miércoles, 30 de noviembre de 2016

La obra de referencia sobre el automatismo canadiense

Imagen de Jean-Paul Mousseau,  Égrégores, 1947

En 2014 fue traducido al francés este libro que ofrece la mejor documentación y un análisis excepcional del movimiento automatista canadiense. Edita a todo lujo, con innumerables ilustraciones, Kétoupa Édition, Montreal.
Ray Ellenwood ha hecho un trabajo impecable, extraordinario, que además actualiza la edición inglesa de 1993 en bibliografía y eventos retrospectivos, hasta el mismo año 2014.
No puede cuestionarse la importancia del movimiento automatista, ni la calidad de su legado, con obras verdaderamente magníficas, pero sí que cuesta valorar positivamente su aportación al surrealismo y su interés para el surrealismo, hoy.
Ray Ellenwood aporta minuciosamente todos los datos de la trama automatismo-surrealismo, y los analiza con muy fina inteligencia y con admirable honestidad. Lo primero que llama la atención es la quisquillosería de los automatistas con respecto al movimiento que les dio alas. Es en efecto desmoralizadora la prolija lista de declaraciones hostiles hacia el surrealismo, en muchos casos tras haberlo defendido, y contrastando además con el interés de André Breton hacia ellos, manifestado en París a Riopelle. Si Riopelle escapa a ese listado, no así el propio Borduas (de quien arranca todo, tras su lectura deslumbrada de “El castillo estrellado”, hacia 1940), Pierre Gauvreau, Claude Gauvreau, Marcel Barbeau, Gilles Hénault, Marcelle Ferron, Fernand Leduc, Jean-Paul Mousseau... Una lista demasiado larga, con Hénault a la vez atacando a los automatistas desde la barricada estalinista (para Borduas, que vio unidos a cristianos y comunistas contra el arte nuevo, los comunistas fueron “más opresores que liberadores”). A la lista también parece escapar Thérèse Renaud, autora del maravilloso poemario Les sables du rêve.
Pese a su rápido interés por desmarcarse del surrealismo, los automatistas fueron considerados “surrealistas” por sus muchos detractores, lanzando ya el equívoco Borduas cuando titulo sus primeros lienzos “surrealistas”. Entre las críticas que formulaban al movimiento de Breton, la que dominaba era la del propio sentido del automatismo, con matizaciones que a veces rayaban en el ridículo o primaban por su dogmatismo en la negación a veces endiosada de otro arte que el que ellos hacían. En 1976 escribirá Marcel Barbeau: “El automatismo es muy simplemente una apertura al inconsciente, nada más. No se lo puede definir sino así. No se lo puede encerrar en cuadros precisos”. ¿Y entonces?
Pierre Gauvreau,
Máquina de estirar el tiempo,2006
Que el surrealismo es un modo de vida y una respuesta al mundo parecen haberlo más o menos entendido todos, pero los que dan en el clavo son dos componentes muy especiales del grupo de Pellan, o sea Mimi Parent y Jean Benoît, quienes, por decirlo en palabras de Ellenwood, “consideraban simplemente a los automatistas, como demasiado intelectuales para su gusto y demasiado preocupados por los «problemas» de la pintura”.
Quemando, como es habitual en artistas, sus “etapas”, pocos escaparon además, en su edad “madura”, a las obras aberrantes, que la línea dura del surrealismo rechaza y también en general la más o menos blanda. Así los vemos, según los casos, entregados a las obras públicas y decorando calles para las olimpiadas, o haciéndole unas vitrinas de tres pisos a un palacio de justicia, o embadurnando espectacularmente un Volkswagen en vez de dinamitarlo, o levantando gigantescas construcciones de acero en medio de la urbe, o ejecutando murales de “integración” a la arquitectura y anuncios comerciales, o poniendo sus trabajos al servicio del ministerio de negocios culturales, o, como es el caso del propio Riopelle, fabricando una monumental escultura-fuente para el parque olímpico de Montreal, etc.
Por interesante que sea, y lo es, hay también en el movimiento automatista mucha danza, mucha música, mucho teatro, terrenos como es sabido conflictivos para el surrealismo. Y faltan muchas cosas y preocupaciones que sí había en París, en Praga, en Lisboa o en Bucarest, por ejemplo.
En suma, un capítulo sin duda capital de la historia del arte del siglo XX, pero un capítulo secundario en la historia del surrealismo, que en tierras canadienses tendría –aparte los “parisinos” Mimi Parent y Jean Benoît o el “mejicano” Alan Glass– encarnaciones más genuinas, con Roland Giguère, Léon Bellefleur, el Paul-Marie Lapointe de La vierge incendié, el grupo de la Costa Oeste, Gilles Petitclerc, Ladislav Guderna, Ludwig Zeller, Susana Wald, Beatriz Hausner, William A. Davidson, David Nadeau, el Inner Island Surrealist Group, el grupo Les Boules, etc. Una duradera descendencia que reduce a su justa medida la crítica que en los años 40 hicieron los automatistas del surrealismo como movimiento “decadente”. Hoy el automatismo pasó y el surrealismo prosigue.
Restan muchas obras y publicaciones y Refus global, el incendiario manifiesto de Borduas, siempre actual y tan exaltado recientemente por un Will Alexander.
Y restará también esta obra magnífica de Ray Ellenwood, que da memoria a una aventura que posee su valor en sí, llena de riesgos y propuestas, en tiempos que fueron difíciles, dado el oscurantismo bien hondo y clerical del Canadá de los años en que ellos emergieron, y que ellos contribuyeron valerosamente a liquidar.

