domingo, 30 de enero de 2022

Ludwig Zeller, Wilhelm Freddie

Wilhelm Freddie, Los legionarios del placer, 1936

Al final de la antología de Ludwig Zeller Salvar la poesía. Quemar las naves (1988) se incluyen dos poemas inéditos, precedidos del relato del sueño que los originó. El segundo va dedicado a Wilhelm Freddie porque concierne a su escandaloso cuadro Los legionarios del placer:



Lamento no haber encontrado ninguna reproducción del cuadro de Susana Wald El origen del fuego, a que Zeller hace referencia.

A un gran poeta, un gran artista, que vivió de escándalo en escándalo, como se puede ver en la semblanza que le dediqué en Caleidoscopio surrealista, semblanza a la que hasta ahora no he tenido nada que añadir:

Wilhelm Freddie (1909-1995). Fuera del mercado y de la moda, Wilhelm Freddie ha realizado una de las obras más intensas y subversivas de todo el surrealismo, con pinturas, objetos, collages y películas. En sus inicios se vio influido por Schwitters y el constructivismo, pero tal vez mayor fue la huella de haberse criado, como el otro que dice, en el Instituto de Patología General de la universidad de Copenhague, donde trabajaba su padre. En 1929 lee La Révolution Surréaliste y se deslumbra con Chirico (a quien dedicaría en 1941 el cuadro Los huevos de Giorgio de Chirico), como luego con Dalí. Al año siguiente un cuadro suyo, el primero del surrealismo danés, escandaliza a la burguesía de Copenhague, siendo vuelto en varias ocasiones contra la pared. Desde entonces, Freddie participará en todas las exposiciones importantes del surrealismo. En 1934 conoce a Bjerke-Petersen –quien le dedicaría una monografía en 1935– y constituyen el primer núcleo del surrealismo en su país, presente estos años en las revistas Linien Konkretion. En 1935 es denunciado por un diputado eclesiástico en el parlamento sueco y escandaliza en la exposición Cubismo-Surrealismo celebrada en Copenhague. En 1936, por un lado su cuadro Fenómeno psico-fotográfico: Los caídos de la guerra mundial, enviado a Londres, es interceptado por la aduana inglesa, que llega a invocar una ley por la que debía ser quemado, y por otro, en una exposición celebrada en Odense, el comisario de policía ordena el ocultamiento de unos cuadros suyos y el rey Christian X, al ver los otros suyos, pregunta si el autor ha sido ya internado, a lo que responde el director del museo que “aún no”. Todo esto anuncia el escándalo del 37. En una sala de Copenhague expone, con el título de “Sexo-surreal. Retirad el tenedor del ojo de la mariposa”, sus últimas obras, unos cuarenta cuadros y objetos, que intenta sabotear una banda juvenil nazi, mientras que un visitante encolerizado se lanza sobre él dispuesto a estrangularlo. En un artículo periodístico se habla de “obscenidad morbosa” y de “invenciones repugnantes de un maniaco sexual”, y el mismo día la policía se lleva todas las obras expuestas. En otra exposición inaugurada unos días después en un museo de Lund –“El surrealismo en Escandinavia”–, la dirección del museo rechaza tres cuadros suyos. En abril, es llamado a declarar en Copenhague. La gota se colma cuando en junio expone en una galería de la capital la Meditación sobre el amor anti-nazi, que provoca la protesta del embajador de Alemania, pidiendo la confiscación del cuadro y la detención de Freddie por crimen de lesa majestad. El artista es acusado de “insulto a una potencia extranjera” y condenado a diez días de trabajos forzados, aparte de serle prohibida la entrada en las tierras del führer. La exposición es cerrada y tres obras son retenidas: los cuadros Las tumbas de la guerra mundial y Los legionarios del placer (al que Ludwig Zeller dedicaría un poema en 1989) y el objeto Sex-paralysappeal, que criarán moho en el museo de criminología de la policía durante 26 años (en 1965 pintaría Conroy Maddox el óleo Pintado para colgar en el Museo de Criminología de Copenhague). Salvo un par de excepciones, el mundo artístico se abstuvo de hacer comentarios, e incluso un escritor de la prensa comunista se regodeó con su detención. En la de inspiración nazi pudo leerse que “los antiguos griegos lo habrían arrojado al mar desde un acantilado, que es lo que nosotros haremos una vez nuestra Nueva Europa sea una realidad”. En cuanto a la Meditación sobre el amor anti-nazi, sería exhibida en la exposición de 1940, atrayendo numeroso público. Los escándalos se seguirán sucediendo –adobados con imprecaciones parlamentarias y prédicas desde el púlpito–, obligando finalmente la ocupación nazi –en 1942 es amenazado de muerte– al ocultamiento del artista, que huye a Suecia, donde se establece durante ocho años, donde organiza una exposición surrealista (1949) y donde ejerce notable influencia, en particular sobre Svanberg y los imaginistas. En 1947 ha expuesto con el grupo de París en la galería Maeght, advirtiéndose un cambio en su obra, que pasa de la impronta daliniana a un esoterismo influido por Victor Brauner, a quien Freddie ha conocido en París.

