David Coulter Sueños inquietos de una araña comedora de pájaros |
El quinto número de Peculiar Mormyrid
(disponible, como los anteriores, tanto en línea como en papel) confirma
que esta publicación se ha convertido en la más aglutinante de fuerzas del
surrealismo, un poco en la línea de Hydrolith.
Este nuevo número tiene como tema “El mito de la revuelta”, dividido en
tres “dominios”: “Dominio de la máscara”, “Dominio de la invocación” y “Dominio
de la manifestación del gran no”. La abundancia de participaciones solo me
permite aquí apuntar aquello que más me ha gustado, en un documento de primera
fila que además puede cada cual consultar inmediata y gratuitamente. Los
trabajos ya conocidos no abundan tanto como en Hydrolith, pero los hay (José Manuel Rojo, Javier Gálvez, Guy
Girard, Jesús García Rodríguez y algún otro). La sección autónoma de imágenes
es magnífica una vez más, con dibujos, pinturas, fotos y collages de Luiz
Morgadinho, Casi Cline, Vicente Gutiérrez Escudero (dos potentes collages), Tim
White, Joseph Jablonski, Annalynn Hammond, David Coulter, John Richardson
(también con un collage en alimón con John Welson y Mark Sanders), Megan Leach,
Janice Hathaway, Michael Löwy, Karl Howeth, Gregg Simpson, Craig Wilson, Dan
Stanciu (la soberbia imagen que encabeza la nota dedicada el pasado sábado a Peculiar Mormyrid y otra que
reproducimos hoy), el colectivo Capa, Miguel de Carvalho, Lucy Zae Porter,
Steve Morrison, Alex Januário, Bruno Jacobs, Rik Lina y Andria Matta May
Schaal.
Los juegos –para no olvidar que no hay revuelta verdadera sin ellos ni sin
poesía, algo que muy pocos revolucionarios profesionales han entendido nunca– están
tan presentes como en los números anteriores y en el propio blog de “Peculiar
Mormyrid”, destacando los del grupo Chimera de Ottawa: “La máscara de los
generales”, “Bon voyage”, “El grito del sereno” y “Prescripciones”. El de
collages “Máscaras de la ciudad” es obra del grupo de Leeds, el de la máscara
es del grupo House of Mysticum, y como corolario está el propio juego del mito
de la revuelta, con quince participantes.
Los textos van acompañados en ocasiones de imágenes, como en el caso de
Steve Cline (quien aporta también una serie de collages especialmente
subversivos), Craig Wilson, Laura Corsiglia, Casi Cline. Poemas hay de Tim
White, Daphnée Azoulay, Allan Vilu, Joël Gayraud, Joseph Jablonski, Maurizio
Brancaleoni. Y relatos, ensayos, comunicaciones, prosas poéticas, de Dale
Houstman (uno de sus textos disertando sobre apocalipsis y utopía), Lee
Levinson, David Nadeau, Ian Kappos.
Algunas aportaciones destacan por su carácter novedoso o por su
singularidad, empezando por el primer texto, un precioso diario mágico de
encuentros de Jason Abdelhadi. “La máscara del valle secreto” es un poema de
Gregg Wilson que lleva una pintura suya y de Heather Nixon. Michael Löwy lanza
sus incendiarias “profecías” para el año 2018, poniendo al día, o al año, una
de las últimas publicaciones del Grupo Surrealista de París. Dominick Coppi
hace una sorprendente “exploración surrealista de belleza e intoxicación en una
época de parafrenia”. Arthur Spota dispone una enseña en diversos lugares de la ciudad, con resultados subversivos. Dale
Houstman encuentra y manipula un texto con efectos similares. Michael Vandelaar evoca del modo más
original a la admirable figura de John Muir. RW Spryszak relata los efectos de
una invasión de pájaros de cristal. Y Ron Sakolsky, la revuelta del jefe
amerindio Claylik.
La sección fílmica, que hubiéramos deseado más amplia, se limita a sendos
cortometrajes de House of Mysticum y Steve Morrison, solo de animación el
segundo y con dos bellas actrices el primero.
En un apartado final, de título “Mitogénesis”, hay un texto de Ody Saban y
Thomas Mordant donde se incurre en la lamentable costumbre de hablar por los
demás, cuando se dice de Vincent Bounoure que es “nuestro «Gran Ancestro» de
todas y de todos”. De ellos dos, y de algunas y algunos más, podrá serlo, pero de
mí desde luego que no –si yo reconociera algún “Gran Ancestro” en el
surrealismo, ese sería únicamente André Breton, quien por cierto es quien
afirmó que “la rebelión tiene su justificación en sí misma”.
Cierra el número, dentro del mismo apartado, un importante manifiesto
colectivo: “El ventrílocuo no tiene voz”. Aunque no se trate de un texto
redondo (algo muy difícil de lograr en este tipo de escritos), estamos ante una
declaración que se venía haciendo necesaria. Creo que su publicación en este
medio es la más adecuada, dada la posición de verdadera punta de lanza que “Peculiar
Mormyrid” ha adquirido en el movimiento surrealista actual.
*
Y acabo con la selección de citas sobre la revuelta que incluí en su día en
mi libro Cabina de barlovento:
La revuelta es la ley viva del genio. Saint-Pol-Roux
Somos especialistas de la revuelta. André
Breton
No hay nada más grande que la revuelta. Georges
Henein
Somos el espíritu de revuelta que rechaza, que eternamente rechazará las
condiciones que le son impuestas. Paul
Nougé
La revuelta poética personifica la libertad humana en su expresión más
completa. No castra ni sublima al hombre, sino que lo pone en pie con sus
deseos en libertad. Camille Bryen
La revuelta contra el mundo actual significa la negativa a participar
voluntariamente en la actividad de ese mundo que está en poder de granujas y de
imbéciles. Significa igualmente la voluntad de actuar contra ese mundo y la
búsqueda de los medios para cambiarlo. René
Magritte
La revuelta es un diamante cuyo brillo se basta a sí mismo. Maurice Blanchard