Marcel Barbeau, Nadja, 1946

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Jean-Paul Riopelle, Homenaje a Roberto el Diablo, 1953,
Fundación Gandur, Ginebra 

No conocía este cuadro de Riopelle que reproduce Ray Ellenwood en su obra. Me trajo el recuerdo de la versión española del libro de caballerías de Roberto el Diablo, con sus capítulos de deliciosos títulos: “Cómo Roberto el Diablo fue engendrado y cómo concibiendo su madre le ofreció al Enemigo”; “Cómo fue bautizado y le llamaron Roberto, y los grandes signos que aparecieron en su nacimiento”; “Cómo Roberto mató a su maestro que tenía cargo de le enseñar”; “Cómo Roberto el Diablo se partió de la ciudad de Roán y se fue por el ducado de Normandía, robando y matando, y forzando sueñas y doncellas”; “Cómo el duque envió gente para prender a Roberto su hijo, a los cuales Roberto sacó los ojos”; “Cómo Roberto el Diablo mató siete ermitaños que halló en el monte”. Convertida en pieza de teatro, Roberto el Diablo se representaba aún en los años 50 en Sendim, Trás-os-Montes, Portugal.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Ana Orozco & Jean-Raphaël Prieto

Jean-Pierre Paraggio, frontispicio
de La belle affaire

En las ediciones Passage du Sud-ouest, Collection de l’umbo, acaba de aparecer un nuevo cuaderno poético, que en este caso reúne las voces de Ana Orozco y Jean-Raphaël Prieto, ambos participantes en las actividades del grupo surrealista de París desde hace ya algunos años, y por tanto nombres frecuentemente citados aquí.
Destaquemos el carácter novedoso, incluso insólito, de este poema que lleva por título La belle affaire, ya que se trata de un diálogo poético en que la voz femenina y la masculina se alternan quíntuplemente, en tiradas de gran aliento.
Se enriquece esta plaquette con uno de los maravillosos collages del infatigable animador de las “micro-publicaciones” del umbo, Jean-Pierre Paraggio.

“Le point sublime”, versión japonesa

Georges Sebbag, Le point sublime

Si recientemente se publicaba en ruso un libro de Péret (con Je ne mange pas de ce pain-là, La parole est à Péret y Le deshonneur des poètes), ahora sale en japonés una versión de Le point sublime, el fulgurante ensayo de Georges Sebbag aparecido en 1997 y que fue en la década de los 90 uno de los pocos libros verdaderamente valiosos sobre el surrealismo (de alcance general, precisamente ese mismo año aparecieron los otros dos: la Histoire du surréalisme de Gérard Durozoi y El objeto surrealista, de Emmanuel Guigon).
Claro que Rusia, o la felizmente finiquitada Urss, siempre fue un país hostil o ajeno al surrealismo, mientras que el Japón presenta todas sus credenciales en el planisferio surrealista, de ahí que este libro posea sus antecedentes, desde incluso los años 20.
Respetando la paginación original, esta edición ha estado a cargo de Masao Suzuki, a quien ya se deben algunos trabajos serios sobre el surrealismo y que además, aquí, hace un postfacio y entrevista al autor.

Retorno de Robert Lebel

Isabelle Waldberg/Robert Lebel, Masque à lame

Como ya anunciamos, han comenzado a publicarse las obras reunidas de Robert Lebel, un gran nombre del surrealismo, que solo dejó buenos recuerdos. Pero la preceden por muy pocos meses otras dos publicaciones importantes, como son la correspondencia con Marcel Duchamp (en un magnífico volumen de capa dura, muy cuidado y documentado) y el facsímil de esa joya editorial de 1943 (realmente solo se difundió al año siguiente) que es Masque à lame, conjunto de siete poemas ilustrados por las fotos de siete construcciones abstractas en tallo de haya realizadas por Isabelle Waldberg, cada foto acompañada de un breve pasaje del poema correspondiente.
En las páginas 94, 120, 123, 155-156 y 175 de la correspondencia entre Isabelle y Patrick Waldberg (Un amour acéphale: correspondance 1940-1949, Éditions de la Différence, 1992), así como en cartas de Lebel a Patrick Waldberg que están en el fondo Jacques Doucet, el poeta y la artista refieren el progreso de Masque à lame. Por aquellos años, en que residían en los Estados Unidos, tanto uno como otra se sentían especialmente atraídos por las máscaras amerindias, al igual que muchos otros surrealistas en el exilio.
Remitimos a una buena reseña de esta publicación, recordando también la magnífica que le ha hecho Gérard Durozoi en el n. 123 de Infosuu:

Correspondencia Duchamp-Lebel

Lebel y Duchamp, foto de Carol-Marc Lavrillier,
Archivos Jean-Jacques Lebel

En lujosa edición bilingüe de Getty Publications ha aparecido la correspondencia entre Marcel Duchamp y su amigo y principal estudioso, Robert Lebel. Título: The artist and his critic stripped bare. The correspondence of Marcel Duchamp and Robert Lebel.
El trabajo ha sido realizado por Paul B. Franklin (director de Étant donné), de manera seria y concienzuda, trazando una perfecta semblanza de Lebel en su extenso estudio, titulado “Marcel Duchamp y Robert Lebel. El arte de la amistad, una amistad del arte”, y anotando minuciosamente todas las cartas.
Prologa Jean-Jacques Lebel, quien en una entrevista anterior decía: “Solo vi una vez llorar a mi padre, y fue cuando murió Breton. Breton era un personaje central, mítico, para él y para todos nosotros. Mi padre sentía un respeto profundo y afectuoso por Breton”. Robert Lebel consideró la amistad de Breton “la más enriquecedora” de su vida, y Breton y Duchamp fueron sus dos “guías intelectuales”. Señálese además que fue Breton quien lo hizo interesarse por Duchamp.
En 1956, Duchamp cerraba una de sus cartas a Lebel con esta exclamación: “Vive le surréalisme, même”, aludiendo a la revista que entonces expresaba la voz surrealista, Le Surréalisme, même, cuyo título a su vez era un guiño a la obra cumbre duchampiana. Una enorme cantidad de poetas y sobre todo artistas que se forjaron en el surrealismo acabarían, en cambio, por no considerar sino el “même”.
En 1958, Lebel le pide a Duchamp algo para ayudar a Péret, enfermo y desalojado del cuchitril en que sobrevivía –¡uno de los grandes poetas del siglo XX! Duchamp envía por avión el chaleco de fantasía con cinco botones que llevan inscritas de abajo arriba y al revés las iniciales de su amigo.
El intercambio epistolar, donde predominan las cartas de Lebel, ya que Duchamp solía tirar casi todas las cartas que recibía a la papelera, guarda interés sobre todo para los estudiosos de Duchamp y gira preferentemente en torno a sus obras y al avance de esa obra capital que es el Sur Marcel Duchamp de Lebel. Rasgo común de los dos amigos era el gusto por el calambur, así que las cartas están atiborradas de ellos.

Marcel Duchamp, Chaleco para Benjamin Péret,
1958

Alfonso Peña

Alfonso Peña/Amirah Gazel, Psiche 403

Agulha dedica uno de “Viajes del surrealismo” a Alfonso Peña, quien además, recientemente, publicó su libro de relatos Labios pintados de azul, sobre el que damos un enlace.
“En mi vida la poesía siempre está presente por medio de trazos gestuales, de escritura automática, de sueños convertidos en collages. La poesía emerge como una revelación con sonido de tambor. Posee tentáculos cromáticos, formas equidistantes, organismos vivientes. Ella –que debe ser escrita por todos– me conduce a viajes sensoriales, a vivir en el pétalo rojo de una flor, en el estribo de una motoneta. Esplendor de pirámide maya, de faisán, de jade primigenio”.

Dubuffet, Desnos, imposturas

Acaba de publicarse el almanaque del art brut de Jean Dubuffet, que sigue a la reedición de dos obras de referencia sobre la materia, las de Lucienne Peiry y Michel Thévoz.

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Nueva edición de Desnos, a cargo de su principal estudiosa, la siempre fiable Marie-Claire Dumas:

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Damos este enlace en que puede leerse el magnífico rapapolvo de Dominique Rabourdin a Eddie Breuil tras que este, en un suplemento dedicado a Breton, dijera que “para muchos” –es curioso cómo algunos se escudan en este tipo de fórmulas– Breton fue un “torturador” (“un tortionnaire”). Como la mayoría de los lectores de Surrint tiene la buena brújula de no estar al tanto del mundillo académico, informamos de que Eddie Breuil es el coordinador del noticiero de corte universitario que semanalmente publica la Association pour l’Étude du Surréalisme, y que aludimos a él una vez a propósito de sus rápidas felicitaciones a Étienne Corvin por su expectoraciones contra Sade.
El patrón de la casa, Henri Béhar, por su parte, afirma que para “los historiadores” el surrealismo no acabó en 1969, o sea cuando lo decretó el gang Schuster, sino en 1966, cuando murió Breton. Duro les será a tan bucólicos espíritus asimilar la enciclopedia del surrealismo que sale dentro de unos meses en Gran Bretaña, aunque previamente ya han hecho caso omiso de los trabajos de Édouard Jaguer o Arturo Schwarz, por poner dos ejemplos de prestigio y así no tener que ponerme a mí, que no lo tengo. ¿Pero fuera de ellos mismos, quién hace caso de estos carrozas profesorales? El texto de Rabourdin es ejemplar.

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¿Pero qué decir de los chirridos que se escuchan por España? Me cuentan que en el suplemento cultural del periódico oficial de la derecha hispana, ABC (donde desde hace dos o tres décadas colabora una infinidad de intelectuales “progresistas”), los tópicos calumniosos sobre Breton han reaparecido como si nada con motivo del cincuentenario de su muerte. No otra cosa, con todo, podía esperarse de ese putrefacto país.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Mares del surrealismo

Janice Hathaway, Metamorfosis, 2016 

Peculiar Mormyrid ofrece de modo generoso no solo el libre acceso a su versión en pdf, sino la posibilidad de ir viendo las imágenes de la revista en sucesión. El resultado, en el número cuarto, es especialmente impactante, con un aluvión de collages, pinturas y dibujos organizados en la sección “Medusozoa”, que nos sumergen casi todas en las profundidades marinas, tal ocurre con este descubrimiento transmutatorio de Janice Hathaway.