En 1949 realiza su película El rechazo definitivo de la petición de un beso (título de un cuadro de 1940) y en 1950 Horizontes comidos, a la que le bastaron tres minutos para provocar un nuevo escándalo. El artista sigue fiel a sus principios: para él “el surrealismo no es un estilo artístico ni una filosofía, sino un estado de espíritu permanente”. Aun en 1961, otra de sus exposiciones en Copenhague, para la que, en vistas de que no le restituían sus tres obras confiscadas, hizo réplicas, sería cerrada por la policía a los pocos minutos de la inauguración, siendo también las réplicas confiscadas. En 1960 participaba en la exposición neoyorquina organizada por Breton, Duchamp, José Pierre y Édouard Jaguer, quien lo había introducido en el movimiento Phases desde 1953, y a la vez en la surrealista de Milán organizada por Arturo Schwarz. En 1957, traba amistad en París con Ghérasim Luca, quien colaborará en una magnífica monografía trilingüe (danés, alemán y francés) publicada en 1962, con textos también de Édouard Jaguer, Steen Colding, Jean-Clarence Lambert, Ilmar Laaban, K.O. Götz, Robert Benayoun, Gunnar Hellman, Hans Meyer Petersen.

En 1972 aparece en Londres –al tiempo que, en la misma ciudad, una exposición suya recibe una bomba incendiaria y dos de sus cuadros son quemados– un gran libro sobre Freddie: Where has Freddie been?, incluyendo una soberbia cronología, el guión de Horizontes comidos y un interesantísimo texto de Jens Jorgen Thorsen, aparte numerosas reproducciones de sus admirables obras, que conforman uno de los mundos poéticos más turbulentos y rigurosos de todo el surrealismo. Por estos años escribía Édouard Jaguer que Freddie continuaba siendo “la exigencia surrealista personificada, una persona maravillosa, uno de los grandes pintores de nuestro tiempo”. Jaguer no deja de incluir en Les mystères de la chambre noire dos piezas en que combina fotografía y pintura –Mujer en un interior y Escándalo en la sociedad: la escalera–, apuntando cómo “toda su vida ha sido un incesante combate contra la hipocresía de las instituciones y de las ideas recibidas”. Ambas obras, como su título sugiere, están marcadas por el erotismo, o no hubiera afirmado Freddie: “La sexualidad es un factor de tal importancia en la existencia que debe aparecer en todos los cuadros”. Y en 1987, en el voluminoso libro La femme et le surréalisme, donde se ofrecen “Algunos pensamientos extraídos de una entrevista con Wilhelm Freddie”: “Mi vida espiritual está filtrada por la mujer”; otros “pensamientos” se refieren allí al propio surrealismo: “El surrealismo es un modo de vida. Más que una corriente artística o un estilo, es una mentalidad, una actitud puramente psíquica”. En 1989, en Copenhague y Estocolmo, tiene lugar la exposición retrospectiva “Freddie o el triunfo del humor negro”, cuyo catálogo lleva un prefacio de José Pierre encomiando sus sesenta años “sin la menor concesión a las modas ni a las exigencias mercantiles”, y en 1991 Per Mossin dirige un vídeo en que el artista evoca su pasado. Otro catálogo, ya motivado por su desaparición, apareció en Dinamarca en 1996.

