domingo, 9 de marzo de 2025

Franklin Rosemont y la cultura popular

Ha sido una gran idea reunir los escritos de Franklin Rosemont sobre la cultura popular estadounidense, resultando un volumen, como todos los suyos, explosivo. La mayoría de los textos han aparecido en las revistas del surrealismo y en sus propios libros, pero hay algunos que desconocíamos, por formar parte de volúmenes de la izquierda radical no ceñidos al surrealismo. Como siempre, es un disfrute la vehemencia con que nos habla Rosemont, quien solo conocía, por decirlo con palabras de Octavio Paz referidas a André Breton, "el lenguaje de la pasión".

Lo que él llama "el fértil y majestuoso río de la cultura popular", ha sin duda alimentado el surrealismo desde sus orígenes, generalmente como arma contra la llamada "alta cultura", y a decir verdad nunca ha sido estudiado como merece, o sea sin las habituales fronteras geográficas y temporales. En el grupo surrealista de París, tuvo quizás sus mejor adalides en Robert Desnos y Robert Benayoun, a quien se le reconoce su ejemplar posición en la gran época del grupo de Chicago, que fue la inicial.

Surrealism, Bugs Bunny, and the Blues es un título que nos sitúa bien, pero el contenido del conjunto va mucho más allá, como se muestra en el primer ensayo, dedicado a los "precursores" y publicado en 1970 en Radical America. Estos precursores del surrealismo norteamericano son algunos muy bien conocidos, y otros no tanto: Charles Brockden Brown, Poe, Herman Melville, Emily Dickinson, Ambrose Bierce ("nuestro más seguro guía"), Samuel Greenberg, Alfred Lawson, Charles Fort, T-Bone Slim, los blues, los comics y algunos pintores y cineastas, siendo las páginas dedicadas a la edad de oro del comic (o sea, los años 40 y 50) las más sugestivas y detalladas entre estas últimas: Bugs Bunny, Krazy Kat, Little Nemo, Happy Hooligan, Rube Goldberg (cuyas delirantes invenciones tuvieron un buen seguidor hispano en el doctor Franz de Copenhague), el Pato Lucas, Tom y Jerry, el primer Pájaro Loco, Tex Avery, Coyote y Correcaminos, el Capitán Marvel, el primer Hombre Plástico y, por supuesto, el ineludible Spirit. A la citada pasión con que escribe Rosemont unamos la solidez y la firme documentación con que todo lo trata.

De Arsenal viene un artículo clásico sobre Lovecraft y los mitos de Cthuluh y otro sobre Frank Becknap Long, escritor lovecraftiano, y de Surrealism and its Popular Accomplices el dedicado a la utopía de Edward Bellamy (titulada en España Mirando atrás, y que Mark Twain consideró "fascinante"). La primera sección de nuestro libro prosigue con un divertido estudio de la imagen del anarquista en la cultura popular, incluidas unas calas sobre el carácter subversivo del cine cómico (valiéndose como ejemplo del inolvidable Cops de Buster Keaton), y con unas páginas sobre blues y cine extraídas de la obra maestra de Rosemont, An Open Entrance to the Shut Palace of Wrong Numbers.

Se consagra la segunda parte a los comics, la animación y los artistas autodidactas, y se compone sobre todo de las semblanzas de Surrealism and its Popular Accomplices, dedicadas a Hulk (el Hombre Increíble), Bugs Bunny, el cautivador artista marginal Henry Darger, Basil Wolverton y su Powerhouse Pepper, Bill Holman y su Smokety Stover, Earl Barks y su Pato Donald, Chester Gould y su Dick Tracy (en especial por sus maravillosos malvados, como Flattop y Shaky), George Herriman y su Krazy Kat, el absolutamente genial Tex Avery (objeto de una monografía de Benayoun) y Mel Blanc (voz de infinidad de héroes, entre ellas las de Bugs Bunny, cuyo "What's Up, Doc?", frase favorita de Rosemont, él inventó); tanto el ensayo sobre Krazy Kat como el de Tex Avery están incompletos, y lo mismo ocurre con el ensayo posterior sobre "Música negra y revolución surrealista", así que los textos originales no son sustituibles. Por otra parte, es obligatorio para todos los interesados en esta materia acudir al citado volumen colectivo, que complementa estas páginas de Rosemont con otras de otros autores sobre programas televisivos (Los Tres Chiflados, Ernie Kovacs y The Shadow, tratado nada menos que por Philip Lamantia) y sobre creadores de comics (Elzie C. Segar y Popeye, Gustave Verzek y los Upside Down, Milt Gross y Count Screwloose, Jack Kent y King Aloo, George Carlson y los Jingle Jangle Tales, Carl Barks y Uncle Scrooge, Walt Kelly y Pogo): todo un mundo de fascinaciones.

