En edición bilingüe, Sonámbula acaba de publicar un libro
de la máxima importancia: Uno sin uno/Un sans un, nuevo poemario de Fernando
Palenzuela, que sucede a otros tantos hitos en la poesía surrealista americana,
por no decir en la poesía sin más: Amuletos del sueño (1972), La voz por enterrar (2005) y Esfera
inacabada (2009), este último también en Sonámbula pero en su caso con una
edición en español y otra en francés, traducida por Carlos Sedille; ahora, son
Guy Girard y Enrique Lechuga quienes han hecho la labor de traslación de un
poemario que puede también ser visto como un único poema.
En alianza
perfecta, Enrique Lechuga ofrece una serie amplia de ilustraciones,
fotomontajes tan ásperos e intensos como estos poemas sin concesiones ni
tapujos, sin una sola veleidad estética, en que reinan la paradoja y el
desasosiego. Navegando por este libro, nos situamos en el polo más opuesto a
esa banalidad estúpida y alienante que se ha enseñoreado como nunca del mundo
“avanzado” y de sus masas ultracivilizadas.
Dos epígrafes
encabezan Uno sin uno: del Maestro
Eckhart (“Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero”) y del Conde de
Lautréamont (“Sepulturero, ¿por qué lloras? ¿Por qué esas lágrimas parecidas a
las de mujer? Recuérdalo bien: estamos en esta nave desmantelada para sufrir”).
Que la segunda aparezca ya aludida en “Eco de sombras”, poema de La voz por enterrar, sirve para advertir
que los cuatro libros de Fernando Palenzuela –como ocurre con muchos grandes
poetas– ganan aún más si leídos en sucesión o simultaneidad.
“Expulsado de la realidad por mucho tiempo / He
sobrevivido al hacha del verdugo / Prefiriendo morir sentado entre las llamas /
Que ir saltando de una piedra a otra. / Solo tu mirada o el recuerdo de tu
mirada / Me alienta a correr hacia el abismo / Que reside en las fauces del
tigre / Hacia el trueno que retumba / Solitario y sonámbulo”.
“Creo porque es absurdo / Que uno sin uno / Es igual a
dos: / El que es y el que no es / Al mismo tiempo / Mirándome / En el espejo
invisible de la noche / Espero el tres”.
Enrique Lechuga, fotomontaje en Uno sin uno |
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El sitio de Sonámbula, sobrio como debe ser, hay que
consultarlo para apreciar la gran labor que está realizando, así como para leer
las palabras editoriales, exponente impecable de que lo debe ser una actitud
surrealista firme y consecuente.