Aunque André
Breton considerara Le Surréalisme au service de la Révolution la revista
más “rica”, “equilibrada”, “mejor constituida” y “viva” del surrealismo, yo me
he inclinado siempre hacia La Révolution Surréaliste, y no solo por la
presencia de Antonin Artaud. Su frescura no la tiene su sucesora ni la volverá
a tener ninguna otra revista del surrealismo –y creo que tampoco su vivacidad.
Georges Sebbag
acaba de establecer y presentar, en edición de calidad maravillosa, los diez
cuadernos en que los surrealistas “hicieron surrealismo” (según feliz expresión
de Simone Breton) durante las sesiones colectivas que tuvieron lugar en el
apartamento de Breton en abril de 1924, y que por un lado tenían como
antecedente la composición de Los campos magnéticos en
la primavera de 1919 y por el otro se inscribían en la composición de textos
automáticos y poemas collages que hizo Breton a lo largo de toda esta primavera
de 1924, siempre valiéndose (como para Los campos magnéticos) de los
cuadernos escolares de la época.
Ausente Paul
Éluard, que estaba dando la vuelta al mundo, los participantes fueron Breton,
Simone, Aragon, Baron, Delteil, Desnos, Limbour, Noll, Morise, Naville, Péret y
Vitrac. Uno de los poemas collages de Breton tendría un lugar en el primer
manifiesto del surrealismo, y varios aparecerían en Pez soluble.
Dix cahiers
surréalistes reproduce el facsímil de todos los
cuadernos y procede al final a la transcripción de los textos automáticos.
Sebbag presenta la participación de cada surrealista, señalando curiosas
asociaciones con las imágenes de las cubiertas de los cuadernos
correspondientes. Además, ha localizado la mayoría de los periódicos de los que
se hicieron los recortes para los poemas collages. Al final hay un jugoso
ensayo suyo, titulado “Los escolares del surrealismo absoluto”, en que resulta apasionante
la reconstrucción de los dos poemas collages que
Breton pensaba incluir en el primer manifiesto y del primero de Simone Breton,
a los que Sebbag descubre enriquecedoras asociaciones (debe añadirse aquí que
las cartas de Simone, muchas de ellas exhumadas en los últimos tiempos,
demuestran ser invalorables). Al final de su estudio, Sebbag puede hacer una
afirmación con la que es difícil no estar de acuerdo: “Las reuniones de la
primavera de 1924, con sesiones de escritura automática y de poemas collages,
han jugado un papel motor en la afirmación, la proclamación y el impulso del
movimiento surrealista”.
Esta es pues
otra joya del año en que surge el surrealismo como movimiento: Manifeste du
surréalisme, La Révolution Surréaliste, el virulento homenaje a
Germaine Breton (quien no deja de marcar presencia en el citado collage de
Simone), el Bureau de Recherches Surréalistes (1924-1925), el automatismo en
los dibujos de Masson, la irrupción de Artaud, el viaje “al azar” (de
Blois a Romorantin) que hacen Breton, Aragon, Vitrac y Morise como nuevo jalón
de la gran búsqueda de azar objetivo... y estos diez cuadernos obra de ese
collage colectivo que era el naciente grupo surrealista.
Poema collage de André Breton |