Aparte la monografía de Jaguer en Filipacchi (1990) y el texto de Ilmar Laaban en el n. 8 de Phases (1963), hay buenos trabajos sobre Freddie de José Vovelle en el colectivo Le surréalisme et le plaisir (ed. José Corti, 1987), de José Pierre en el n. 28 de Pleine Marge (“Wilhelm Freddie, homenaje a la carne”, que sin duda para Freddie nunca tuvo nada de “triste”) y de Michael Richardson en el catálogo de 2009 del National Museum of Denmark (sobre sus películas, titulado “La densidad de una sonrisa”).

“Yo sueño donde quiera que me encuentre”.


En la siguiente foto del 19 de marzo de 1937, la policía confisca los cuadros de la exposición de Wilhelm Freddie, quien, aparte la pena económica, sufriría diez días de arresto en la cárcel Vestre Faengsel de Copenhague. Estos cuadros permanecerían depositados en en el Museo Criminológico de Copenhague de 1937 a 1967; como no se los devolvían, Freddie hizo réplicas que expuso en 1961 ¡y que también le confiscaron!

Wilhelm Freddie: "Horizontes comidos"

Jorgen Roos, quien ya se había inspirado en un cuadro de Wilhelm Freddie (Rechazo definitivo de un beso, 1940), colabora con este en la plasmación del insólito cortometraje titulado Horizontes comidos. Estamos en 1950, cuando Wilhelm Freddie ha vuelto a Copenhague después de seis años de exilio. La censura danesa lo prohibió 16 años, y cuando fue proyectado en el Troisième Festival du Court Sujet, que se celebraba en el Palais de Chaillot, provocó un gran escándalo, con barahúnda de aplausos espontáneos, imprecaciones y silbidos. 

Debe ser allí donde vieron la película los surrealistas de L'Âge du cinéma. En el número primero de la revista (marzo de 1951), encontramos una reseña entusiasmada, sin firma. De entrada, podríamos pensar en Kyrou, pero el entusiasmo no es tanto en su libro sobre el amor erótico en el cine cuando se refiere a ella, por lo que habría que sospechar más bien de Benayoun o Goldfayn. 

Hoy, aparte dar el enlace de la película, reproduzco la crítica de la revista y el documento del guion, con la curiosidad de que la traducción francesa está corregida y mejorada de puño y letra por José Pierre, a quien pertenecía mi ejemplar del catálogo de la exposición de Freddie en Londres en 1972, catálogo que cierran precisamente estas páginas. José Pierre dedicaría un estupendo ensayo a Freddie en el número 18 de la revista Pleine Marge, para el que se valió, en uno de sus pasajes, de su traducción.

horizons mangés









Como homenaje a esta figura magnífica del surrealismo, reproduzco, en fin, estas dos páginas muy jugosas e iluminadoras, incluidas en el tomazo La femme et le surréalisme:

viernes, 28 de enero de 2022

Sergio Dangelo

Sergio Dangelo, El guante de la soledad, 1999

Registramos la baja de un elemento extraordinario, que se fue a vagar por las estrellas el día 4 de este mes, cuando iba a cumplir 90 años en la Tierra: Sergio Dangelo.