Esta segunda parte prosigue con un trabajo extenso sobre el surrealismo y la primera época del cine, y por tanto enlaza con el libro de Charlotte Servel hace poco comentado aquí, incluso en el tratamiento de las prácticas espectatoriales de Vaché y Breton, que la autora mostró no eran tan raras en la época, aunque sin que ello quite un ápice a su calidad convulsiva. Sigue a este trabajo otro sobre los comics políticos, extraído del colectivo Rebel Voices.


La tercera sección se ocupa de la música, el cine y la danza. Como el artículo sobre el rock está escrito cuando todo comenzaba, o sea en 1965, se explica que Franklin Rosemont avale aquel bluff reaccionario de los Beatles y solo nombre por encima a los Rolling, que en ese mismo año lanzaban Satisfaction. No continuó en esa vena, a pesar de la gigantesca aportación americana al rock de los 60 y 70, muy cercana a los blues en los mejores casos, pero sí que tenemos aquí un artículo sobre la música de Jimi Hendrix, datado en 1967. Se inserta en este momento un artículo redondo: el que dedicó a los blues como "tradición poética revolucionaria", en el mítico número 25 de la revista Living Blues, donde entonces colaboraba Paul Garon antes de publicar su Blues and the Poetic Spirit. Lo complementa con el ya citado e igualmente soberbio "Música negra y revolución surrealista", aparecido en el número 3 de Arsenal (despojado, ojo, de sus tres páginas iniciales). Un artículo sobre Keaton sigue antes de cerrar con un ensayo sobre la danza moderna, que para mí está escrita en chino, tal es mi desinterés por esa materia, pero que a otros sin duda interesará.

Dos nombres copan la cuarta sección: Joe Hill y T-Bone Slim, figuras centrales del movimiento Industrials Workers of the World, y sus más populares compositores. El segundo (como Bugs Bunny, Harpo Marx o Fantomas) es una de las once estrellas que rigen los Dominios de la Vigilancia Surrealista, en la exposición mundial de Chicago "Marvelous Freedom / Vigilance Of Desir", celebrada en 1976; de orígenes finlandeses, fue un excepcional aforista y humorista, de espíritu muy cercano al surrealismo, y Franklin Rosemont estudia aquí su cábala fonética, a la vez que se reproduce la introducción a sus obras selectas, aparecidas en 1992.

El quinto apartado se titula "Juego y humor", e incluye el gran ensayo sobre el humor traducido por el Grupo Surrealista de Madrid en la antología del grupo chicagoense (¿Qué hay de nuevo, viejo?, Pepitas de Calabaza, 2008), junto a unas páginas muy bien seleccionadas de Wrong Numbers, sobre el juego y contra el infecto fenómeno del deporte. Más de relleno parece el siguiente capítulo, "Ecología", porque se ve menos clara la conexión del único texto que lo compone con la cultura popular.

And that's all, folks!


domingo, 2 de marzo de 2025

Kafka y el surrealismo (1)

Al igual que al tratar de Apollinaire, me limito a señalar, sin ánimo alguno de exhaustividad, algunos hitos y señales en la presencia surrealista de otro de los grandes nombres del siglo XX, para mí su mayor escritor con Raymond Roussel, exceptuado, por supuesto, André Breton, quien, una vez más, abre el fuego con su soberbia página a él dedicada en la Antología del humor negro y ya dada a conocer en "Têtes d'orage", los seis retratos aparecidos en el número 10 de Minotaure, 1937:


En la página siguiente, un dibujo de Max Ernst ilustra un muy celebrado relato de Kafka, "Las preocupaciones de un padre" (no incluido en la Antología, donde Breton sumó a pasajes de La metamorfosis los relatos "Un divertimento" y "El puente"). Sobre el misterioso Odradek volveremos:


La obra de Kafka, aunque había fallecido en 1924, tardó en ser divulgada. Dos años antes del artículo bretoniano, Toyen diseñaba la portada de El castillo, que solo se había dado a conocer póstumamente:


