Este nuevo
almanaque de A Phala, impreso por lulu.com, tiene como temas “la
ruptura inaugural y el cuerpo/la transgresión”, del mismo modo que el de 1967
tuvo los de “la mano mágica y el andrógino primordial” y el de 2013 “la imagen
explosiva y el retorno por lo salvaje”. El conjunto tiene como siempre el sello
de su director, Sergio Lima (generosidad extrema por su parte es haber puesto
mi nombre como codirector de la publicación, cuando mi intervención no ha ido
más allá de haber sugerido algunas colaboraciones).
La “ruptura
inaugural” alude, evidentemente, al tract de 1947, y es que Sergio Lima,
como nosotros en esta misma página, ha advertido la importancia crucial del
ensayo de António Cândido Franco Notas para a compreensão do surrealismo em
Portugal, aparecido en 2012, y que venía a demoler por completo la habitual
desvalorización que los medios académicos –y a veces incluso algunos del propio
surrealismo– han hecho del período posterior a la guerra. Resulta excelente ver
a Sergio Lima señalar los hitos que suponen un completo relanzamiento del
movimiento surrealista, y que se abren con la exposición de 1947 y Rupture
inaugurale, hasta llegar a la exposición “Eros” de 1959, o sea a un momento
en que él propio Sergio Lima iniciaba la aventura definitiva del surrealismo en
tierras brasileñas. Es este período el que él llama “Arco-do-Eros”, dada la
importancia que el erotismo asume de manera firme. Algunos momentos decisivos
de este “nuevo surrealismo” que toma una actitud diferente con respecto al
fenómeno político mas sin nunca bajar la guardia (más bien al contrario, ya que
la lucidez es mayor), son las conferencias de René Alleau, el Almanach surréaliste du demi-siècle, el ensayo de Breton “Del surrealismo en sus
obras vivas”, el “Noyau de la comète” de Péret, L’art magique con su
amplia encuesta, las incorporaciones de Duprey y Rodanski, los libros de Cirlot
y Bellmer, la relación con Chazal, la antología de Pellegrini y la estancia
parisina de Cesariny y Lisboa. En su editorial, Sergio Lima combate finalmente
las dos “falacias” del surrealismo “tardío” y el surrealismo “francés”, que de
vez en cuando aún siguen apareciendo en plumas (cada vez más) indocumentadas.
Un collage de Alex Januário, titulado Collage es el signo
atemporal del deseo, resulta óptimo como apertura, actualizando a La Révolution Surréaliste en un bello conjunto caótico
donde vemos a Toyen, a Breton y a Péret junto a imágenes eróticas y esotéricas
Es la revolución surrealista no ya de 1924 sino de 2014, como pronto lo será de
cien años después.
Un largo ensayo de Sergio Lima desarrolla el
editorial, buscando los antecedentes de 1947 en una serie de textos bretonianos:
el Discurso
sobre lo poco de realidad; la exhortación de 1930 “a una ocultación profunda del surrealismo
frente a la vulgarización, o incluso ya frente a los medios de propaganda y del
mercado, hoy llamados medios de comunicación”; el manifiesto con Trotsky; los Prolegómenos a un tercer manifiesto del surrealismo o no; y, por supuesto, Arcane 17, obra ahora mismo homenajeada
por el surrealismo en el País de Gales. Especial relieve adquieren aquí las
notas sobre la mal comprendida reivindicación hermética del surrealismo, tan
radicalmente antirracionalista y antirrealista (por suerte, mantenida en todo su
vigor por los checos y eslovacos, sin los cuales al panorama del surrealismo
actual le faltaría una nota que yo juzgo por completo esencial). Sergio Lima
elige cinco publicaciones como “marcos de los cambios”, publicaciones que tuvieron
para su descubrimiento de la imagen especial significación: el número 4 de la
revista Médium, Les douze clefs de la philosophie en edición de Canseliet, L’érotisme de Bataille, L’anatomie de l’image de Bellmer y L’art magique. Bellas imágenes de la Érotique de l’alchimie, de Élie-Charles Flamand, son
reproducidas y comentadas. Al nombrar la presencia parisina de Mário Cesariny y
de António Maria Lisboa, Sergio Lima alude a Ossóptico, del segundo, y a A cidade queimada del primero. El admirable
libro de Cesariny me entusiasmó tanto cuando lo compré en Lisboa en 1979 (había
sido editado en el 77, con Titânia), que le hablé a Cesariny de traducirlo yo, llevándome la sorpresa de
que me lo desvalorizó, no mostrándose ya interesado por él.