La relación de Sergio Dangelo con el surrealismo fue esencial, pero en las cerca de dos mil páginas de la tan cacareada enciclopedia internacional del surrealismo es nombrado dos veces, y simplemente para asociarlo a Baj; por tanto, le lleva dos de ventaja a su compatriota Renzo Margonari. Aquí dejo la entrada que le dediqué en Caleidoscopio surrealista, y algunas obras que remiten al surrealismo. También, un texto muy vivaz (como era Sergio Dangelo), publicado en el número 100 de Phantomas, y otro de 1984 que no deja dudas acerca de la señalada relación.

Algunas de sus pinturas me son especialmente queridas, como Deflagración de hierbaEl espejo del castillo de arenaMariposa de la memoriaGruta de la mantis El lobo / El cormorán, e ídem collages como La isla del cazador de sueñosLa llave de los campos o La soñadora. Y entre sus obras hay homenajes a Nerval (Para Nerval, que tuvo André Breton), Blake (El paseo de Blake, soberbio), Poe (Uno de los Uher), Bellmer (Bellmer vendrá esta tarde, collage), y Artaud (su actuación de 1970 en Canterbury El ombligo de los limbos, que vale para recordarnos que este desafiante bon vivant que era Sergio Dangelo animó algunos grandes momentos del siglo XX).   

La pintura que abre esta nota es un homenaje a Toyen. Una vez lo sabe uno, se hace obvio tratarse de eso exactamente.  

     

Sergio Dangelo, Yo busco el tiempo del oro, 1999


Sergio Dangelo, Dormir,dormir dans les pierres,
1988

Sergio Dangelo (1932). Pintor, ceramista y creador de objetos, cultivador del collage “irónico-erótico”, Sergio Dangelo hizo a los 18 años profesión de “surrealismo absoluto”, lo que recordará años después como la sumersión no en una “piscina”, sino en un “océano en el cual se corre el riesgo de perderse, suficientemente grande para permitirme avanzar en mi búsqueda sin sentirme oprimido por límites demasiado estrechos”. Funda en seguida, con Enrico Baj, el movimiento nuclear, que trataba de oponerse al triunfo del movimiento abstracto-concreto, o sea a la reducción decorativa del arte, y publica en 1957, también con Baj, el Manifeste contre le style, al que será fiel toda su vida, en la negativa radical a repetirse a sí mismo. Dangelo mantuvo relaciones esenciales con el surrealismo, escribiendo a la muerte de André Breton un muy bello texto, reproducido en André Breton, un uomo attento, donde lo pone como “ejemplo de un vivir en Poesía sin precedente, el símbolo mismo del coraje y de la pureza”. Con motivo de su exposición milanesa en 2004, se publicó el excelente libro Sergio Dangelo. Les autres faces de la médaille, que incluye una larga e interesantísima entrevista, como otra hay en Sergio Dangelo. Altrove e colti al volo (2007), donde se reproduce su homenaje a Toyen Le gant de la solitude. Fue también un buen escritor, como puede apreciarse, por ejemplo, con la lectura de “Perle de mémoire”, en el n. 100 de Phantomas, que acaba así: “La memoria de occidente es muy corta. Si fuera de otro modo, no habría guerras. Un excelente remedio contra la pérdida de memoria es el amor físico. Yo me acuerdo, cosa curiosa, que todas las mujeres que me han querido gentilmente conceder sus gracias, tenían, todas, ojos bellos y grandes, y, aún más curioso, una flor, como una boca, una especie de selva plegada, dulce y tierna, de un rosa de perla fina y como entre dos columnas horadada, en lo alto, al final de las piernas”.

Bellas páginas le han dedicado Arturo Schwarz en Arte nucleare, 1962, y Alain Jouffroy en Sergio Dangelo, un messager du ciel, 1974.

"He tenido siempre la mirada vuelta hacia la Rue Fontaine".