domingo, 20 de noviembre de 2016

“Hombre libre, tú siempre has de amar el mar” –“Peculiar Mormyrid”, n. 4

Max Bucaille, La puerta bajo el mar, 1939,
colección David y Marcell Fleiss

El surrealismo, ese pulpo de mirada de rayos, se manifiesta de manera felizmente desorganizada, pero continua, sin que nunca estén algunos de sus muchos rejos en acción. En estos dos últimos años, han aparecido en la cresta de la ola –donde la única presencia fija es la del grupo checo y eslovaco– los mormíridos, que traen aire fresco en
sus propuestas y actuaciones, a la vez que han sabido aglutinar en sus revistas, y de modo creciente, a muchas fuerzas dispersas del movimiento surrealista.
Tras dos primeros números ya excelentes, pero con algo de tanteo, el tercer número de Peculiar Mormyrid tuvo el logro del homenaje a Breton, sin duda el mejor que se le ha rendido en su cincuentenario, junto al blog abierto en Argentina por Carlos Barbarito. Ese número de plenitud logra ser superado por este, que es una verdadera maravilla, en 210 páginas certeramente organizadas, repletas de textos e imágenes de valor sostenido. Los mormíridos responsables son Jason Abdelhadi, Casi Cline, Steven Cline, Angel Therese Dionne y Patrik Sampler.
El tema elegido es el del surrealismo y el mar, con una encuesta al principio y luego cuatro partes, dedicadas a los cefalópodos, las babosas marinas, los crustáceos y las madréporas. La encuesta se titula “El surrealismo y el mar y el comunismo marino” (cuánto agradeceríamos que espíritus claramente libertarios sustituyeran esta palabra de obvias connotaciones por la de “comunitarismo”, que de paso nos llevará siempre, sin ningún equívoco, no solo a muchas sociedades “primitivas” sino incluso a algunas ejemplares sociedades rurales del propio Occidente que sobrevivieron en el sur de Europa hasta hace pocas décadas), con respuestas entre las que destacaría las de Renzo Margonari, Guy Girard y el grupo de Estocolmo, algunas, según la cuestión, de carácter delirante. Guy Girard alude al “gnóstico humor negro” de Lovecraft, encadenando una serie de referencias a este autor que han venido surgiendo muy últimamente en los medios surrealistas. Otras respuestas son de T. D. Typaldos, Mary Jacobs, John Thomas Allen, Dale Houstman, Jesús García Rodríguez y Craig S. Wilson, resultando un conjunto muy sustancioso.
“Cephalopoda” cuenta con tentáculos de Jason Abdelhadi (en un agudo texto que vale como preámbulo general), Penelope Rosemont (haciendo retornar a Godzilla, en un texto que demuestra que toda su bella energía sigue incólume), Josie Malinowska (“Octopocalypse”), Dale Houstman (poemas), Mattias Forshage (textos automáticos), Patrik Sampler (pasajes de The ocean container, novela cuya publicación se anuncia para 2017), Andrew Mendez (un sueño con collages), Casi Cline (“Crystalline octopus”), Maurizio Brancaleoni (el poema “A leviathan, in the end”, con su dibujo “El mar”), Pierre-André Sauvageot (con su fantástica serie de collages “Paris. Grandes mareas de equinoxio”, comentadas ya aquí) y Pieter J. Schermer (un poema).
“Nudibranchia” incluye textos de Emma Lundenmark, Arthur David Spota (“Un sueño de Mirabella”), Dominick Coppi, Paul McRandle, David Nadeau (“El mar hermético”, ensayo, con un poema), Steven Cline (“Ocean murmur”), Ody Saban (en francés, con dos de sus pinturas), R. W. Spryszak (“El comedor de ostras”), Gale Ahrens y Laura Lake. Señalemos que de Steven Cline puede verse también el precioso cortometraje “La inundación onírica” (http://peculiarmormyrid.com/ocean-murmur/).
Max Bucaille, collage
En “Crustacea” los textos son de Ken Kennedy, T. D. Typaldos, Emma Lundenmark, Beth Garon, Neko Linda. Stephen Kirin (no podían faltar las sirenas, aquí en un texto y un objeto), Merl Fluin, Allan Vilu, Stelli Kerk, Pieter J. Schermer, Kate Tattersfield, Maria Brothers, Fresh Dirt (que remite a un audio que o no está incorporado o yo no logro oír), Beatriz Hausner (“La música del mar”, poema sobre un collage de Ludwig Zeller, incrustando frases del canto segundo de Maldoror), Rik Lina y Joël Gayraud. Rik Lina escribe en un texto tan breve como fascinante sobre la fabulosa fragata portuguesa, de las que yo vi regado una vez el arenal inmenso de la Costa de Caparica, al sur de Lisboa, en pleno invierno, bañándome en acto temerario, por no decir suicida, sin que nada me ocurriera; esta fragata portuguesa es vista por Rik Lina, y también en uno de sus cuadros, como una “ciudad a la deriva” volcada al futuro. Excepcional también es el ensayo de Joël Gayraud, “Surrealismo o barbarie”, que me recordó aquel pasaje de Crimen, todavía se estaba en 1934:
“¿Qué sueña el mar estos amaneceres de agosto para que sea su canto tan tierno, tan sutil su espuma, tan sonriente su azul, tan melodioso su oleaje? Siguen las alcantarillas desembocando en sus aguas. Neptuno le ha olvidado ya. Las antiguas sirenas habitan ahora estrellas distantes. Pero el mar sueña aún no sé qué deliciosos sueños, pues es tierno su canto y sutil su espuma y sonriente su azul y melodioso su oleaje”.
Joël Gayraud cierra su artículo con esta reflexión que no podía faltar en un número surrealista sobre el mar: “¿Será preciso esperar a la última extinción para que alguien responda –demasiado tarde– a la cuestión decisiva y ya centenaria: «¿Surrealismo o barbarie»?”
“Madrepora” es una sección en que predominan los juegos y experiencias colectivos. La abre el grupo de Leeds con un juego de creación de collages y siguen las respuestas del de Estocolmo a algunas de las cuestiones de la encuesta, en la misma vena –este grupo, por cierto, cumplió hace poco sus 30 años de existencia. De Jason Abdelhadi hay un juego con Amber Craig y la retoma a partir de Michael Löwy de la “Filozoofía marina”. Se dan a conocer los Surrealist London Under Takers, con un vídeo cuya espantosa música me hizo quitarle el sonido a los quince segundos. Los mormídeos formulan luego unas cuestiones sobre el mar e inventan una serie de proverbios y supersticiones oceánicos. Para cerrar con nuestro humor negro, el juego del entierro en el mar consiste en redactar una serie de obituarios que empiezan con el de la Corriente del Golfo.
Las ilustraciones son de Steven Cline, Casi Cline, Tim White, Rik Lina, Rikki Ducornet, Sheila Higgins, Alex Januário, Deborah Stevenson, Jesse Treece, Bruno Barnabé, Karl Howeth, Megan Leach (que ha hecho también la cubierta), Bill Wolak, Janice Hathaway, Stephen Kirin, Guy Girard, Michael Richardson, Renzo Margonari, Christian Girard, Joffrey Floyd Doyon, Heidi Bird, John Welson, Laura Lake, John Richardson, Steve Morrison, Fresh Dirt, Maria Brothers y el Inner Island Group. Un gran elenco, con predominio del collage.
Esta es una publicación excepcional, demostrando nuevamente la vigencia y pujanza del surrealismo. Ha sido para mí el regalo más espléndido para festejar los cinco años de este blog consagrado sin aliento al surrealismo (empezamos el 23 de noviembre de 2011, como un simple apoyo al Caleidoscopio surrealista, adquiriendo luego valor en sí, y esperando continuarlo mientras andemos por la isla).

