sábado, 28 de junio de 2025

Guy Ducornet, 2013 (1)

Este año, tras el recibo de mi ejemplar de Annandale Blues, con la simpática dedicatoria en que me anuncia su visita, comienza con las dos bellas cartas desde El Hierro, lugar que fascinó a Ducornet y le inspiró incluso una serie de collages, de los cuales me regaló Mano guanche, que aparecería en la portada del primer tomo de Surrealismo: el oro del tiempo; en la segunda, habla precisamente de los "backgrounds" que irían a servir para esos collages. La Casa de los Ángeles no fue el primer lugar donde quise enviarlos a él y Ghislaine (como unos años atrás había hecho con Fátima Roque, Sergio Lima y Célia Cymbalista), sino otro mucho mejor, completamente aislado, pero que no se encontraba disponible.

Portada con Mano guanche

A su retorno a París, me envía cuatro collages junto con un comentario de la anécdota del cuchillo que regalé en Las Palmas a Édouard Jaguer (ya la he contado un par de veces) seguido de nuevas alusiones a su labor ceramista. Ya ha aparecido Annandale Blues, al que dediqué una reseña. Vemos aquí la información de su salida junto a la invitación a la exposición conjunta con Gregg Simpson, y a continuación la del 17 de febrero, agradeciendo la reseña, siempre con mucha generosidad y destacando el aspecto musical de su libro, con referencias a su práctica de la batería, y aludiendo a Gregg Simpson (a quien califica de "bon vivant" como cree que soy yo también, cuando nunca me he reconocido como tal). Unos apuntes político-cinematográficos completan esta página.

En una entrada del 24 de marzo, yo aludiría a la exposición y reproduciría dos de los collages de El Hierro: Sky Eye y Vision n. 2, pero antes he recibido nada menos que otras dos extensas cartas, la del 21 de febrero capital. Tras hacerme con uno de los Tardi dedicados a las novelas de Léo Malet, y descubrir que también ha llevado al cómic a Céline, le inquiero por mi vieja extrañeza acerca de la fascinación ejercida por este siniestro personaje entre los intelectuales de izquierda, incluidos los anarcas. La respuesta es larga, admirable y definitiva, y por supuesto coincide con mi visión. Esta carta antológica incluye una digresión sobre su trabajo de profesor en Estados Unidos y concluye con otro caso de "azar objetivo", que involucra a Arturo Schwarz y Miguel de Carvalho. La postal final, con La puerta de lo desconocido de Topor, lleva al dorso un cortés "Pardon d'avoir été aussi long!"

Pero ahí no queda la cosa. En la del 27 de febrero, vuelve sobre Céline, pero centrándose en su estilo, cuyo éxito le parece un "misterio", y en los escritores de la época, incluidos Jacques Prévert y Boris Vian. Salta aquí el nombre de Borges, porque yo también le he mostrado mi repudio hacia el culto borgiano, es decir al culto no solo de la obra sino de la persona abyecta que era Borges, muy bien considerado por Magritte como un "gilipollas instruido" (también lo comenté con Granell, que sabía distinguir entre el personaje y su obra, encontrando algunas de sus historias incluso muy cercanas al surrealismo). No parece con todo tener noticia de que haya llamado a los militares argentinos "caballeros", haya alabado a Pinochet (y recibido un premio en su presencia) y haya criticado a los States por no tener la valentía de fundar un verdadero imperio.


Vénus d' El Hierro