Renzo Margonari, por Sergio Dangelo y Maurice Henry

Uno de mis artistas surrealistas más admirados es Renzo Margonari, al que ignora despreciablemente la enciclopedia internacional del surrealismo, no contenta con haber reducido a Gómez-Correa a surrealista epigónico. Pero, por supuesto, para un espíritu de la envergadura de Margonari estas son cuestiones miserabilistas poseedoras de una enorme cantidad de importancia nula.

La gran publicación sobre su obra es la de Arturo Schwarz Renzo Margonari. Alchimie del''inconscio, con un potente ensayo y al final una antología de textos sobre el artista, entre los cuales selecciono para esta entrada los de Sergio Dangelo ("37 tests clínicos para Margonari que sabe hacer volar los peces y bajar agua de las cascadas") y Maurice Henry ("Un mundo primordial").

renzo margonari surrint



Renzo Margonari, Olimpic triangle fish, 1972

domingo, 23 de enero de 2022

Jaguer, Malet, Ubac

En su imprescindible Les mystères de la chambre noire, Édouard Jaguer selecciona varias fotografías de Raoul Ubac, entre ellas La nebulosa, obra sublime de 1939 que vemos aquí con su comentario:



Le hubiera gustado a Édouard Jaguer saber que este brûlage inspiró un extenso poema a Léo Malet cuando lo descubrió, seis años después:


De Léo Malet, a su vez, seleccionaba Éduard Jaguer para su antología dos fotos, la segunda, en efecto, anticipando las pesquisas muy posteriores de Robert Benayoun con el espejo:



Esta foto, creo que no muy conocida, nos recuerda a Léo Malet, erotómano inveterado, en 1984:

martes, 18 de enero de 2022

Un homenaje a Peter Wood


Peter Wood fue uno de los más amados surrealistas en las últimas décadas del siglo pasado. El librito Pour Peter. Le dit de ses amis así lo demuestra, ya que es impresionante el elenco de contribuciones que en él encontramos.

Como recuerdo, hemos decidido ofrecer a sus miembros y lectores este breve homenaje que le dedicaron los cuadernos del unbo, y que lleva en cabecera la referencia bibliográfica al citado libro colectivo y a la antología publicados en 1999 (año de su muerte) y 2000. Un bello texto de Marie-Dominique Massoni corona este folleto.

Tenemos aquí también los homenajes de Tony Earnshaw y Ted Joans en Pour Pete:





domingo, 16 de enero de 2022

Mário Cesariny y el "Movimiento surrealista mundial"

Vuelve a editarse el libro más "internacionalista" de Mário Cesariny, una auténtica bomba que hizo explotar en noviembre de 1977. Yo lo compré en Lisboa dos años después y fue uno de los libros que me han abierto caminos, entre otras cosas porque mi convencimiento era que el surrealismo había desaparecido como "movimiento", tras la muerte de André Breton.

De la existencia un tanto insular del surrealismo portugués, encerrado en los barrotes invisibles del salazarismo, salió Cesariny tras el contacto que estableció con Sergio Lima, otro espíritu abierto al universo, y que pudo relacionarse con los surrealistas en torno a André Breton de una manera que, por diversas circunstancias, no había sido posible un par de décadas antes para el mago de Lisboa.

Una década después, Cesariny hubiera sin duda llevado a cabo una obra mucho más rica. Por ejemplo, al incluir a Agustín Espinosa se limita a antologar capítulos de Lancelot, 28º-7º y Media hora jugando a los dados, porque aún no ha tenido acceso a Crimen, y de Pedro García Cabrera tampoco conoce Dársena con despertadores. Pero en una obra de esta envergadura, carece de todo sentido señalar ninguna deficiencia como significativa.

El prefacio fue para mí verdaderamente un escrito convulsionador, ya que por primera vez encontraba yo perfectamente expresada la comunión Breton-Artaud que había estado en la raíz de mi adscripción al surrealismo, saltando por encima de la pedante maldad telqueliana de aquellos años y hasta de la visión de algunos surrealistas (por ejemplo, años después me sorprendería el desinterés total de Eugenio Granell hacia Artaud). Al hilo de estas palabras recuerdo en Tenerife a Mário Cesariny revolverse como un león cuando cierto poeta insular (y no de los más tontos) se permitió públicamente desvalorizar a Artaud. Esas cosas NO las dejaba pasar Mário Cesariny.