Max Bucaille, Un gran ojo flotó,
colección David y Marcell Fleiss

Baj, Gabriel, &c.

Tras la exposición “La invasión de los ultracuerpos”, el gran Enrico Baj vuelve a ser actualidad:

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Cartel de la exposición en curso de Jan Gabriel:


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Dos retrospectivas en Mataró enfocan las tendencias surrealistas en la España pre:

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Surrealist key concepts es un libro organizado por Fijalkowsky y Richardson, con buenos artículos en una galería de firmas que, aparte los editores, incluye a Georges Sebbag, Guy Girard, Michael Löwy y Bertrand Schmitt.

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Ya es de mucho cuidado el catálogo de ediciones a cargo de Alastair Brotchie, con su serie “Atlas anti-classics”:

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Página importante es la de Fresh Dirt, con Janice Hathaway, Ladonna Smith, Davey Williams, Johnny P. Williams, Neko Linda Williams y mucha música:
http://www.fresh-dirt.us/

Fresh Dirt (Janice Hathaway, Davey Williams, Johnny Williams),
En el circo

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Los collages sonoros de Eric Bragg


Lovecraft continúa siendo un valor firme para el surrealismo, y si hace unas semanas hablábamos del flamante juego de sus acrósticos, ahora el título de este nuevo disco de collages sonoros de Eric Bragg nos lleva de inmediato a tan turbulento mundo, en particular a los sanguinarios gatos de Ulthar, cuya historia relató el maestro en 1920, y a la apasionada defensa felina que hizo seis años después, no dejando de paso perro sin cabeza –lo que, por mi parte, mucho me place, en unas páginas que tienen que indignar a la mayoría de los modernos urbanitas, tan deportistas como perrunos.
Tras Chelator, Eric Bragg nos brinda una obra maestra que debe escucharse a todo volumen. Son 18 los collages sonoros, en que se vale de “programas de televisión, juegos de vídeo, música popular, etc.”, para obtener un coctel enloquecido, de un humor hilarante lleno de sarcasmo y tintas negras. Si adaptáramos la feliz noción de “romanticismo frenético” al surrealismo, Eric Bragg ocuparía un capítulo autónomo, no solo por estos collages, sino por otras obras suyas como Meat art and surrealist objects (“colección de travesuras oníricas”) o The midnight blade of sonic honey (extenso relato, uno de cuyos protagonistas es precisamente el Felino Negro).
Realizados entre los años 2010 y 2013, los collages de Voyage to Ulthar van dedicados a Samuel Ribitch, con quien colaboraba estrechamente Eric Bragg; Ribitch estuvo en el proyecto de Hydrolith e ilustró, sin ir más lejos, con sus inconfundibles dibujos, The midnight blade of sonic honey. Pero también hay en la carátula del disco una cita que a la vez es una dedicatoria y una proclamación: “No se vende la tierra por la que se anda”, palabras proferidas por Caballo Loco, en 1875. (Azar de los que nos gustan: el día en que accedí a Voyage to Ulthar estaba yo comenzando a repasar una biografía de este gran chamán guerrero que nunca dejó le hicieran una fotografía.)
Si recuerdo mis eufóricos años de descubrimiento del rock a fines de los 60, estos collages se me emparientan con un entonces muy polémico título de los Rolling Stones en Their satanic majesties resquest, publicado en 1967: la jam psicodélica “Sing this all together (See what happens)”. Mis favoritos de Voyage to Ulthar son el soberbio “Sexy beam”, con su imborrable quíntuple “No!”, que he empezado a utilizar profusamente, “Poem” y sus repeticiones hechizantes, el terrorífico “The secret elevator”, el cinefílico The evil monster y el que da título al conjunto y se abre apropiadamente con truenos y maullidos. “Mirach speaks” va dirigido a Will Alexander, lo que no extraña, siendo Mirach una de las estrellas de Andrómeda y Will Alexander un poeta cósmico.
Este delirante viaje a Ulthar puede servir también para volver a las páginas citadas de Lovecraft, fácilmente asequibles en la red. Damos los enlaces, así como la comunicación con este extraordinario collagista de imágenes, objetos y sonidos.

lunes, 14 de noviembre de 2016

“Dreamdew”, n. 7

Ya tenemos el nuevo número de Dreamdew, “comunicación onírica”, donde prosigue el ensayo de Roman Telerovský. Entre los soñadores aparece Renée Gauthier, quien fue simultáneamente elegida por los Cahiers Benjamin Péret.

