En 1982, Édouard Jaguer festejaba el 150
aniversario del nacimiento de Lewis Carroll, “creador de Alicia en el país de las
maravillas y
de La caza al snark”, con una amplísima exposición
dedicada al surrealismo en tierras británicas, que tuvo lugar en la galería
1900-2000. Título: “Les enfants d’Alice”.
En 2013, John Richardson y John Welson
decidieron celebrar el 60 aniversario de la publicación en lengua galesa de Alicia en el país de las
maravillas con
un juego en que participarían algunos “amigos de Alicia” surrealistas, dispersos
por el mundo.
El catálogo de la exposición parisina (Peinture surréaliste en
Angleterre. 1930-1960) se abría con citas de Aragon, Breton, Benayoun y Mabille. En su
texto, el Aragon de 1929, tras señalar cómo el libro de Lewis Carroll apareció
a la vez que Los
cantos de Maldoror y Una
temporada en el infierno, se preguntaba por el paradero de la libertad humana en unos años de especial
auge represivo del capitalismo británico, para responder que “residía toda
entera en las frágiles manos de Alicia, donde la había colocado aquel curioso
hombre”. La cita la retoman Richardson y Welson para “estos oscuros tiempos”,
en que el surrealismo no puede sino continuar sin tregua su “exploración de lo
maravilloso”.
Ya en 2014, Dark Window Press, la editorial
de Neil Coombs, ha editado Alice, the looking glass threw, que recoge, en unas 70 páginas, los 21
collages de Richardson y Welson seguidos por las respuestas de sus amigos. Los
collages se inspiraron en Alicia en el país de las maravillas, y fueron elaborados por el procedimiento
de irse alternando sus intervenciones en cada uno, hasta darlo por acabado. La
mayoría son collages-pinturas, y muchos cuentan con elementos comunes, que
migran de unos a otros.
"Respuesta" de Zdenek Piza |
Las “respuestas” a las 21 imágenes de
Richardson y Welson son de tenor muy variado. Por lo que se refiere a los
textos, hay quien las comenta todas, yéndose de las breves frases de Pete
Overton y el propio John Richardson a las largas prosas de Paul Goodman y
Michael Richardson. Kathleen Fox y Kenneth Cox eligen un solo collage (Cox
imagina el encuentro en un callejón de un vagabundo y Diógenes), y Wedgwood
Steventon y Merl Fluin se limitan a unos cuantos. Rik Lina y Neil Coombs optan
por hablar de Alicia o hacer un comentario de la serie, el segundo con un
amplio ensayo (“La certeza del fetichismo”) y Rik Lina evocando un lugar
caribeño conocido por los buceadores como “Alice in Wonderland”, y hoy ya
destruido por la lepra turística.
Las imágenes a veces intervienen sobre
alguno de los 21 collages, como hacen Josef Bubinek y Vaclav Pajurek, o se
prefiere una nueva, caso de Vladimir Kubicek, Arnost Budik, Lubomir Kerdnl,
Josef Kremlacek, Jan Wolf y Zdenek Piza (con dos usos de la calcomanía, más un
dibujo de ojos styrskyanos), que puede hasta ser anterior al propio juego, como
si se tratara de una imagen predestinada. En colaboración tenemos a Welson con
Josef Bubenik, y también con Rik Lina y Gregg Simpson.
Como se apreciará, muchos de los nombres son
del grupo checo Stir Up. En la portada, que reproducimos, se ha procedido a
fundir la contribución de Jan Wolf con
una pintura de 1989 de Rik Lina, titulada Damballah.
Estamos ante un librito espléndido en todos
los aspectos, lleno de redes de sentido, que se une a una serie de
publicaciones colectivas que en los últimos muy cercanos tiempos –2014 y lo
poco que va de 2015– revelan toda la pujanza del surrealismo: Lo que será, Analogon, A Phala, Salamandra, Hydrolith, Phosphor, Patricide, La chasse
à l’objet du désir, The Annual... Nuestra
amiga Alicia no puede sentirse más satisfecha.
Uno de los 21 collages de Welson y Richardson; el azaroso nombre de Beth Va inspira el texto correspondiente de Paul Goodman |