Como anunciamos, se celebró el
mes pasado un congreso sobre surrealismo portugués en varios centros de Lisboa.
Evidentemente, el surrealismo no tiene nada que ver con ningún congreso
académico o artístico, y jamás el surrealismo ha organizado un “congreso”. Ni
siquiera el congreso “Surrealismo Siglo21”, celebrado en Tenerife con la
participación nada menos que de Édouard Jaguer, Sarane Alexandrian, Jorge
Camacho y Sergio Lima, ha significado absolutamente nada para el surrealismo.
El congreso sobre el surrealismo
portugués fue lo que era de esperar: mucha vanidad profesoral, muchos nuevos
méritos curriculares, muchos dislates, mucha “normalización” de la revuelta
surrealista y algunas aportaciones de valor, en particular las de Pires dos
Reyes –que atacó a la Academia–, António Cândido Franco, la poetisa Raquel
Guerra, Joana de Oliveira, João Duarte y Perfecto E. Cuadrado. Nuno Moura, que
es un verdadero poeta, hizo una lectura de poemas interrumpida y silenciada a
la mitad por el galerista, ya que tenía que cerrar y llevarse al hotel al
anciano Cruzeiro Seixas. Esto, en una denominada Casa de la Libertad Mário
Cesariny.
Había una mesa redonda inicialmente
denominada “Herencias del surrealismo”, a la que estaba invitado Miguel de
Carvalho, pero rechazó su participación dado que tal título, como señaló en su
intervención, implica muerte, término, herederos, pago de impuestos de sucesión
al Ministerio de Hacienda, etc., y quien gana dinero con el surrealismo son los
editores que publican por primera vez la obra de los surrealistas muertos y los
galeristas que se apropian de las obras para el comercio. Como el título fue
cambiado por el de “Persistencias del surrealismo”, Miguel de Carvalho
garantizó su presencia, que desde luego no resultó pacífica.
Comenzó presentando y encuadrando
la actividad surrealista en Portugal en el Movimiento Internacional, desde el
inicio de la participación portuguesa fuera de Portugal, en la revista
brasileña A Phala. Señaló que el surrealismo no tiene nada que ver con
exposiciones en galerías comerciales, edificadoras de casas de la libertad y
congresos. Mostró revistas y libros que comprueban la actividad de los
portugueses desde São Paulo en 1967 hasta la actualidad: A Phala, Arsenal,
Brumes Blondes, Debout sur l’Œuf, catálogos de Chicago en 1976,
de Lisboa con Phases en 1984, de Coimbra en 2008, de Santiago de Chile en 2009
y 2010, de los Estados Unidos en 2012, etc. Denunció los abusos de lenguaje en
el Congreso, y argumentó su desacuerdo con expresiones como “estética
surrealista”, “surrealismo portugués, español, francés...”, “surrealismo
constructivista, onírico, zen, abstracto, solar...” (todo esto último en
alusión a una desdichada intervención de la mujer de Eurico Gonçalves, quien,
hablando de su marido, hasta caracterizó su surrealismo como “solar”, en una
inesperada y seguramente inconsciente reedición del Magritte de sus descarríos
estalinistas), y aludió a la necesidad de volver al lenguaje antiguo del
movimiento, sin recurrir a engavetar al surrealismo en gavetas innecesarias de
que tanto gusta la academia portuguesa. Dejó claramente sentado que no se puede
ser surrealista y militante político y religioso a la vez (“no se puede ser
surrealista e ir a la iglesia”, “no se puede ser surrealista y general”),
presentando el admirable libro Surréalisme et athéisme de Guy Ducornet,
con su actualización de “À la niche les glappiseurs de Dieu”. Habló de la
existencia de actividad actual centrada en Debout sur l’Œuf, con manifiestos,
publicaciones de poesía, una revista, investigaciones y una actividad
esencialmente colectiva, y del paso por la Cabo Mondego Section of Portuguese
Surrealism de figuras del surrealismo internacional, con la realización
conjunta de actividades. Por último, anunció que en 2014 iban a salir el n. 2
de Hydrolith, el n, 3 de A Phala, el almanaque de Brumes Blondes
y la edición actualizada de Caleidoscopio surrealista.
A esta intervención de Miguel de
Carvalho se sumó la distribución que hizo de 200 reproducciones de un
manifiesto sobre la situación de la poesía actual en Portugal, titulado
“Campeonato Nacional de Poesía”.
Al final de la sesión hubo
algunos interesados en saber más sobre algo que desconocían, pero también es
digno de mención un espectador que, habiendo digerido una engorrosa “chanfana”,
se quedó dormido en la platea.
Como muestra del surrealismo que
vive siempre, a las publicaciones presentadas por Miguel de Carvalho podían
haberse sumado, en tiempos muy cercanos, el catálogo checo y eslovaco Other
Air, la revista checa Styxus, la madrileña Salamandra, la inglesa
Phosphor, la chilena Derrame, los números monográficos de Patricide
y un largo etcétera si anotáramos las publicaciones individuales. Pero eso
queda para algún congreso que hagan quienes cierran el surrealismo en los años
30, en los años 40, en 1966, en 1969, etc.
Felicitamos a Miguel de Carvalho por su postura valerosa y firme, que
apoyamos calurosamente.