Maurice Henry, El sueño del visitante, 1936

“Cahiers Benjamin Péret”, n. 5

Allo, ed. de un ejemplar de Susana Wald y Ludwig Zeller, 1976

Ya se ha publicado el quinto número de los Cahiers Benjamin Péret. Primorosamente diseñado, consta de 142 páginas que en este caso tienen como invitado especial a Jehan Mayoux, figura ineludible del surrealismo, estrechamente asociado a Péret.
Pero como pórtico al número hay una antología de sueños, entre los cuales algunos poco conocidos, como los de Renée Gauthier, Maurice Blanchard, Stanislas Rodanski o el mismo Péret.
El “dossier” Mayoux lo presenta Alice Mayoux. Hay textos de y sobre Mayoux extraídos de sus obras completas, un artículo de difícil acceso de Pierre Prigioni, cartas a y de Péret bien conocidas algunas, fragmentos de sus cartas elegidas especialmente por sus declaraciones sobre la poesía, el surrealismo y la política, y una carta a Breton sobre Arcane 17 con la respuesta de este. En una de las declaraciones, le dice a Laurens Vancrevel, en 1969, tras que algunos ahuecaran el ala: “No hace falta decir que, para mí, el surrealismo continúa: poco importa el lugar y la manera en que se manifestará”. Las cartas a Franklin Rosemont y a Jean-Paul Michel son devastadoras con las grandes cabezas del marxismo y con su socialismo “científico”. Y en cuanto al intercambio con Breton, si su crítica hoy nos parece algo mezquina, al cebarse en un mero aspecto del libro sin ser capaz de reconocer todo lo que aportaba, resulta modélica la respuesta del fundador del surrealismo, haciendo primar la estima y sabiendo matizar y hasta corregir su propia perspectiva.
La sección de estudios se abre con el ensayo de Jean-Pierre Lassalle sobre la palabra “surrealidad”, que ya hemos comentado aquí, y que es una excelente iniciativa hacer más asequible. Leemos también un texto de Guy Prévan sobre Péret publicado en 1984 y los de Jean-Claude Charbonel y Ludovic Tac sobre Jacques Lacomblez incluidos en el catálogo de la exposición de Saint-Brieuc, celebrada en 2009.
Los documentos vuelven a Mayoux, con su soberbio ensayo sobre Péret en el fabuloso tratado de los tenedores. Es destacable también el texto de Daniel Abel sobre su encuentro con los surrealistas en Saint-Cirq-Lapopie, publicado en 1989.
En el habitual “potlach”, hay que celebrar las páginas dedicadas a Daniel Nadaud, por sus ilustraciones a Perdu & retrouvé, poema inédito de Péret que publicó Fata Morgana en 2009.
Entre las reseñas de libros, llamamos la atención sobre una enorme monografía que se le ha dedicado a Wolfgang Paalen, aunque en alemán: el autor es Andréas Neufert, y el título Auf liebe und tod: Das leben des surrealisten Wolfgang Paalen, algo así como “Al amor, a la muerte. La vida del surrealista Wolfgang Paalen”. Edita Parthas en Berlín, 2015, y la reseña de Dietrich Hoss es encomiástica.
Este número consolida la trayectoria de los únicos “cahiers” que seguimos, entre los incontables que hay; con muy buen humor, nos decía un amigo que para cuándo unos Cahiers Dédé Sunbeam.
https://www.benjamin-peret.org/cahiers-benjamin-peret.html

De izda. a dcha., Jean Terrossian, Guy Flandre, Jehan Mayoux, Annie Le Brun,
Marianne Ivsic, Robert Benayoun, Michel Zimbacca, Ted Joans,
Alain Joubert, Jean Benoît, Jorge Camacho y Margarita Camacho

sábado, 12 de noviembre de 2016

J. Karl Bogartte

J. Karl Bogartte, The heavy scent of the unnatural anatomies

De J. Karl Bogartte acaba de traducirse al francés Antibodies, “a surrealist novella”. Se ha encargado de la traducción –calificada por el propio Bogartte como “excelente”– Jean-Pierre Depetris, y edita La Belle Inutile. La edición es bilingüe, y lleva al final un texto de Depetris, donde diserta sobre alquimia, surrealismo y automatismo. Tres capítulos de Antibodies habían aparecido en el número 4 de La Vertébre et le Rossignol, aparecido hace algunos meses.
Es una buena ocasión para celebrar a esta excelente figura del surrealismo de las últimas décadas, y lo hacemos con la reproducción de la muy completa semblanza que de él ha hecho Laurens Vancrevel en Infosurr. Y, cómo no, con la imagen de una de sus tan características fabulaciones visuales.


viernes, 11 de noviembre de 2016

20 años de “Infosurr”