Simultáneamente al ensayo de Breton, Styrsky pinta su Metamorfosis, y señalemos que el surrealista checo había valorado la Metamorfosis de Kafka como "la obra más cruel, más grotesca y más inhumana de toda la literatura moderna":


Max Ernst, 1938 (este breve relato es conocido en español como "Una cruza"):


En Bélgica, Marcel Lecomte escribe ese mismo año, con su agudeza habitual, sobre Kafka y el sueño, pero aprovechemos para reproducir también la reseña que mucho después haría de las obras completas:





En este mismo año iba a aparecer en el número 3 de la revista Plan de Otto Basil, que no llegó a publicarse, un ensayo de Heinz Politzer sobre Kafka y el surrealismo. Politzer, editor y estudioso de Kafka, coeditó sus obras completas junto con Max Brod.

sábado, 22 de febrero de 2025

Otra raíz del surrealismo

L & H

Acaba de publicarse un libro que merece alinearse en un selecto anaquel sobre surrealismo y cine. La autora es Charlotte Servel, y el título Le cinéma burlesque, une autre origine du surréalisme. El período estudiado va de 1917 a 1930, mostrándose cómo el burlesco americano contribuyó a dar forma al surrealismo y a los surrealistas, siendo uno de sus orígenes, uno de sus "excitantes", que puso en movimiento "su imaginación, sus escritos e incluso sus cuerpos", contribuyendo así, pues  a su inquieta y a veces hasta desesperada busca de la vrai vie.

Un primer problema planteará siempre la designación de este verdadero género cinematográfico. Cine burlesco y slapstick son los términos más habituales, pero sin olvidar "cine cómico" y hasta, como quería Robert Desnos, "cine poético". Por "cine cómico" lo conocí yo en mi infancia, de cuya desgracia general me salvaron tantas veces los quince minutos de Comedy Capers con que la televisión rellenaba su programación, quince minutos de entrada en los terrenos de lo maravilloso más subversivo, con figuras famosas como Harry Langdon, Chaplin, Harold Lloyd o Larry Semon, pero también con otras más raras, como Slim Summerville, Ben Turpin, Mack Swain o Snubs Pollard, cuya obra en recientes años he podido conocer a la perfección y con el mismo deleite que entonces, ya que guardan toda su frescura (para mí, a todos ellos los considero mis aliados, como los consideraban los surrealistas de la primera hora, por no hablar de los Hermanos Marx, el Gordo y el Flaco y W.C. Fields, actor favorito de Breton, que tendrían su época más gloriosa en la década siguiente). Con estas credenciales, a nadie sorprenderá que dos de mis libros más manejados sean los de Petr Král Le Burlesque ou Morale de la tarte à la crème (1984) y Les Burlesques ou Parade des somnambules (1986), ya que, aparte de tratarse en conjunto de un estudio completo y profundo, lo realizaba alguien que se había forjado en el surrealismo. Es la mejor introducción al cine cómico y a la vez la mejor guía para el espectador de las películas.

Charlotte Servel divide su trabajo (de cerca de 600 páginas) en tres partes titulándose la primera "Las prácticas espectatoriales burlescas de los surrealistas". Para los surrealistas, el cine cómico era ya un género perfecto, que situaban por encima de otros de los que también gustaban, como el western, los seriales, el expresionismo alemán o los documentales, y accedían a él de una manera que es conocida por el relato de André Breton, si bien descubrimos que el comportamiento que él nos describe no era tan insólito en los años 10. En esta parte hay un buen capítulo sobre los fotomatones y otro sobresaliente es el dedicado a la imitación de los actores, en que triunfaba Harold Lloyd: Breton, Queneau, Soupault, Prévert y Aragon, y en el que me sorprende no se señale la imitación de Stan Laurel por Yves Tanguy. También se nos da un mapa de los cines que los surrealistas visitaban.

