sábado, 27 de julio de 2024

Sergio Lima, surrealista


Miguel de Carvalho me comunicaba hace dos días el "tránsito a lo etéreo" de Sergio Lima, mi principal aliado en el surrealismo, con quien tuve una correspondencia torrencial y con quien me trataba desde hace décadas no de "amigo" sino de "hermano".

Figura volcánica del surrealismo, con el que se identificó total y absolutamente desde que lo descubrió muy joven, Sergio Lima deja una obra ineludible en el panorama del movimiento surrealista posterior a la época de André Breton, a quien aún llegó a tiempo de tratar, visitándolo en París y asistiendo a las reuniones de su grupo.

Hace un año, estuvo por tercera vez en la isla de Tenerife, y pasamos unos días inolvidables en compañía de su mujer, Cristina Novaes, y de Miguel de Carvalho. Incluso, con su entusiasmo inagotable, ideó un boletín de "inSURRección surrealista", O Pharol d'Areia Negra, que la distancia e infinidad de incidencias posteriores, empezando por las de su propia salud, hicieron inviable, pero que seguíamos manteniendo en el candelero.

Volveremos a ocuparnos pronto, sin duda, de Sergio Lima. Valga hoy recordar la semblanza que le dediqué en Caleidoscopio surrealista, anotar los enlaces a los artículos que le he dedicado en esta última docena de años (empezando por los de sus dos últimas publicaciones, espléndidas, aunque llegaran con bastante retraso, y que tuvimos ocasión de festejar aquí por todo lo alto) y evocarlos con una pequeña serie de fotos, datadas en 2006 y todas (menos la de Alexandrian) obra de nuestra amiga Fátima Roque.

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Sergio Lima. Nacido en 1939, Sergio Lima es uno de los grandes ensayistas, poetas y artistas del surrealismo y del Brasil. Es también uno de los exponentes máximos de la ética surrealista asumida con todas sus consecuencias, habiendo estado siempre lejos de la literatura como espectáculo y del arte visto como carrera de buenos dividendos.

Uno de los pilares del surrealismo internacional en su último medio siglo, accedió al surrealismo cuando, durante el I Festival de Cinema celebrado en São Paulo, en 1954, pudo ver Un perro andaluz, La edad de oro, La estrella de mar, Emak Bakia, Entreacto, El gabinete del doctor Caligari y Nosferatu. Al año siguiente, la III Bienal de São Paulo le revela los nombres de Alfred Kubin y Maria Martins, pero además el surrealismo era un referente en figuras brasileñas como Teresa d’Amico, Aníbal M. Machado o Murilo Mendes. “El surrealismo ya me interesaba directamente en esos idus de mis 15 años. Pero debo resaltar que la cuestión del movimiento y de su actuación, de su praxis, estaba como sumergida, era una cuestión subterránea o prohibida. Veíamos sus luces, pero siempre oscurecidas por un texto de otro orden”. Es el momento de devorar Le surréalisme et le cinéma de Ado Kyrou, La vida secreta de Salvador Dalí, el n. 4 de Médium, Nadja, la Antología del humor negro, Los vasos comunicantes, El amor loco... Un día, se entera del encarcelamiento de Péret en Rio de Janeiro, cuyo “Noyau de la comète”, texto clave donde los haya, acababa de leer en el citado número de Médium (y Lima, por cierto, rastreará luego los pasos de Péret en las tierras brasileñas). Sus primeras experiencias rigurosamente surrealistas se suceden en 1955 y 1956: los collages de Las aventuras del Máscara Negra, los escritos automáticos de Amore, los cuadernos de dibujos automáticos y oníricos. “A partir de ahí, la aventura de los surrealistas se confunde enteramente con mi vida”.

