirón, tan ágilmente estructurado está, en pequeños capítulos a la vez divididos en apartados. Se recorre Documents iluminándola en profundidad e invitando a su lectura, por lo que el año 2022 se convierte, en efecto, en otro año fundamental de esta revista clave.

sebbag documents

Benjamín Rivera-Meza, desde Talca

Hace unos meses dimos la bienvenida en "La banda de Fantomas" a Benjamín Rivera-Meza, que se nos revelaba desde Talca, una de los lugares claves en el mapa del surrealismo. Ahora nos llega una serie de collages en un nuevo cuaderno titulado Mi madre la nodriza de la luna.

jueves, 9 de junio de 2022

David Martí / Marc Malfant

En una carpeta de David Martí se han encontrado estas tres pinturas inéditas que no fueron seleccionadas cuando se hizo la edición de las 50 visions sur Maldoror:

La esfinge de Maldoror, 2002


El rostro deformado de Maldoror, 2003

Concha de mar, 2003

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Nos ha enviado gentilmente estas tres piezas Marc Malfant, editor de David Martí y de Ernest de Gengenbach y autor de un admirable cuaderno en que relata una aventura de azar objetivo (también se deben a él unos divertidos "autorretratos heterocéfalos").

En 1992, Marc Malfant, viajando a su aire por tierras marroquíes, compuso unos curiosos collages de palabras e imágenes, o solo imágenes, a partir de las revistas francesas que raramente se iba encontrando, con resultados sorprendentes. Aportamos algunos de ellos en este documento.



viernes, 3 de junio de 2022

Paul Paun y amigos

Hoy se inaugura la exposición de Paul Paun que ya anunciamos aquí. El acontecimiento es lo suficientemente relevante para que recuperemos estas páginas de la revista S. U. RR... (número 4, 2003), en que Marie-Dominique Massoni lo presenta junto a un fragmento de La rosa paralela, obra elaborada entre 1953 y 1972 y que fue reeditada en 2017. A la vez, añadimos un poema de Gellu Naum, presentado este por Sasha Vlad, y un artículo de Guy Girard sobre los objetos objetivamente ofrecidos de Ghérasim Luca.







Nota: según nos comunica Sasha Vlad, con respecto al poema de Naum, hay un error tipográfico en él: "J'ignore ce qu'il veut mais il me montre la miniature d'une cloche bourrée de foin".

jueves, 2 de junio de 2022

Sarane Alexandrian y André Breton

Sarane Alexandrian fue siempre un ardiente valedor de André Breton, y suyo es uno de los mejores libros que se han dedicado al fundador del surrealismo. Ahora, Venus d'Ailleurs publica autónomamente un artículo suyo de 1972, aparecido en el número 64 de Le Magazine Littéraire.

Alexandrian se centra en el Breton "descubridor y redescubridor de escritores", y de modo magistral y bello nos lleva al encuentro de infinidad de nombres que han sido, para nosotros (y siguen y seguirán siendo para muchos), "necesarios al devenir del espíritu": Lautréamont, Sade, Rimbaud, Charles Cros, Germain Nouveau, Jarry, Roussel, Saint-Pol-Roux, Synge, Grabbe, Lichtenberg (que Paalen reveló a Breton), Marcel Fourré, Fulcanelli (a quien lo condujo el propio Alexandrian), Freud, Fourier, Lewis Carroll, Cravan, Brisset, Allais, Forneret, Borel, Lafargue, Enfantin... Algunos de estos nombres los descubrí yo gracias a la Antología del humor negro, traducida al español en 1972, cuando tenía dieciséis o diecisiete años, y no conozco libro que me haya abierto más caminos. Muchos de los autores que cita Alexandrian no eran desconocidos, pero fue Breton quien mostró lo que en sus obras había de más valioso y más vivo. Y no solo podemos hablar de escritores "que poseen el secreto de la juventud eterna del corazón humano", sino de géneros o tendencias como la novela gótica, la filosofía hermética o el socialismo romántico. Todo un sistema de revuelta y de poesía.

El precioso librito se multiplica de voltaje gracias a los collages de Lou Dubois, colaborador de Alexandrian en sus últimos años. Por haber surgido ciertas dificultades, no son dedicados a André Breton, sino a algunos de los "precursores" del surrealismo tratados por Alexandrian y a algunos de sus compañeros de viaje: Éluard, Péret, Sade, Lautréamont, Jarry, Roussel, Carroll, Lichtenberg y Rimbaud (más Mallarmé, quien sin ser uno de esos "precursores", no desentona en el conjunto). En la portada, el collage lleva por título Monnaie-du-pape, "moneda del papa", nombre francés de la lunaria o planta de la plata, debido a los pétalos que tiene y que Lou Dubois se encontró en el invernadero de la casa de Max Ernst cuando la visitó.

En el collage dedicado a Alfred Jarry aparece este montado en bicicleta, que es como conocí yo a Lou Dubois cuando coincidimos por fuera de la librería L'Or du Temps, hace ya demasiados años, y me preguntó, al escuchar que yo era de Canarias, si me conocía a mí mismo.

Collage dedicado a Lautréamont