Con su número 123, Infosurr celebra 20 años desde que tuvieran la feliz iniciativa Édouard Jaguer y Richard Walter. Además, de manera maratónica, el boletín se ha puesto ya en el año en curso, no dejando pues tanto tiempo entre las noticias y su publicación.
Este número es bastante rico, con una semblanza de Alain Jouffroy (1928-2015) por Hervé Girardin y una reseña de Les dessins hypnotiques de Robert Desnos por Dominique Rabourdin como los textos más extensos, el segundo polemizando lúcidamente con la biografía novelada (¡!) de Robert Desnos que hizo una tal Dominique Desanti en 1999.
Gérard Durozoi, otra de las firmas con garantías del boletín, comenta en detalle Masque à lame de Isabelle Waldberg/Robert Lebel, cuaderno de 1943 reeditado por el Museo de Arte Moderno de Génova y que esperamos abordar aquí próximamente, al igual que el primer tomo de las obras de Lebel (Le surréalisme comme essuie-glace), publicado precisamente, hace muy pocos meses, por este museo.
En notas más breves, Richard Walter se ocupa de la exposición de Paul Duchein “Les théâtres de l’imaginaire”, que originó un buen catálogo (182 páginas) de la Association pour le Développement de l’Art Brut et Singulier de Montpellier en 2014, y Christian Oestreicher de la de homenaje a Allain-Pierre Pillet en el citado museo genovés a fines de 2015, lo que es buena ocasión para señalar la aparición del tomo 1 de sus obras completas, tras la del tomo 0.
La cubierta se dedica al gran George Melly, con motivo de la reedición de Don’t tell Sybil –y la leo al día siguiente de estar escuchando un disco con sus primeras grabaciones, cuando lo acompañaban las bandas de John Chilton y Mike Mulligan. En portada, el maestro con su pinta siempre maravillosa, y en contraportada la recensión de Richard Walter.
Llamamos la atención sobre la librería de Infosurr, ya que en ella pueden encontrarse algunas joyas. En la lista aparecen: la mayoría de los números de La Tortue-Lièvre, las series tercera y cuarta de Brumes Blondes, la extensa serie “Passage du sud-ouest” de la colección del umbo, varios catálogos de Jacques Lacomblez, el referido volumen 1 de las obras completas de Pillet y libros de Pierre Demarne, Jan Schlechter Duvall, Patrick Hughes y Anthony Earnshaw (de este, a 20 euros, nada menos que la fantástica, ineludible monografía The imp of surrealism).

lunes, 7 de noviembre de 2016

Sergio Lima: una poética del deseo


Tras el bello catálogo dedicado en 2007 a los dibujos de Sergio Lima (Retorno ao selvagem), el Centro de Estudos do Surrealismo de Famalicão le ha consagrado otro de parecidas características, repleto de imágenes poco o nada conocidas que serán una sorpresa incluso para quienes hayan seguido de muy cerca su trayectoria –como sin ir más lejos es mi caso. Ambas publicaciones honran a este centro portugués, por su rigor y por su audacia, al aventurarse con una obra de rara radicalidad que manifiesta la vitalidad del surrealismo a través de una de sus figuras centrales durante nada menos que las últimas cinco décadas.
Fogo ténue incendeia o corpo es el título de este catálogo introducido por Perfecto E. Cuadrado y António Gonçalves en un texto que ya pone la carne en el asador, o sea que nada guarda en común con las habituales presentaciones timoratas o de puro compromiso. António Gonçalves prosigue esta línea en la entrevista que le hace al artista, ya que sus cuestiones y el diálogo que sostiene con Sergio Lima rayan a gran altura, y ello tampoco es habitual.
Esta entrevista, en efecto, es riquísima, y hace pensar en que Sergio Lima merece ya un libro que multiplique estas páginas, tal es la importancia de su pensamiento y de su obra y la magnitud de su contribución a la aventura surrealista. Estas páginas tan bien guiadas por António Gonçalves, en efecto, pese a su densidad, saben a poco, y bueno sería que alguien las continuara.
Muñeca carajá,
foto de Fátima Roque
La entrevista se abre bajo el signo de las muñecas de los indios carajás (fotografiadas por Fátima Roque) y prosigue con una ronda de temas y motivos muy dispares: Bellmer, las máscaras, las ruinas, el cine surrealista, la infancia, la cultura india, Péret en Brasil, el encuentro con Cirlot en Barcelona, la estancia parisina (con Breton, Meret Oppenheim, el clan cinéfilo, Markale, Canseliet), la destrucción modernizadora de São Paulo, las experiencias fílmicas, los libros (Amore, O corpo significa, Aventuras do Máscara Negra), las relaciones entre los distintos medios (la foto, el collage, el dibujo, la pintura), Bataille, el erotismo, lo sagrado y lo religioso... Deliciosas son las “conclusiones” que sacó del encuentro con la máxima autoridad de la crítica fotográfica en Brasil, tanto que hasta valieron a los editores para un destaque final a doble página.
Este catálogo contiene también una biografía por Olívia Ribeiro y sobre todo un texto incisivo, perfecto de Alex Januário (“Sergio Lima, vida toda transgressão”), quien conoce perfectamente la obra del poeta y con quien incluso trabaja estrechamente.
La abundancia de dibujos, pinturas y collages hace de este catálogo, muy bien diseñado y cuidado, la mejor muestra de la obra visual de Sergio Lima. Una joya.

Sergio Lima, El monólogo de la fascinación para siempre, 1967

Suplemento portugués del n. 3 de “A Phala”

Por si fueran pocos los dos densos volúmenes del n. 3 de la revista A Phala, acaba de lanzarse en Coimbra un “Complemento portugués”, de 80 páginas, como homenaje a André Breton, en su cincuentenario.
La parte del león se la lleva Teixeira de Pascoaes, algo que hubiera agradado tanto a Mário Cesariny. Tres sueños son extraídos de O duplo passeio, una de sus obras capitales. Y es que, como apunta António Cândido Franco en su ensayo “Teixeira de Pascoaes, soñador, brujo y aldeano”, Pascoaes “practicaba el sueño como laboratorio de alquimia interior”. Las páginas seleccionadas evidencian de modo contundente por qué Pascoaes fue reivindicado por los surrealistas portugueses como su gran antecedente.
Del propio António Cândido Franco hay unos extractos de su sorprendente libro Arte de sonhar. 87 sonhos com Teixeira de Pascoaes, publicado en 2001, por un lado un texto teórico donde diserta de modo muy interesante sobre el sueño (incluidas una reflexiones sobre Breton y Los vasos comunicantes) y por el otro un puñado de aquellos 87 sueños.
Una bellísima carta de Jorge de Lima a Teixeira de Pascoaes con motivo de la recepción de O duplo passeio en 1942, encarrila el final de este suplemento: el ensayo del maestro de ceremonias, Sergio Lima, sobre Jorge de Lima y los collages, donde desmonta las operaciones contra el surrealismo del gran poeta brasileño, y donde en particular hace trizas la interpretación de José Gaspar Simões (uno de los santones de la crítica literaria portuguesa), con su uso del “escudo barroco” (escudo que en su día vimos al último Octavio Paz manejar contra los poemas-objeto de André Breton); escribe Sergio Lima que “el escudo del barroco fue montado a propósito, con el fin de desviar cualquier aproximación a la cólera, la crispación y /o el mordiente creador de la imagen, cantada en verso y prosa por el surrealismo”.