Snubs Pollard

El estudio de los lazos entre el surrealismo y el cine cómico, de esa verdadera celebración de la risa sin la cual el surrealismo correrá el riesgo, a nivel colectivo, de convertirse en un mormo, prosigue en la siguiente parte, "El cine burlesco excitante teórico de los surrealistas". Aquí se muestra cómo la crítica cinematográfica que ejercían los surrealistas era diametralmente opuesta a la oficial, con cuyo intelectualismo, seriedad y esnobismo nada tenían que ver. El ejemplo mejor de ello es el caso Charlot, cuya evolución hacia el sentimentalismo y lo "artístico" la crítica oficial celebró, al contrario de los surrealistas, que siempre defendieron al primer Chaplin y en general el humor puro de los primeros años del cine cómico. Lástima que Charlotte Servel no maneje el cuestionarioi que Dalí le hizo a Buñuel en 1927, en L'Amic de les Arts, ya que allí el maestro de Calanda se oponía con virulencia a la "infección sentimental" en que Chaplin había desembocado, oponiéndole el cine de Buster Keaton (de quien, curiosamente, algunos surrealistas tampoco vieron bien su evolución); Buñuel despotrica de sus "achaques tan románticos y sensibleros" y le dedica "un piadoso mierda". Esta degradación chapliniana fue denunciada por Soupault desde El chico (1921), pero aún el cómico genial haría joyas como El peregrino (1923), muy estimada por el propio Breton.

Trata en esta segunda parte Charlotte Servel, siempre con mucha finura, aspectos como el de la relación entre las técnicas del cine mudo y elementos del surrealismo como el montaje de las imágenes poéticas o el primer plano de la sorpresa. Y quien quiera ver cómo el azar, la improvisación o el el automatismo formaban parte esencial de la elaboración de las películas cómicas, solo tiene que leerse el breve y apasionante relato de Mack Sennett King of Comedy.

La tercera parte se consagra a los guiones burlescos de los surrealistas, polemizando con algunos críticos (y algunos de talla, como Dominique Rabourdin) que, de modo apresurado, han considerado esos guiones como solo "aparentes". Para la autora, y creo que acierta, son guiones verdaderos, y perfectamente representables en la época (véase por ejemplo el cortometraje de Pickpocket que yo traje a colación hace poco tiempo): "los guiones de los surrealistas han sido escritos para ser realizados y responden a las exigencias del mercado cinematográfico de los años 20". Como ejemplos irrefutables, nos informa de la agencia de guiones de Marcel Duhamel y de la casa de producción de Antonin Artaud, a la que tan solo faltó dinero para llevar a efecto sus proyectos. Estudiando L'Étoile de mer. Charlotte Servel subraya su tono humorístico, aliado a la música, frente al enfoque psicoanalítico que ha predominado; y convence, recordando yo la risa que me produjo el "Adieu" con que se despide la bella Kiki de su pretendiente.

Entre los surrealistas entusiasta del cine cómico, al que dedicaron bellas páginas críticas, destacan Péret, Soupault y sobre todo Desnos, el más conocedor de los maestros, incluidos artistas menores como Ben Turpin (eso sí, no se interesaban por ningún actor cómico francés). El estudio se cierra con un enfoque de la presencia del cine cómico en los textos surrealistas, con referencia particular a los relatos de sueños de Raymond Queneau, el Aniceto de Aragon, Pénalité de l'Enfer ou Nouvelles Hébrides de Desnos y L'Éléphant à billes de Péret.

Le cinéma burlesque, une autre origine du surréalisme está muy bien ilustrado, apoyando óptimamente sus incontables imágenes las reflexiones de la ensayista.

Charlotte Servel, "Le cinéma burlesque"

Ben Turpin

miércoles, 19 de febrero de 2025

IZTOK

En 1984 y 1985, la revista Iztok ("revista libertaria sobre los países del Este") publicó, en sus números 9, 10 y 11, un muy poco conocido dosier en tres partes sobre el surrealismo en Yugoslavia, Checoslovaquia y Rumanía, que ahora es asequible a través de este enlace, facilitado por Xesús González Gómez:

https://archivesautonomies.org/spip.php?article5388

Toyen, Flujo y reflujo de la noche, 1955

domingo, 16 de febrero de 2025

Los blasones de Dubret / Paraggio


Recientemente dábamos noticia de una carta de Sète dedicada a Michel Dubret. Poco después aparecía esta bonita y original publicación de blasones poéticos, al alimón con Jean-Pierre Paraggio, quien ha escrito unos "rebonds" a cada uno de los blasones. Se inserta este cuaderno, compuesto de un total de 35 blasones y precedido de un preámbulo de Dubret, en la Collection de l'umbo, a la que nos hemos referido en numerosas ocasiones.

