Hace unos años, Pierre Peuchmaurd escribía que el silencio de Yves Bonnefoy sería bienvenido. Al contrario, Bonnefoy sigue lanzando sus “iluminaciones” al mundo, ahora en forma de respuestas a una cosa llamada “Le monde des religions”, por lo que no extraña verlo hablar de dios, religión, mística, esperanza, teología y otros espantajos miserabilistas, todo ello con adobo de ecologismo y de “lucidez”. Para Bonnefoy la poesía ha cambiado su vida... “ayudándome a liberarme del pensamiento utópico”, y, del mismo modo, es gracias a Rimbaud como ha logrado otra liberación: la del “discurso ingenuo de las vanguardias, comenzando por el surrealismo”. Para otros más avisados (y afortunados), la poesía se alimenta de utopía, y Rimbaud conduce en línea recta al surrealismo, por no decir que es el surrealismo.
Bonnefoy se considera, al parecer, un hombre altamente liberado. Otra cosa más complicada parece ser que nos logremos liberar de él. Que algún día llegue su ansiado silencio.
* Dos citas sobre la utopía:
La utopía extraordinaria suele estar justo a nuestro lado. Ludwig Tieck
Somos utopistas; pero nuestra utopía es la vida, la vida inmediata, la vida que se descubre en su plenitud, aquí y ahora. Jean-Louis Bédouin