El reciente comunicado de Bruno Jacobs ha levantado la polvareda esperada. Si alguien quiere tener verdadero conocimiento de lo que el surrealismo puede ofrecer hoy de mejor, podría, por ejemplo, acudir al número último de Peculiar Mormyrid (“La invención del viaje”), sin gangas ajenas al surrealismo y sin compromisos espurios, y si quiere tener un ejemplo de todo lo que denuncia Bruno Jacobs, ver este enlace de la llamada Maison André Breton, que todo verdadero viajero del surrealismo debe evitar cuidadosamente. Mejor se la hubieran devuelto a los marineros, que allí se hospedaban, o si no un cortocircuito sería bienvenido.
La galería de vedettes que exhiben sus “currículos” incluye muchos nombres totalmente desconocidos, que no deben tener ni un pelo de surrealistas. Desgraciadamente, se mezclan con ellos los de otros muchos totalmente fiables, al menos hasta ahora.
En los comentarios del
blog, con mucha sensatez, Ella Fanon pregunta: “¿Y la cuestión del pase
sanitario? ¿Ustedes se imaginan a André Breton presentando un código qr para
tomarse un café con sus amigotes?” La respuesta es tan ridícula que no merece
ni citarse. Recordemos, porque si no no se entiende nada de esto, que el inmundo Macarrón, quien ahora se prepara para
relanzar las centrales nucleares mientras aprieta las limitaciones de su
segregacionismo neonazi (aunque sin llegar a los extremos que deseaban los senadores socialistas), firmó el Libro de Honor de esa desdichada Maison.
La vieja normativa nacionalsocialista, actualizada por Macarrón y sus cómplices de la izquierda y la derecha |