El "rebond" del blasón de la portada es este: "Dún oiseau retourné à un décembre en fleur perché du même en son passage". Pero veamos otro ejemplo:

jueves, 13 de febrero de 2025

Despertadores en la dársena

Aparte Crimen, de Agustín Espinosa, el surrealismo canario dejó tres piezas maestras: Romanticismo y cuenta nueva y Enigma del invitado, de Emeterio Gutiérrez Albelo, y Dársena con despertadores, de Pedro García Cabrera. Compuesto de ocho poemas, este último título iba precedido de un interesantísimo prólogo en que el poeta explicaba el procedimiento que había seguido para su composición, y que merecía haber sido más conocido por los poetas surrealistas de la época (en realidad nadie lo conoció, ya que esos poemas solo serían rescatados en 1980).

A Dársena con despertadores dediqué hace unos años un detallado estudio en un catálogo que ya no sé ni cuál era. En 2018, C. Brian Morris, siempre atento al surrealismo en Canarias, hizo una definitiva edición, y ahora, pierre d. la, conocido por su "Galería de personajes", ha hecho en Gerona una de quince ejemplares, "por capricho". En la portada, uno de sus característicos retratos:


Uno de los poemas de Dársena con despertadores: "Habla un interruptor".

domingo, 9 de febrero de 2025

Apollinaire y el surrealismo (3)

De 1968 a 1986, Ludwig Zeller compone sus caligramas recortados en papel. Este lleva por título El misterio en flor se ofrece a quien desea cogerlo (Homenaje a Guillaume Apollinaire) ("Queremos daros vastos y extraños dominios / Donde el misterio en flor se ofrece a quien quiera cogerlo / Hay allí fuegos nuevos colores nunca vistos / Fantasmas imponderables a los que es preciso dotar de realidad"):


De 1973 es este Retrato de Apollinaire, por Jules Perahim:


En el número 5 de la revista surrealista parisina Ojo de Aguijón se publicaba en 1987 este poema de Óscar Bedoya:


Veamos ahora este juegos de anagramas tal y como lo presenta André Bernard cuando trata de sus "potlatchs" (1985-1995), valiéndose para Apollinaire del primer verso de "La puerta":                                                           



Bruno Jacobs, 1992:


En 1997 publica Alena Nadvorniková Recuerdos de vacaciones, con poemas inspirados en sus poetas y "en otros". Uno de ellos es Apollinaire (los demás, Soupault, Proust, Mallarmé, Hölderlin, Gustave Kahn, Christian Morgenstern, Nezval y Aloysius Bertrand), a quien dedica cinco breves poemas, tras un verso de "Lundi rue Christine" ("Quand tu viendras à Tunis je te ferai fumer du kief", traducido al checo).

Este poema de Raúl Henao fue reproducido en el catálogo de la exposición de surrealismo actual "O reverso do olhar", organizada en 2008 por Miguel de Carvalho en Coimbra:


Un sueño de Guy Girard con Apollinaire como protagonista, entre los recogidos en su Abrégé d'histoire universelle vu en rêve (2012):


Apollinaire está presente en la galería de personajes de pierre d. la, que titula su retrato Puntería:


Y nada mejor para concluir que este retrato intemporal de nuestro poeta por André Breton, acompañado de unas palabras suyas. esas sí que datadas, en 1953:


miércoles, 5 de febrero de 2025

Escritos de Hans Bellmer

Le corps et l'anagramme, en L'Atelier Contemporaine, es una publicación fundamental de y sobre Hans Bellmer, que reúne sus escritos como no se había hecho antes. Junto a piezas ya clásicas, hay muchos inéditos y también textos muy poco conocidos. Las cartas, lacónicas como todo lo suyo, son a Mario Prassinos, Paul Éluard, André Breton, René Renne, Gaston Ferdière, Maurice Nadeau, René Magritte, Joë Bousquet, Herta Hausmann y Bernard Noël, y son o desconocidas o poco divulgadas. Se recupera el material del legendario número de Obliques que él mismo supervisó pero que salió póstumamente, ya que en 1975 acababa de morir. Aparte de La petite anatomie de l'image (1957) y Les jeux de la poupée (1949, con texto de Éluard), están sus colaboraciones en Minotaure ("La poupée" 1934), los Cahiers G.L.M. (Naissance de la poupée, 1936), Cobra ("Mode d'emploi", otra pieza capital, 1950), Le Savoir-vivre (su respuesta a la célebre encuesta, 1946), Le Surréalisme, mème ("El padre" y las respuestas a la encuesta del strip-tease, 1958) y el catálogo de EROS (presentación de Schröder Sonnenstern 1959-1960), más el prefacio a los anagramas de Unica Zürn y unas notas biográficas de enero de 1946 interesantísimas: nunca publicadas en su totalidad, las elaboró como elemento orientativo para un número de Cahiers du Sud que se las pidió con vistas a una colección de artículos sobre artistas modernos, pero lo interesante es señalar no ya que al final no incluyeron a Bellmer, sino que el propio artista aclaró que no quería que se publicaran, y es así como se juega con los demás y como se respetan los deseos de los demás.