Otro impacto parecido me produjo la importancia que concedía al gran dadaísmo, no limitándolo, como suele hacerse, a mero antecedente o momento pasajero del surrealismo. Luego seguían los "dosieres", por países: España, Inglaterra, Checoeslovaquia, México, Rumanía, Holanda, Brasil, Estados Unidos, etc. Capítulos temáticos: el surrealismo y la pintura, el surrealismo y la libertad, el surrealismo y el corazón salvaje. Un dosier antiestalinista: Aragon, Cuba, la URSS. Un capítulo para el mayo francés y otro para el movimiento Phases de su amigo y aliado Édouard Jaguer ("un gran tipo", me escribió una vez, a raíz de que se aliara momentáneamente con Jean Schuster y José Pierre, para diferenciármelo drásticamente de estos dos).

Otro de los capítulos formidables es el que se le ocurrió titular, en su estilo inimitable, "Estructuralismo, Lingüística, Pseudo-Metagramática y otros actuales ensayos de aplastamiento de la poesía". En plena tiranía de la arrogante pedantería estructuralista, Cesariny elegía un texto demoledor de Roger Galizot y el bello ensayo de Aldo Pellegrini "Se llama poesía a todo lo que cierra la puerta a los imbéciles".

La nueva edición (que, al tratarse para mí de una obra de culto, no puede sustituir al volumen original), muy bien cuidada y con algunas ilustraciones nuevas, se engalana con un excelente preámbulo de Laurens Vancrevel, amigo de Cesariny durante muchos años, y un posfacio de Perfecto E. Cuadrado, admirador y sacrificado devoto del Maestro, con cuya memoria ha seguido conviviendo siempre. 

Esta antología, como por ejemplo la del humor negro de André Breton, no es un simple libro, es un verdadero terremoto del espíritu.

textos de afirmaçao e de combate do movimento surrealista mundial

viernes, 14 de enero de 2022

Toyen por Jaguer, Breton, Elisa

Toyen, Coulée dans le lointain, 1962

Este cuadro, también reproducido en el número 6 de La Brèche (1964), es uno de los veinte que Toyen, la más grande artista del surrealismo, expuso en 1962 en la galería parisina de Raymond Cordier.

El diminuto catálogo llevaba un bello texto de Édouard Jaguer y hoy lo reproducimos aquí. Que yo sepa, ese texto solo se ha publicado luego en Styrsky. Toyen. Heisler, a su vez catálogo (maquetado por Pierre Faucheux) de una exposición de este trío dorado checo en el Museo Nacional de Arte Moderno de París, veinte años después.

También fue expuesta en 1962 la pintura con que se cierra esta nota. Pero antes completemos con este retrato analógico de Toyen en 22 cuestiones, las cuales se formularon alternativamente sus íntimos amigos Elisa y André Breton. Radovan Ivsic es quien tenía el manuscrito, que comunicó a Étienne-Alain Hubert cuando estaba este elaborando el último tomo de las obras completas bretonianas. El Parque de los Remedios a que se refiere Breton fue visitado por él en compañía de Trotsky en 1938.


Toyen, Lave de l'attente, 1962

miércoles, 12 de enero de 2022

La inspiración vivificante de Claude Tarnaud


Este bonito homenaje a Claude Tarnaud se lo hizo Victor Brauner en 1948, cuando Tarnaud tenía 25 años pero ya había participado muy activamente en la exposición internacional de 1947 y era uno de los animadores de Néon. Jindrich Heisler, al darle cuenta a Frederick Keisler de su descubrimiento de Tarnaud, se lo calificaba, en 1947, como un "poeta lírico de sensibilidad excepcional y de una expresión perfecta".

