Man Ray, Retrato de Bona, 1955 |
Más de tres meses hemos tardado en conseguir el catálogo de Bona de Mandiargues (o de Pisis), que, a tenor de la envergadura de su exposición (vigente hasta febrero), esperábamos más voluminoso, pero que sin duda antecederá a empresas mayores.
A pesar de su tamaño, el catálogo es muy gratificante, con la reproducción de cuarenta obras y tres finos artículos por Giuliana Altea, Catherina Ghisu ("El complejo de Diana y la máquina de coser") y Sibylle de Mandiargues, por lo que dejamos de lado un cuarto en que la autora, lectora de Simone de Sartre, procede a una ridícula interpretación feminista del altercado de Antonin Artaud con Germaine Dulac. Se completa el pequeño volumen con una selección de pasajes sobre ella, casi todos de presentaciones de sus exposiciones, donde aparecen los nombres nada menos que de Octavio Paz, Francis Ponge, Giuseppe Ungaretti, Pieyre de Mandiargues, Alain Jouffroy e Italo Calvino
Bona no ha recibido, sin lugar a dudas, la atención que se merece, sobre todo si tenemos en cuenta lo hinchadas que están ya las bibliografías y exposiciones de infinidad de mujeres artistas que no es que sean de su mismo rango sino que no se le acercan ni de lejos. Al anunciar este catálogo, prometí un dosier amplio sobre ella, que doy hoy a la luz, para celebrar a esta surrealista independiente, libertaria, rebelde del mundo burgués, atormentada y apasionada, de un rico imaginario inspirado tantas veces por la etnografía y las fuerzas de la naturaleza, dueña de un humor negro y absurdo que le era propio y entregada en sus más bellos momentos a un automatismo que le permitía revelar su mundo erótico y visionario con igual felicidad tanto en la escritura como en el arte.
Fundamentales en la bibliografía de Bona son el catálogo de Pieyre de Mandiargues en Skira (Bona l'amour et la peinture) y su maravilloso léxico Bonaventure.
Publicada en 1971, la obra de Mandiargues, como todas las suyas, se defiende sola, y si a ello sumamos el hecho de su cercanía a la artista y escritora, ya tenemos el libro de referencia que no puede ser igualado.
Bonaventura es un libro-aventura de 1976 que me abochorna no haber leído hasta ahora. No se trata de una obra autobiográfica, como se tiende a repetir, sino en todo caso de un fascinante autorretrato que adopta la forma de un maravilloso léxico, con entradas como "Alquimia", "Joyas", "Cabellos", "Tijeras", "Manos", "Escribir", "Pintar", "Infancia", "Caracol", "Viaje", "Sueños" (con transcripción de algunos), "La India", "Memoria", "Breton" o "Surrealismo". Nos refiere en esta última que los surrealistas de quien se sentía y encontraba más cercana eran Breton, Elisa, Péret, Duprey y Toyen, lo que se me figura lo dice todo. Las características señaladas de su personalidad afloran con contundencia en este libro, interesándome en especial añadir en su posición de revuelta el recurrente rechazo de la tecnología y el urbanismo industrializados. La edición lleva introducción de Alain Vircondelet, que es en particular un buen ensayo sobre su pintura, y abunda en ilustraciones, con fotografías.
Deben leerse también, sin duda, su relato sublime de 1967 La cafarde, los recuerdos de infancia de Vivre en herbe y los poemas de Moi-même, que he escaneado para este homenaje. En cuanto al anunciado dosier, se compone de los siguientes elementos:
1. Pionera página del Maurice Blanchard, 1955, incluida en su recopilación Splendeurs et misère, solo publicada en 1977. En 1952 había expuesto Bona por primera vez, en París.
2-6. Ilustración de una prosa de Octavio Paz en el número 3 de Le Surréalisme, même, 1957. El texto de Paz, traducido por Jean-Clarence Lambert, es de 1949 y sería incluido en Libertad bajo palabra.
7-8. Página del catálogo E.R.O.S., exposición surrealista internacional celebrada en París a fines de 1959 e inicios de 1960, con la reproducción de Los amantes desgarrados. Bona interviene también el diccionario surrealista del erotismo. Sigue una foto de Luc Joubert en que vemos su rutilante presencia en la ceremonia de ejecución del testamento del marqués de Sade, celebrada en diciembre de 1959 en la casa de Joyce Mansour; cuando le preguntaron quién había confeccionado este vestido con aberturas que muestran los pezones, dijo que su madre. Impactantes fotos eróticas de Bona aparecerían en el número 20 de la revista de Sarane Alexandrian, Supérieur Inconnu.
9. Poema de E.L.T. Mesens, de fecha que desconozco.
10. Poema de Pieyre de Mandiargues, tal y como aparece en el número 19/29 de Opus International, dedicado al surrealismo, 1970.
11-14. Las páginas que le dedica Maurice Henry en su Antologia grafica del surrealismo, 1972.
15-16. El artículo suyo "Surréalisme", en Bonaventure, 1976. Casi nunca ha sido citado, pero basta y sobra para desacreditar todo intento de alejarla del surrealismo (ni Penelope Rosemont la incluye en Surrealist Women) y hasta para hacer trizas todo el discurso feminista antisurrealista del último medio siglo
17-23. Dosier en el catálogo dedicado a la mujer y el surrealismo, revista Obliques, n. 14-15, 1977.
24-27. Ilustraciones en el tomazo La femme et le surréalisme, Lausanne, 1987, incluidas las célebres fotos con André Breton y con Pieyre de Mandiargues, en este último caso haciendo Bona de Monja Portuguesa, en un baile de máscaras.
Bona, El jefe de estado, 1951 |
Bona, La burocracia, 1966 |