La edición es irreprochable. La abre el ensayo de Bernard Noël en Obliques y prosigue con una presentación de los escritos por Stéphane Massonet, excelente, como lo son sus notas finales, rigurosamente detalladas y con comentarios de alto nivel.

Esta es la publicación Bellmer más importante que ha aparecido desde el catálogo Gallimard de 2006, Hans Bellmer. Anatomie du désir.

  
Sergio Dangelo,
Bellmer viendra ce soir, 1980

domingo, 2 de febrero de 2025

Planisferio Phases

La página Phases sigue avanzando y se ha convertido ya en una pieza esencial de la documentación surrealista, para cuya consulta basta con abonarse gratuitamente.

En este momento están disponibles como pdfs descargables todos los números de Phases, de Edda, de Rixes y de La Tortue-Lièvre, más un incontable material de catálogos, cartas, hojas volanderas, etc. Los escritos, poemas y creaciones plásticas de Édouard Jaguer y Anne Éthuin están reunidos de forma amplia, y por lo que respecta a la segunda culminan con más calidad de reproducción y amplitud el pionero dosier que yo le dediqué aquí mismo, donde precisamente lamentaba el olvido de tan noble figura, demasiado secreta y severa como para interesarle a las universitarias manipulaciones feministas y museísticas (lo que no es precisamente de lamentar, valga la paradoja).

Algunos descubrimientos en números que yo no tenía de las citadas revistas me llevan a hacer añadidos a artículos sobre figuras del surrealismo o de sus antecedentes que han sido tratadas aquí. Por ejemplo, hay poemas de Georges Gronier en los números 4 y 5 de Edda, y en un número de La Tortue-Lièvre nos encontramos con este Chemin de fers (1975) de mi añorado amigo (y empleado de la compañía férrea neerlandesa) Her de Vries:


miércoles, 29 de enero de 2025

Jorge Leal Labrín

Detectamos esta reciente página de Jorge Leal Labrín, muy rica y con acceso a infinidad de sus obras:

https://galeriadeobrascokeleallabrin.wordpress.com/


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Aprovecho, coincidiendo con la aparición de sus obras completas, para remitir a esta otra página igualmente rica de Yves Elléouët:


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Y también, para anunciar una notable recopilación de Franklin Rosemont, Surrealism, Bugs Bunny, and the Blues, que aquí comentaré cuando la consiga a un precio más barato de correos que los actuales 34 dólares de la editorial. Valga ahora como recuerdo de este magazín Arsenal, imprescindible como he señalado en varias ocasiones:


lunes, 27 de enero de 2025

Declaración del 27 de enero de 1925

Escrita por Antonin Artaud, esta admirable "declaración" de hace hoy cien años (cuando los surrealistas aún eran "especialistas en la revuelta") anuncia los incendiarios manifiestos del número 3 de La Révolution Surréaliste, a la vez que funcionó como señal de que era él quien se hacía cargo del Bureau de Recherches du Surréalisme, lo que había ocurrido un día antes (el 30 quedaría cerrada al público). Breton celebrará en sus entrevistas con Parinaud el "ardor insurrecional" de estas intervenciones artaudianas, y ambos llegaron por entonces a proyectar un "glosario completo de lo maravilloso". Debajo pongo una traducción inglesa encontrada en la red.
 

domingo, 26 de enero de 2025

Un artículo de Alena Nadvornikova

Este muy fino ensayo de Alena Nadvornikova sobre la imaginación y el dibujo surrealistas se publicó en el catálogo Surrealisticka obraznot a kresba (Imágenes y dibujos surrealistas), de una exposición en Praga en 1997. Incluía abundantes reproducciones de los surrealistas checos y eslovacos, lo que, unido a su ensayo, lo convierte en una publicación de referencia. Tras el artículo, vemos una de las tres piezas suyas contenidas en el catálogo.