Llegó a París en 1961, cuando contaba 21 años, decidido a contactar con el grupo surrealista parisino. Como tantos otros, quedó impactado con aquel puñado de seres en estado de revuelta, y en particular con André Breton. En conexión con el grupo de París, Sergio Lima firmó el manifiesto contra la prohibición de Viridiana (Positif, n. 27) y participó en el juego “Enrichissez votre vocabulaire” (La Brèche, n. 3). En 1963 publica Amore, libro incomparable, dedicado a “la Mujer Nocturna”. Daba comienzo aquí Sergio Lima a una aventura poética única. Hay unas fotos de Kertész que vinieron a suponer algo nuevo en el terreno de la fotografía erótica. Eso parecía imposible pero ocurrió: son las “distorsiones” de Kertész. Lo mismo diríamos de la poesía. La poesía de Sergio Lima es, a nuestro juicio, la única verdaderamente original de los 30 o 40 últimos años. Un verdadero torrente de imágenes convulsivas y revulsivas que es el equivalente asombroso de la naturaleza tropical y de todo su derroche de vida. Esa aventura poética realmente desmesurada, Sergio Lima la va a continuar hasta hoy mismo. A alta licenciosidade recoge su poesía de 1956 a 1985, constatándose en cada una de sus páginas la convicción de que la poesía es la “experiencia de una presencia”, la “fidelidad a esa emoción primera de la presencia que nos revela al otro y a su imagen, esta memoria erótica que es el amor”. Los poemas posteriores de Sergio Lima continúan ese ahondamiento en el erotismo, que abrieron en 1957 los Cantos à mulher nocturna, gloriosamente editados en una caja de habanos por las ediciones Debout sur l’Oeuf, del surrealista portugués Miguel de Carvalho, en 2009.

En 1967, ya fallecido André Breton, publica en São Paulo el primer número de A Phala, verdaderamente excepcional en el panorama de las revistas culturales latinoamericanas. Por esos años, Sergio Lima comenzó a exponer también óleos, dibujos y sobre todo collages, siempre con los signos distintivos de la imaginación y del erotismo, en lo que ha sido una fiesta continua de arrobamiento ante la belleza excesiva del cuerpo femenino. No por acaso, la poetisa surrealista argentina Carmen Bruna le dedicará el extenso poema “Sergio Lima y el erotismo constelado de sus collages”, inserto en su libro Lilith (1987). Su primer libro de collages fue el ya citado As aventuras do Máscara Negra, un total de ochenta de ellos acompañados con leyendas; su ejemplar único permanece aún inédito. Los materiales que Sergio Lima utiliza en muchos de sus collages son, aparte las fotos, numerosos (hojas de árbol, plumas, abanicos, máscaras, tela, pajitas, dibujos), por lo que no sorprende el paso al “collage-objeto”, sobre todo a principios de los años 70, cuando irrumpen en ellos un tenedor, un parabrisa, un péndulo, un champiñón, una hoja, mechones de cabellos femeninos, una hebilla de ligas y las propias ligas, un ovillo, un guante, un peine doble, un pico de tucán... Objetos en los que importa la carga emocional, poética, en su asociación, fortuita, dictada por el deseo, con los otros elementos del collage. Naturalmente que Sergio Lima, en la más pura tradición surrealista, titula cada uno de sus collages, título que por norma aparece inserto en el propio collage. Ese título, de sentido muchas veces metafórico cuando no provisto de un humor muy peculiar, contribuye generalmente al carácter enigmático del collage, potencia el choque de la obra como pueden hacerlo los de Magritte y los de tantos otros surrealistas, en la fecunda estela chiriquiana.

En 1976 publicó O corpo significa, con una portada alquímica. Ya aquí aparece el ensayista denso y profundo, que maneja las referencias y los saberes más inesperados. Se estudia en esta obra el arte como una visión y sus implicaciones con lo amoroso, con la imaginación y con la erótica, asumiendo la noción de lo femenino como valor. El simbolismo, en fin, del cuerpo como significación.