Siguen un buen texto de la portuguesa Maria
Luisa Falcão Murta sobre Cirlot (casualmente, ella se puso hace algunos años en
contacto conmigo para que le enviara una tesis que sobre la poesía de Cirlot yo
había dirigido) y un artículo de 1963 de Ernesto Sampaio que presenta Antônio
Cândido Franco, quien también escribe unas “Bodas alquímicas” con Sampaio y su
mujer, la actriz Fernanda Alves, como protagonistas de un acto único cuyo
diálogo se adecua primorosamente al paradigma esotérico de este número de A Phala. Aún reconociendo que es un
buen ensayista y fue un óptimo divulgador del surrealismo en Portugal, no le
tengo muchas simpatías a Ernesto Sampaio desde que, en el año 1987, leyendo el Diário de Lisboa, me topé con un lamentable
artículo suyo contra “el pathos portugués”, ataque a la “filosofía de la
saudade”, Camões, Pessoa, Sá-Carneiro, António Nobre y otros, aunque sin
incluir al mayor saudosista de todos, Teixeira de Pascoaes, obviamente para no
despertar las iras de su amigo Cesariny. O sea, cuando tenía que estar denunciando
la masacre a que los siniestros hombres de acción estaban sometiendo a la
tierra y al pueblo antiguo de Portugal (para más inri, como sicarios del
capitalismo europeo), él prefería inscribirse en la vieja cruzada contra el
fatalismo lusitano. Lo irónico del caso es que este enemigo de la saudade acabó
dejándose morir de ella cuando un triste fado le arrebató a su Fernanda –a quien, por lo demás, dedicó un libro
estremecedor.
Un delicioso texto antiperruno de Léo Malet
(como engañar a los estúpidos perros feroces) abre un dossier sobre esta figura
incomparable. Sergio Lima me hace el honor de incorporar el único capítulo,
dedicado a Malet, de mi proyectado libro Los grandes refractarios, pese a que está incluido en Caleidoscopio surrealista, y le da una presentación
exquisita, como si apareciera en el semanario de los años 20 Le Petit Journal Illustré. Pero hay mucho más: poemas,
fotos, collages y prosas como “Fisonomía de las calles”, de 1942, en que se
enumeran nombres de tiendas y cafés encabezados por “À la Promenade de Vénus”,
donde se vendrían a reunir los surrealistas... veinte años después. Este
dossier se cierra con el estupendo collage-homenaje de Pierre-André Sauvageot y
se continúa de modo apropiado con el texto de Guy Girard “Momentos de lo
maravilloso”.
André De Dienes, fotografía |
Sergio Lima reflexiona sobre el cuerpo y la
transgresión en un magnífico ensayo dedicado al fotógrafo húngaro André De
Dienes, para mí una revelación y de quien encontramos un derroche de imágenes
eróticas de una potencia asombrosa. De Dienes coincidió además con los
surrealistas en la fascinación por las muñecas kachinas, incluso en los años en
que las descubrieron Max Ernst y André Breton. Sergio Lima estudia cuatro de
sus series fotográficas de los años 50 y 60: la de los movimientos, la de los
espejos (que creo permiten una aproximación a las distorsiones de Kertész), la
de los collages y la de las metamorfosis.
Rik Lina, Body |
Voluptuosidad es la palabra que mejor define
las posiciones y los ademanes de las hermosas mujeres que fotografía De Dienes,
por lo que transitamos plácidamente a la siguiente sección, en que aforismos de
Malcom de Chazal, el gran teórico de la voluptuosidad, acompañan soberbios
dibujos y collages de Rik Lina, en total 17 “efigies de orgasmo”, incluido un
dibujo-frottage y un Homenaje a Bellmer.
Renzo Margonari, otro de los artistas
indesplazables del surrealismo, dialoga, con sus cuatro Mariposas camufladas de
flor (acuarela
y lápiz), con las cuatro Mariposas de carne (lápiz, carbón, pastel seco, tinta china) de Leandro Santos, miembro
del grupo surrealista brasileño. Siguen unas “anamorfosis” de dos nombres para
mí nuevos: Paulo Gaspar Ferreira y Antonella Gandini, la segunda, italiana,
presentada y entrevistada, y el primero participante en la exposición brasileña
del libro-objeto y el no-libro. Estas asociaciones tan del gusto de Sergio
Lima, prosiguen con un trío de fotógrafos: Javier Gálvez, Günther Blum y
Francis Tondeur, cuyas imágenes son respectivamente tituladas “Fotos
prohibidas”, “Unpublished” y “Homo erectus”.
Este primer tomo –aún no he visto el
segundo– concluye con un dossier dedicado a la exposición de Montreal “La caza
al objeto del deseo”, con fotos que no conocíamos y que dan buena idea de tan
importante evento surrealista.
El único si no que hay que hacerle a A Phala es el de que tal suntuosidad
de contenido y la concepción incluso genial de Sergio Lima, no se vean
correspondidos por el acabado editorial. Hay aquí aún más erratas que en el
número anterior, como si faltara una revisión elemental, y ello se agrava en
los propios textos del director, cuya lectura se ve entorpecida con tantos
fallos. Por otra parte, el gusto de Sergio Lima por continuar las páginas pares
en las impares le juega malas pasadas, ya que eso está muy bonito en un pdf,
pero queda frecuentemente mal en una revista de más de 300 páginas. (Invención
maligna esta de los pdfs, ya que además dificultan o impiden la entrada en
ellos y prodigan fácilmente los errores, haciendo añorar los buenos viejos tiempos
de las primeras y segundas galeradas.)
Próximamente abordaremos el segundo tomo de
este fabuloso número, lleno también de jugosas contribuciones.