Soñar con una orgía, 1990

miércoles, 22 de enero de 2025

Oros de Marianne Van Hirtum


Esta recopilación de Marianne Van Hirtum cierra con broche de oro el movimiento editorial del año 2024, y consigue la misión imposible de igualar la anterior joya con que inauguraba sus ediciones en libro L´Or aux 13 îles, es decir Vols de chouette, caresses de chat, de Renaud. Por otra parte, culmina lo que en septiembre llamé "Auge de Marianne Van Hirtum", en vista de los libros de Patrick Négrier, de la aparición de La vie fulgurante y de la retrospectiva en Bélgica.

Se compone de once relatos de los años 70, casi todos inéditos y cualquiera de ellos digno de entrar en la más exigente antología del relato surrealista. Van acompañados de numerosos dibujos a todo color de la "Serie H", también inédita. Para redondear el conjunto, tenemos una documentación fotográfica del piso en que Marianne vivía, en la rue Delambre (sexto piso, sin ascensor y repleto de animales exóticos), sobre el que, al igual que ya había hecho Patrick Négrier, nos da preciosas informaciones Jean-Luc Majouret en un buen artículo.

Marianne Van Hirtum se consagra como una figura de primer rango en el surrealismo. Algunos lo supimos siempre, pero faltaba hacerle plena justicia a través de los estudios y las ediciones como esta de L'Or aux 13 îles.


"Je suis schizophrène parce que je suis séparée de toutes les normes habituelles de la vie".

domingo, 19 de enero de 2025

Jacques Zimmermann (1929-2023)

Jacques Zimmermann,
Imperceptibles enfers, 1989

Sobre Jacques Zimmermann, otra figura admirable, reproduzco estas páginas del catálogo Phases belgiques:




Jacques Zimmermann (1929). Versátil artista –pintor, acuarelista, dibujante, escultor, grabador, decorador de teatro, escenógrafo y, con su mujer, Monique Heckmann, creador de marionetas–, y vigorosa personalidad, Jacques Zimmerman recibe el impacto siempre salutífero de Giorgio de Chirico, comenzando a cultivar la escultura para continuar con la pintura (Édouard Jaguer lo ha considerado “uno de los más grandes pintores europeos”). Amigo de Jacques Lacomblez, participó en Edda, como, desde 1957, en Phases. En 1960, Pierre Dhainaut publicaba Zénith, rubis de lumière, “hommage à Jacques Zimmerman”. Sumergido en su propio imaginario, y profundamente marcado por una estancia en el Congo, se situó al margen de la sucesión de modas en que se convirtió el arte a partir de los años 50, y aún en 2007 acompañaba los poemas de Guy Cabanel en Le verbe flottant. Su hijo, Pierre Zimmermann, entusiasta del automatismo, comenzó a publicar en 2005 la revista Envers; un texto suyo sobre su padre (“La cifra sobre el volcán”), junto con otro de Jacques Lacomblez (“Jacques Zimmermann: sobre la necesidad de los cataclismos”), puede leerse en el catálogo Phases belgiques, courant continu.

miércoles, 15 de enero de 2025

LRS, n. 2, 15 de enero de 1925


Hoy celebro el centenario del número segundo de la revista más escandalosa del mundo (centenario en el papel, ya que la revista solo se difundiría un mes después).

La foto de la portada se ha atribuido a Atget, del mismo modo que a Man Ray la que ilustra el editorial de Breton, "La dernière grève" (un limpiacristales en su escalera, a contraluz). Prosigue la sección de textos surrealistas, entre los cuales uno de Artaud (inspirado en los cuadros de su amigo André Masson y que seleccionaría Pellegrini para su antología de la poesía surrealista francesa), y la de sueños, que copa Michel Leiris ("Le pays de mes rêves").  

