La década de los 60 se ilumina con el desciframiento que Jorge Camacho hace del universo hermético de RR, con el resultado de obras (artísticas y poéticas) extraordinarias. Pero veamos antes, traducido a la lengua de Poe, este electrizante poema de Nanos Valaoritis, incluido en su libro Sources of microbes:
Esta recopilación de Valaoritis fue publicada en 1977, pero con poemas datados entre 1961 y 1964. En este último año, la revista Alétheia daba a conocer el trabajo "Raymond Roussel ou les impressions d'une double vue" de Georges Sebbag, quien reflexionaría inteligentemente en varias ocasiones sobre diferentes aspectos de la obra de RR (así, sobre su relación con Pierre Janet).
En 1967, Jorge Camacho compone en La Habana una serie de poemas inspirados en el método de Raymond Roussel, que van a ser publicados en 1968 con el título de L'Arbre acide. Esos poemas son el origen de su serie Harr, expuesta en París en 1967 con un catálogo prefaciado por José Pierre. Se trata de veinte "poemas y cuadros que dialogan, se completan y crean curiosas simetrías", cada título procediendo de una secuencia de las Impresiones de África; editados en 2019 por Pierre Mainard, recibieron un espléndido estudio de Laurent Albarracin, que en su día señalamos aquí (apareció en el número 104 de la revista Europe, dedicado a RR) y en el que nuestros lectores encontrarán reproducidos y comentados de modo magistral algunos de esos veinte poemas. José Pierre, tan cercano entonces a Camacho, reproduce en dos de sus libros sendos dibujos que no son fáciles de encontrar, el primero titulado Locus Solus y el segundo presentado como una ilustración de las Impresiones de África:
A su vez, la edición de Mainard incluye esta foto con Camacho "homenajeando a Raymond Roussel":
Y aún se conoce este otro "montaje para Raymond Roussel", titulado À porte-vent (lo reproduce Bernard Caburet en la monografía que en seguida citaremos):
Sorprendentemente (por no decir inadmisiblemente), el catálogo Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel, donde se reproducen auténticas irrelevancias, no dice ni pío de esta aventura capital en los anales de la posteridad de aquel a quien André Breton considera, junto a Lautréamont, "el más grande magnetizador de los tiempos modernos", aventura que merecería sin duda toda una monografía. Son las consecuencias de la independencia que caracterizó siempre a nuestro amigo cubano, de su nulo interés por el estrellato que seduce a casi todos los artistas.
Al año siguiente, Jorge Camacho celebrará otra exposición fundamental: "Le ton haut", y es que, inevitablemente, su ahondamiento en el hermetismo de RR llevaba en vía directa y regia a las preocupaciones alquímicas, que ya nunca lo abandonarán. En cuanto a su poesía, ineludible en cualquier antología de la poesía surrealista que se precie, toda ella está en dos ediciones por fortuna recientes: L'Arbre acide (Ptyx, Huelva, 2002) y Semen-contra suivi de Harr (Pierre Mainard, 2019).
Esta afortunada década rousseliana se completa con la aparición, en 1968, del mejor manual que existe sobre Roussel: el de Bernard Caburet en la popular colección "Poètes d'aujourd'hui" de Pierre Seghers. Otra pieza enigmática y olvidada de la saga Harr abre este librito con el que, a principios de los infames años 70, dominados por la cháchara telqueliano-foucaltiana, nos pudimos acercar más, y con plenas garantías, a la obra de RR:
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Ya que hemos hablado de Jorge Camacho, he aquí una maravillosa pintura-objeto que envió en 1965 a la exposición L'Écart Absolu:
En el catálogo recibe el título de La souricière d'amour, por lo que se crea una cierta confusión cuando Anne Tronche, en su monumental monografía sobre el artista, al describirlo, lo titula Souveraine, pero lo que nos interesa es que también informa que se trata de un homenaje a Alfred Jarry, por lo que ya lo hemos insertado en la cronología dedicada a Jarry y el surrealismo.