Hoy, Tarnaud continúa siendo un escritor secreto, aunque ya alguien lo haya metido (y bastante bien, por cierto) en la wikimierda. Siempre pienso en él cuando oigo las chorradas sobre el "reconocimiento" que no han obtenido figuras a su lado ínfimas, por no hablar de la demagogia genérica.

Como Claude Tarnaud ha sido siempre uno de mis escritores de bandera, uno de mis surrealistas irreprochables, le dedico hoy este homenaje especial, con la reproducción de dos de sus poemas publicados en cuaderno, ambos en esa fecha de 1947. El primero se vende en la red a 332 euros (¡!).

En 2000 y 2003, Sébastien Petibone, quien llevaba la librería surrealista L'Or du Temps, a la que yo compré tantos libros y en la que llegué a estar (¡aquel memorable encuentro con Lou Dubois, en que, al oírme darle a Petibone mi dirección en Canarias me preguntó si yo conocía en Tenerife a mpc, un amigo de Sarane Alexandrian!), editó en su muy bella colección L'Écart Absolu tres obras extraordinarias de Tarnaud: DeL'Aventure de la Marie-Jeanne ou le journal indien La forme réfléchie, un verdadero arsenal de surrealismo en su mejor, con ilustraciones de Jorge Camacho y Jacques Lacomblez; el tercero de esos tres libros lo venden en la red a 291 euros, y el primero parece inencontrable.

Y aquí están esos dos preciosos poemas, con ilustraciones de Lacomblez y de Zimmerman:




domingo, 9 de enero de 2022

2 bis, rue Férou

Pocas semanas antes de que se demoliera el estudio que Man Ray había tenido en París durante un cuarto de siglo, François Lévy-Kuentz realizó un documental de 22 minutos en que la sublime Juliet nos introducía en aquel espacio insólito y entrañable.

Las ediciones Dilecta publicaron una caja con un libro de pequeñas dimensiones y un libreto en que se incluía el disco con el documental. El libro, en inglés y francés, contiene dos exquisitas conferencias de Man Ray, y el libreto muchas fotografías del estudio por Carlos Muñoz Yagüe.

La grabación se llevó a efecto en 1988, y la caja se editó en 2008. Veo que puede conseguirse aún en Dilecta, y que el cortometraje está disponible en la red, aunque no gratuito.

En una de las fotos, vemos la Remington en que Man Ray escribió su maravillosa autobiografía, una de las mejores memorias de los viejos tiempos dadaístas y surrealistas que existen. Otra foto muy destacada es la de su dormitorio, presidido por la célebre pintura A la hora del observatorio, los enamorados; en el libreto, va acompañada de estas palabras de Juliet: "Los sueños eran muy importantes para él. Soñaba todo el tiempo", añadiendo en otro momento que al despertar se ponía a dibujar los sueños de la noche para luego empezar a pintar. Esta pintura tuvo un origen curioso: un día Kiki le dejó en el cuello la marca de sus labios y él se puso a soñar con labios sueltos, flotando en el aire; ese sueño siguió con él mucho tiempo, hasta que diez años después lo traspuso a ese cuadro monumental, en el que trabajó de 1932 a 1934, colgándolo sobre la cama "como una ventana abierta sobre el espacio". Las dos cúpulas que aparecen al fondo eran un recuerdo de sus paseos cotidianos por los jardines de Luxemburgo, y "los labios, sin duda a causa de su escala, evocaban dos cuerpos estrechamente enlazados". Al igual que muchos de sus cuadros, lo hizo en los ratos libres, y Man Ray simpatizaría sabiendo que para mí este hombre que pintaba "para ser amado" y al que muchos no pasan de considerar un fotógrafo y autor de objetos, es ante todo un pintor, un maravilloso pintor.