El plato fuerte del número es la encuesta sobre si el suicidio es una "solución", que dio al surrealismo mucha fama, tanto buena como, sobre todo, mala. La abre Francis Jammes, a quien los surrealistas detestaban por su catolicismo, y que expresa el punto de vista biempensante con una respuesta por lo demás no menos ridícula que la que emitirá Camus en L'homme révolté, un cuarto de siglo después. Las respuestas más "analíticas" son las de Reverdy y Valéry (soberbia, a nombre de su M. Teste), y junto a muchas idiotas están otras magníficas, como las de Maxime Alexandre, Breton, Artaud y Crevel, aparte las de Masson (un dibujo) y Man Ray (su Suicide, que colocó en el caballete con un revólver cargado apuntando al centro, para que le disparara a él tirando de un hilo, suicidio del arte y de sí mismo que por supuesto no llevó a cabo, entre otras razones al pensar lo que se divertirían muchos con su acto). Hay respuestas divertidas, como la de Georges Fourest ("¿Por qué no? ¿Una solución de arsénico, por ejemplo?"), otras que igualan en imbecilidad a la de Francis Jammes, como la del médico periodista Maurice de Fleury (quien había publicado unos "Consejos para vivir en la vejez", y a quien califican de "siniestro imbécil"), y dos fuera de serie: la de Kokoscha, un dibujo suyo titulado Moi-même mort, que acababa de terminar cuando recibió el cuestionario (y es que, en efecto, como reza la presentación del dibujo, "hay hombres que viven en las coincidencias"), y la de René Crevel, por tratarse de la única que puede considerarse una defensa abierta del suicidio como "solución" y presagia el suyo propio.

Comienzan en este número los manifiestos convulsivos que culminarán en el siguiente, suponiéndose que "Ouvrez les prisons, licenciez l'armée" lo escribió Robert Desnos. A su lado, "El sangriento símbolo", un clásico de Jacques Vaché, de quien en otra página se reproduce su autorretrato como dandy.

Entre las "crónicas", "La liquidación del opio", no firmada, es de Antonin Artaud, y admirable es la de Robert Desnos, "La muraille de chêne".

Las ilustraciones son de nuevo claves. Las hay cinematográficas, de Picasso (una serie dibujística, por primera vez reproducida), de Dedé Sunbeam, de Chirico, de Naville (con el motivo del suicidio, siguiendo una idea de Desnos), de Max Ernst, de Man Ray (una foto "abstracta" y otra de Kiki) y una vez más un par de fotografías que muestran la saludable atracción del surrealismo por la cultura popular.

El "Aviso" de la página 31 es trascendental: Francis Gérard comunica que deja el Bureau de Recherches Surréalistes (sin expresar el motivo, que era cumplir el abyecto "servicio militar"), el cual deja de estar abierto al público y cuya dirección toma Antonin Artaud. Aquí está el embrión del número tercero de la revista, sin duda el más frenético y demoledor de toda la historia del surrealismo. Solo aparecería el 15 de abril.

Hay mucho más en este número, cuya lectura sigue siendo un incentivo y alimento de primer orden para el espíritu de lucidez y revuelta.

LRS 2

domingo, 12 de enero de 2025

Lucques Trigaut (1930-2023)

Lucques Trigaut,
Le jour du Paon de nuit, 1989

A la adorable Lucques Trigaut dediqué esta nota en 2012. Ahora la recordamos con estas páginas del catálogo Phases belgiques más una de Les loups sont fâchés (la pintura reproducida lleva por título Pour une nouvelle Sixtine).




Lucques Trigaut (1930). Dibujante y pintora, apasionada del arte primitivo. En el movimiento Phases desde 1990, ha ilustrado muy finamente libros de Jacques Lacomblez (Extrême du temps, 2007), Ludovic Tac (Le verger dans l’île, 2010), Guy Cabanel (Chants d’autres mémoires, 2012, en este caso inspirándose este gran poeta en sus dibujos). Figura poco conocida, ello se ha debido tanto a su indiferencia por el mercado, o a su ni saber lo que es el conformismo, como a su carácter reservado. En 2006 tuvo lugar en Lasne (Bélgica) una retrospectiva de sus obras en papel, a la que Jacques Lacomblez dedicó un precioso texto en el n. 71 de Infosurr (hay otro en su n. 112), loando sus “imágenes secretas”, “una modestia de los formatos necesaria a la concentración que exige una resolución creciente de la convulsión en crisoles de luz, en floraciones de alba, en la eclosión de un universo que participa tanto del pensamiento novalisiano como del surrealismo”, y es que en las obras de Lucques Trigaut “el formato reducido es como negado por la estructura de la invención”: “Nunca como aquí la puesta en limpio del modelo interior, cara a Breton, y la ausencia de pretensión del ser y de la obra, han sido signos de una honestidad intelectual sin quiebra. Imágenes para recibir como se reciben las confidencias: una obra en voz baja”. También han escrito sobre ella Antoni Zydron y Jean Thiercelin (un bello poema, incluido en el catálogo Phases belgiques junto a un texto de Claude Arlan).