Rápidas

Otra baja que anotar: Luis García Abrines, fallecido en el mes de mayo.

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La colección de Jean-Michel Place “Le cinéma des poètes”, que ya había dedicado números a Aragon, Brunius, Desnos y Michaux, se enriquece con los de Fondane, Queneau y Breton. Este último, a cargo de Georges Sebbag.

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He aquí una monografía que esperamos comentar, no solo por el sujeto tratado, sino por el autor, que es otro nombre del surrealismo belga:

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sábado, 5 de noviembre de 2016

“Soapbox”, 65-67

Un nuevo trío de boletines de Soapbox acaba de lanzar Jean-Pierre Paraggio, siempre muy bien ilustrados y con mucha información.
Destaquemos el n. 67, dedicado a Jacques Le Marechal (1928-2016). En el 66 se apuntan unas recientes traducciones al francés de Embirikos, y en el 65 se anuncia una nueva exposición de Mireille Cangardel.

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También acaba de morir la última sobreviviente de La Main à Plume, Nadine Lefebure (1920-2016). Hay información sobre ella en Histoire du surréalisme sous l’Occupation, de Michel Fauré, y en La Main à Plume... Anthologie du surréalisme sous l’Occupation (Syllepse), donde se incluye un texto suyo sobre La Main à Plume. Aún en los años 90, Nadine Lefebure aparecía por el café en que se reunía el grupo surrealista, frente a la Torre Saint-Jacques.

“Caleidoscopio surrealista”, segunda edición, primera revisión, en pdf

Hemos sustituido el pdf de la segunda edición de Caleidoscopio surrealista por otro sin las marcas y revisado.
Se trata, un año después, de una primera revisión, y sin ánimo de molestar a los interesados les rogamos sustituyan el documento anterior por este.
Han sido corregidas las erratas significativas advertidas, y para una futura revisión agradeceríamos a quienes, de buena voluntad, nos señalaran los fallos que hubieran detectado.
calsidoscopio 1ª revisión

jueves, 3 de noviembre de 2016

Encuentro con un poeta antiguo

¿Quién dice que los poetas mueren? En la ciudad de Espinho, que goza de una enorme playa embriagada de iodo al sur de Oporto, me encontré hace unos días con el poeta Víctor Hugo, al mando de una clínica de recuperación oral, en cuya puerta interior rezaba esta frase del primer manifiesto del surrealismo: “El lenguaje ha sido dado al hombre para que haga de él un uso surrealista”. ¡Pero qué ingente labor esta de recuperar el lenguaje perdido, masacrado por la porquería física y mental del mundo positivo, aplastado por el plomo de la “realidad”!
Muy bien dispuesto, Víctor Hugo accedió a acompañarnos (junto a la muy bella Dra. Cláudia Margarida Pinto) en una excursión pesquera nocturna, a bordo del “Vamos andando”, único sobreviviente de la antaño tan rica flota de barcas populares que faneaba por esta costa. Asimismo, me permitió sacar, para los lectores de Surrint, este retrato que muestra cómo el viejo vate ha conservado todo su vigor y grandeza. También fotografiamos a uno de sus discípulos, el Dr. Pinheiro, en plena actuación terapéutica, con la varita del maestro.

Víctor Hugo, en octubre de 2016. Foto M. P. C..
El Dr Pinheiro, en acción terapéutica

martes, 1 de noviembre de 2016

Miscelánea

Por motivos de salud (visual), doy hoy demasiado sucintamente, y con algún esfuerzo, ciertas noticias que se han ido acumulando. La tónica a partir de ahora quizás sea esta.

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¡Admirable inicio del blog de Georges Sebbag en su página “Filosofía y surrealismo”! En su texto, exacto y contundente, se insurge ante la interpretación impostora que el comisario de la exposición Magritte ha hecho de una de sus imágenes centrales.
(Sobre esta exposición, por cierto, nos escribía un amigo de París: “Comme il fallait s'y attendre, l’expo Magritte au Pompidolium est à s’arracher les cheveux, non bien sûr à cause de Magritte lui-même, qui est et reste superbe, mais de par les intentions du commissaire-canaille qui évidemment tire Magritte hors du surréalisme, en plaçant sa démarche comme une philosophie en images inspirée par Platon! Mais en fait, je me réjouis de ces bêtises, preuve que la pensée surréaliste dérange toujours ces messieurs!” Recordemos que en su día ya pusimos aquí en solfa a este comisario del arte por su comisariado de objetos surrealistas.)

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Próximamente, sobre Albert Marencin:

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Carlos Barbarito, sobre Ludwig Zeller:

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Retrospectiva importante de Paul Nash:

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Sobre Ghérasim Luca:

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Sobre Wolfgang Paalen:

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En el n. 48 de la revista Vocatif de Niza, hay artículos de Patrick Lepetit y David Nadeau. El “manifiesto” de este último merece subrayarse, pero como la revista aún no parece haberse lanzado, reservamos más información para próximamente.