Sonámbula editó en Québec, hace poco más de un año, 21 láminas eróticas de Susana Wald, realizadas entre el 4 de octubre de 1981 y el 26 de enero de 1982 y dedicadas a su compañero Ludwig Zeller, “experto en muebles y asuntos de pasión”. Van acompañadas de un texto de Enrique Lechuga, al que pertenecen estas palabras: “Habrá que preguntarse, y esto es finalmente uno de los enigmas más inquietantes en la lectura de los dibujos de Susana Wald, de qué manera es posible invertir los signos opresores de la realidad para lograr con ello la creación de un espacio en sintonía con nuestras capacidades deseantes. El deseo se desnuda...”
Los ultramuebles pasionales de Susana Wald, verdadera fiesta inventiva, nos recuerdan los dos primeros números del boletín Odradek, publicados por Emmanuel Guigon a principios de los años 80, y que bien merecieran una reedición. Con muchas ilustraciones, se ocupaban del tema mobiliario, sobre todo en el área surrealista. “Ligados a nuestra existencia cotidiana, los muebles juegan el papel de revelador: ¿no es una de las diferencias mayores entre las civilizaciones, precisamente, la manera como el cuerpo se adapta a la «aventura de los muebles», a los diferentes objetos que lo rodean?”. En el primero de esos números, Guigon hacía un “inventario de las invenciones tolerables”, que iba comentando y que se abría con la rueda de bicicleta duchampiana (1913), para seguir con “El enigma de Isidore Ducasse” de Man Ray (1920), la mesa de Giacometti (1933), el sofá maewestiano y la Venus de los cajones de Dalí (1936), la silla de hiedra de Paalen (1936), la carretilla acolchada de Domínguez (1937) y el “Ultramueble” de Seligmann (1938), cuyo sentido erótico origina la serie de Susana Wald. Guigon continúa su travesía con piezas de Masson, Nemes, Kiesler, Brauner, Magritte, Muller, Rauschenberg, Kienholz, Allen Jones, Max Ernst, la Officina Undici (apoteosis de la materia), etc. Sigue el texto clásico de Charles Cros “El mueble”, y luego un largo catálogo de mesas y sillas, donde no faltan algunas creaciones del propio Guigon:
Este número se complementa con el siguiente, que va precedido de unos “Elementos para un estudio filosófico del mueble”, muy apoyado en la Física del viejo Aristóteles. Auténtico catálogo, incluye en la parte final muy curiosas “producciones Odradek”, entre ellas una “Silla temblorosa” y un utilísimo “Sillón con guillotina”. Una actualización de estos cuadernos consideraría algunos muebles svankmajerianos y, sin duda, los “ultramuebles de la pasión” de Susana Wald.