miércoles, 2 de junio de 2021

Her de Vries y el Mercader de Sal

El 15 de abril de 2001, Her de Vries me envía su peculiar homenaje a Marcel Duchamp Tentative de description de quelques mots soumis au régime de la coïncidence, con una portada que evoca la puerta por la que se podía apreciar la última obra del “Marchand du sel”:


Al igual que hacía con Mário Cesariny, yo le enviaba con frecuencia fotografías de mis andanzas portuguesas. En una recóndita villa, Tabuaço, no había dejado de visitar la obra de un genial relojero popular, que me estuvo explicando su intrincado invento. Her de Vries me dice que también le hubiera gustado conocerlo. Y sobre la fortaleza de la Isla Berlenga, me dice en su carta del 10 de septiembre de 2001 que “sería un lugar muy apropiado para una reunión de los surrealistas. Desde allí podríamos conquistar el mundo entero”.

Esa carta me daba noticia de la aparición de Derrame, la revista surrealista chilena. Ya me lo había dicho Zuca Sardan, pero en uno de sus rasgos de humor negro, me dio el nombre de Derrame cerebral, que yo llevé a serio anunciándola así en la prensa tinerfeña. También me anuncia la exposición y el grueso catálogo de la Tate Surrealism. Desire unbound, que contendría buenos trabajos de Annie Le Brun y Vincent Gille. De Galicia ha recibido el catálogo de Philip West y de Arthur Schwarz el de su riquísima colección, que por desgracia (y desconocimiento de quienes le donaron muchas obras) iría a parar a Jerusalén, un lugar poco probable de visita para los surrealistas.

Continuaremos con la carta del 9 de marzo de 2002, que venía acompañada nada menos que de la caja de habanos con sus Boîtes et autres objets.