Quien siga este blog advertirá la
riqueza de informaciones que de y sobre el surrealismo aportamos semanalmente,
y eso que dejamos de lado, por supuesto, a los “parásitos del surrealismo”, o
sea a todo ese vasto submundo de la explotación académica, con su historicismo
contemplativo y sus rituales agresiones a André Breton, del que solo emergen
algunas excepciones que desafían la regla ideólogico-institucional.
Sin embargo, hay cosas que se nos
escapan, o de las que tenemos un conocimiento tardío, y ese es el caso, en este
nuevo número de Infosurr, de las desapariciones de Les Coleman y de
Louis Th. Lehmann, ya hace más de un año. Gran aforista, celebrado por Marcel
Mariën –que le dio cabida en Les Lèvres Nues– y por Pierre Peuchmaurd,
Les Coleman hizo también muchos dibujos, que expuso frecuentemente, junto a
Glen Baxter y Alastair Brotchie. En 1978 participó en la exposición “Surrealism
Unlimited”, organizada por Conroy Maddox. Dos recopilaciones suyas de aforismos
se han traducido al francés: Impensées (Hourglass, 1994) y Je suis
trop vieux pour mourir jeune (2005), y no debe olvidarse que, en 2011,
editó maravillosamente un libro imprescindible: Anthony Earnshaw. The imp of
surrealism. Michel Remy, que es quien traza la semblanza, nos dice que “Les
Coleman es el autor de todos los horizontes verticales con que se puede soñar y
de los arcos iris en la noche”.
Lehmann fue poeta, ensayista, novelista, músico de jazz, pintor, arqueólogo
marino... El surrealismo lo fascinó desde que visitó la exposición
internacional de 1938 en Amsterdam. Luego frecuentó a Van Moerkerken y el
círculo en torno a Theo van Baaren y Gertrude Pape, y compuso la mini-ópera
surrealista Der mörder (El asesino), cuyo libreto había escrito
Theo van Baaren. Publicó una docena de recopilaciones poéticas, entre ellas Ruidos de día y de noche, 1940, El sondeador de ultrasonidos, 1955, y Lujo,
1966, mientras que La botadura de una
teoría y el poemario Artes modestas
aparecieron más recientemente en las ediciones Brumes Blondes. En 2008,
participó con dibujos, acuarelas y poemas en la Exposição Internacional de
Surrealismo Actual de Coimbra “O reverso do olhar”, y Beatriz Hausner, al
conocerlo, le dedicó la bella prosa “L. Th. Lehmann”. Laurens Vancrevel y
Bastiaan Van der Velden son quienes hablan de él en sendas notas de este número
de Infosurr.
Sobre Max Schoendorff hay textos
de Gérard Roche y de Richard Walter, siendo el primero una ampliación del que apareció
en los Cahiers Benjamin Péret. Pero ya a Schoendorff le dedicamos aquí
un pequeño homenaje. Otras noticias de este Infosurr tampoco las dejamos
de anotar en su momento: Deste pão não comemos, del grupo DeCollage, la Guide
du Paris surréaliste organizada por Henri Béhar, Explorador de horizonte,
de Carlos Calvet, Le grandeur de la lune brûlée, del colectivo Les
Boules, Multiversum, de Rik Lina, las Notas para a compreensão do
surrealismo em Portugal, poemarios de Beatriz Hausner y Guy Cabanel.
Del resto me gustaría destacar la
nota que hace Heribert Becker a una retrospectiva de Max Ernst en Viena hace un
año, y no porque no me hubiera enterado de esa exposición (mi antena de la
actualidad maxernstiana no está nada afinada), sino por aportarme un dato
divertido que tampoco conocía: el más eminente estudioso y conocedor de la obra
de Ernst, o sea Werner Spies, en 2010 confirmó la autenticidad de siete Max
Ernst... que luego se demostró eran falsos.