El segundo gran libro ensayístico de Sergio Lima es Collage, publicado en 1984. Se trata del libro más importante que existe sobre el collage y el surrealismo, como Les mystères de la chambre noire de Édouard Jaguer lo es del surrealismo y la fotografía, Le surréalisme au cinéma de Ado Kyrou del cine y el surrealismo y Le surréalisme et la peinture de André Breton de la pintura y el surrealismo. Collage consta además de 112 ilustraciones, dos por cada año desde 1919 hasta 1974, que el lector ha de recortar y pegar.

Por último, Sergio Lima ha publicado en 1995 el primero de los tres tomos de su monumental A aventura surrealista y en 2010 la primera parte del segundo, estando ya concluido el resto. Un verdadero arsenal informativo sobre el surrealismo en Brasil y en otros lugares.

Sergio Lima fue durante una década organizador y responsable del Archivo de Documentación Cinematográfica de la Filmoteca Brasileña, y es autor de innumerables publicaciones sobre el cine, que también ha cultivado en una serie de cortometrajes aún por descubrir. En 2008 apareció O olhar selvagem: o cinema dos surrealistas, con un ensayo extraordinario, “fascinante poética del cine” (Laurens Vancrevel), acompañado de espectaculares fotografías (este ensayo ya se había publicado en español en el catálogo Surrealismo Siglo 21 con el título “O surrealismo vai ao cinema: «l’œil existe à l’état sauvage»”).

Completa la imagen de Sergio Lima su labor incesante como animador del surrealismo en su país y como interlocutor esencial en las relaciones entre los grupos e individuos dispersos por el mundo. En 1965 fundó el primer grupo surrealista de Brasil, que llevó a efecto en el 67 la XIII Exposición Internacional del Surrealismo, en São Paulo. Otro grupo hubo en los años 80 y 90, por cierto que con muchísimas mujeres, igualando así lo ocurrido con el grupo inglés de los años 30.

En los años más recientes, la actividad de Sergio Lima, siempre ligada al surrealismo, ha proseguido de manera infatigable, pudiendo enumerarse su ensayo sobre el libro-objeto en el número 32 de Mélusine, su exposición “Retorno ao selvagem” en la Fundação Cupertino de Miranda y en la Fundación Eugenio Granell, sus colaboraciones en A Via Queimante y Quimera que passa, su largo texto poético creativo sobre la imagen y la fotografía en el libro al alimón con Richard Misiano-Genovese Secrets in red and green, su presencia en la colección de publicaciones de la revista surrealista neerlandesa Brumes Blondes o su ensayo sobre Guy Ducornet en Retrovisiones. Pero sin duda la más resaltable efeméride es la aparición, en la primavera de 2013, del segundo número de A Phala, “revista del movimiento surrealista”, con la misma riqueza y apetencia internacionalista del primero, y la de un número tercero, con dos tomos, en la primavera de 2015, año en que la revista libertaria A Ideia le hacía un homenaje, con la publicación de tres cartas a André Breton, un denso “Memorial” en que traza con todo detalle su biografía y su trayectoria surrealista, el poema de Carmen Bruna y escritos espléndidos de Alex Januário (“Collage sublime”), António Cândido Franco (“Sergio Lima, poeta del negror”), Laurens Vancrevel (“El estado salvaje o la contribución de Sergio Lima a la práctica del surrealismo”) y Miguel de Carvalho (“Guía de una exaltación silenciosa”).

“La Estética procede de una norma, mientras que la Belleza es una experiencia, una vivencia que la sobrepasa”. “La imagen es una experiencia erótica, en su sentido más profundo y contundente”. “Lo imaginario es el espacio del deseo”. “El cuerpo de la mujer es la única estrella que se puede amar carnalmente”. “El deseo es curvo”. “La naturaleza no es regular. Mucho menos académica o lógica, esto es, no resulta de un orden, sino de una armonía. La naturaleza es salvaje, exuberante. Como las formas femeninas del cuerpo”. “El sentimiento es lo contrario de la estadística”.