La Rue Férou es conocida por el enigmático cuadro que le hizo Man Ray en 1952, o sea a los pocos meses de comenzar a vivir en el estudio. Esta calle iba de los jardines de Luxemburgo a la plaza de Saint-Sulpice, cuya iglesia inmensa, llena de leyendas y con unas raras torres asimétricas, le impresionaba. 

Foto de Carlos Muñoz Yagüe

Yves Vadé y el surrealismo

Tenía a Yves Vadé por uno de mis ensayistas favoritos, desde que leí L'Enchantement littéraire. Écriture et magie de Chateaubriand à Rimbaud, lectura a la que siguió la de un artículo sobre Breton y el mundo celta en la revista Pleine Marge y, más recientemente, la de otro sobre Yves Elléouët. Es autor además de un libro sobre el poema en prosa y sus "territorios" y de otro sobre etnología y literatura.

Ha sido ahora Patrick Lepetit quien, en su admirable obra La tête d'Ogmius, me ha alertado sobre otro de sus libros, Pour un tombeau de Merlin. Du barde celtique à la poésie moderne, ya que contiene material sobre André Breton y el surrealismo.

La obra confirma las expectativas. Publicada en Corti en 2008, consta de 300 páginas muy densas en que se aborda la figura del mago Merlín desde los ángulos más enriquecedores. Tras indagar el nacimiento de este gran personaje y oponerlo al mito de Orfeo, como el riesgo de la aventura poética se opone a la seguridad de la tradición clásica, se va descubriendo su presencia oculta en la tradición moderna hasta llegar al surrealismo. Rimbaud, Nerval o Lautréamont son nombres en que se detiene Vadé, pero también cita a surrealistas como Maurice Blanchard, Benjamin Péret o Jean Ferry. El capítulo "De lo fantástico medieval a lo maravilloso surrealista" determina las diferencias y coincidencias entre la materia de Bretaña y lo maravilloso surrealista como antípoda de lo fantástico moderno. Una sección de este capítulo se titula "Nitroglicerina", señalando el curioso dato de que esta se inventara en 1868, año de aparición de Los cantos de Maldoror, que anticipa la alianza surrealista de la revuelta y lo maravilloso, aunque Yves Vadé también muestra en su libro, y de modo convincente, lo que separa al surrealismo de la obra de Lautréamont.

"André Breton y la sombra de Merlín" es todo un estudio de Breton y la cultura celta, en que se apoya Patrick Lepetit. Apuntaré que Yves Vadé muestra además un conocimiento profundo de la obra poética del fundador del surrealismo. Cierra el libro un capítulo sobre Henri Michaux, en que Yves Vadé deja bien claro que no le interesa el juego de las "fuentes", sino la actitud del escritor, en el caso de Michaux como poeta desinteresado de la cultura celta pero a la vez completamente no ya ajeno sino hasta hostil a la tradición órfica.

Nuevos collages de Alberto Mayol

¿Por qué persiguen a la dama de las camelias?,
2021

Infatigable en la creación de collages (algunos en soportes insólitos, o interviniendo sobre fotos y postales), desde la ciudad de Barcelona Alberto Mayol nos envía frecuentes series de las que hemos seleccionado los que poseen un espíritu más "surrealista". 

nuevos collages

alberto mayol

tarot de los ases

sábado, 8 de enero de 2022

Picabia, por Mesens y Pellegrini

En el número 3 de la revista bonaerense Letra y Línea, (enero de 1954), Aldo Pellegrini le dedicó este poema a Francis Picabia, quien había muerto el 30 de noviembre anterior:


 
Acompañamos el poema con un collage de E.L.T. Mesens; lo hizo en 1963, pero como se lo robaron, compuso este similar siete años después:

E.L.T. Mesens, Segundo homenaje a Picabia

En la entrada que le dedico a Picabia en Caleidoscopio surrealista, faltaría anotar el poema de Pellegrini y el ensayo de Annie Le Brun "A tumba abierta" para un catálogo de 2002, luego recogido en su recopilación Un espace inobjectif. Entre les mots et les images (2019).