sábado, 6 de julio de 2024

Centenario y defunción del surrealismo

Hoy que se inaugura la XIX Exposición Internacional del Surrealismo (o CXIX, no me acuerdo bien), resulta muy oportuno remitir a esta reciente comunicación de nuestros amigos de La Banda de Fantomas.

No la reproduzco directamente porque el personaje vestido de blanco resulta tan vomitivo que rompería de modo absoluto con el sentido poético que, en lo concerniente a las imágenes, ha querido tener siempre Surrealismo Internacional. 

miércoles, 3 de julio de 2024

Raymond Roussel y el surrealismo (años 70)

Nada mejor para empezar esta década rousseliana que un hallazgo de Bernard Caburet, con que se inaugura el Bulletin de Liaison Surréaliste (n. 1, noviembre de 1970):


No es muy buena la reproducción de esta obra de Gregg Simpson, un collage de título Locus Solus. Sequence, reproducido en la revista canadiense Vie des Arts (n. 80, otoño de 1975) y datado en 1972:


Nos quedamos con las ganas de saber algo más sobre Simpson y RR, así como sobre la exposición Impressions d'Afrique de Jules Perahim celebrada en París en 1973, aunque no dudamos de que "la prodigiosa energía vital que el África pintada por Perahim dispensa con todas sus plumas que danzan y con todos sus frutos gigantes en migración" se sitúa "más en la pista de Raymond Roussel que en las huellas de Stanley o de Livingston", por citar a Édouard Jaguer (y recordemos sus Ubús en África, que hace poco nos ocupaban, al tratar de Jarry y el surrealismo).

Sin título, serie África, 1972

Georges Henein se ocupa de RR en el último artículo que publicó:



Pero la gran aportación de la década procede de Australia, donde James Gleeson, una de las figuras claves de la aventura surrealista en aquella área, realiza, entre 1976 y 1978, una serie de soberbios collages inspirados en Locus Solus. Pueden encontrarse en la red diversos ejemplos, de los que seleccionamos estos tres:

Evening in Transylvania

Jumpers

The southern aspect of (faux) Locus Solus
as seen from the main esplanade

domingo, 30 de junio de 2024

Poesía maldororiana

Boletín bajo el signo de Lautréamont:


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Aprovecho para señalar tres importantes adiciones al dosier sobre Lautréamont y el surrealismo, la primera de ellas un despiste grueso.

En 1950, Judit Reigl, a su paso por el surrealismo, deja el que quizás sea su cuadro más conocido, Ils ont soif insatiable de l'infini, título tomado del canto primero, cuando la madre de Maldoror le habla de los perros que ladran en la campiña:


En 1956, imagina así Mário Cesariny a Ducasse en el liceo de Tarbes:


Por último, son datadas entre 1980 y 1997 estas dos piezas de Jan Svankmajer, pertenecientes a la serie Negative Maldoror, la primera correspondiendo al segundo canto y la segunda al cuarto:


miércoles, 26 de junio de 2024

Octava carta de Sète

He aquí otra destacable carta de Sète, sin desperdicio. Mención especial para la columna de Elisée Reclus sobre los votontos, esos irresponsables (dejemos aparte a los abiertos sinvergüenzas) que siguen apoyando a los criminales títeres de la clase política, que son, sin distinción de credo, la más directa causa del inacabable reino de la Autoridad y del Mal.




domingo, 23 de junio de 2024

"Brumes Blondes" y el centenario del Primer Manifiesto



La aventura surrealista se ha mantenido en los Países Bajos con intensidad y hasta nuestros días. No se trata por tanto de una conmemoración histórica al uso la exposición que se celebra entre mayo y junio en la Galería ARTTRA de Amsterdam, sino de una muestra de permanencia y vitalidad. Por suerte, la acompaña un catálogo de unas cuarenta páginas, aunque en neerlandés solo, con poemas y reproducciones, amén de algunas notas y ensayos. Laurens Vancrevel, con Her de Vries el responsable de la perdurabilidad y el rigor del surrealismo holandés, abre el catálogo con el texto "El surrealismo en el mundo desde 1924", para en seguida centrarse en la proyección que ha tenido en su país desde los años 20, con el artículo "Los Países Bajos en el primer siglo del surrealismo", completado por otro de Bastiaan van der Velden. 

Entre las contribuciones escritas de carácter poético, destaca la de Laurens Vancrevel "Ecos del corazón", compuesta en "contraformas", una ortografía automática que fue inventada por Jan G. Elburg, uno de las grandes figuras del surrealismo neerlandés, y que consiste en seleccionar un texto existente y reemplazar sus palabras por otras con un significado aproximadamente opuesto.

Entre las dieciséis ilustraciones, a color, encontramos una de la fotógrafa Marlo Broekmans titulada Homage à Baudelaire. Autoportrait avec Herr Hund, que realizó en 2012 con motivo del décimo aniversario de la Galería Baudelaire en Amberes, y que ya hemos insertado en nuestro "Baudelaire y el surrealismo":


Y sabor baudeleriano (evocador del poema "Le balcon") tienen las palabras escritas en el anillo de Möbius contenido en Aguamarina, el mensaje rechazado, de Pieter Schermer: "...par ton souffle noyé surgissent ses baisers dans mes pupiles sur les bouts de mes ailes au-dessus des cours d'eau de la lune enfermée par ton souffle noyé..." (una buena ocasión para visitar la página de esta notable figura del surrealismo neerlandés, desde 1971 adscrito al Bureau de Recherches Surréalistes):


Otras contribuciones hay de Willem den BroederJan GiliamMarcelle HanselaarPeter van der HeijdenRik Lina, Jan Bervoets, Pieter Schermer, Wijnand Steemers, Theo Jeuken (un impactante fotomontaje), Willem  den Broeder... Como no se ha querido hacer una antología, faltan muchos nombres relevantes, pero el resultado es suficiente, haciendo hincapié en la actualidad y en tiempos recientes. Como enlace con los orígenes del surrealismo, tenemos el collage digital de Peter van der Heijden El mastodonte de Java, vinculado por el propio artista con el célebre elefante Célebes traído al mundo por Max Ernst en 2021:


Al final del catálogo hay unas útiles semblanzas de los participantes, algunas de las cuales añaden un breve comentario sobre la contribución respectiva. 

¡Salud al surrealismo neerlandés!

miércoles, 19 de junio de 2024

Surrealismo, ese rayo invisible

Mário Cesariny, El surrealismo, 1959

"El surrealismo es el rayo invisible que nos permitirá algún día superar a nuestros adversarios", escribe André Breton en el último párrafo del primer manifiesto del surrealismo. Georges Sebbag ha tomado de ahí el título de este nuevo libro en que reúne textos mayoritariamente conocidos para plantear la cuestión de los "aniversarios" del surrealismo. El resultado es un manual de primer rango, intensamente personal, por el que desfilan los grandes temas y motivos del surrealismo al modo de un collage de los escritos del propio autor, que para algunos serán conocidos y para muchos no, pero que para unos y otros supondrá una lectura apasionante, siempre regidos por los conceptos que Sebbag ha ido introduciendo a lo largo de sus años de reflexión sobre el surrealismo, en particular los de tiempo sin hilo, duraciones animadas, collagismo y pintura animada del sueño.

En la primera parte se pasa revista a las publicaciones periódicas, los "tracts", los experimentos, los juegos, las encuestas, las reuniones en los cafés, las ediciones surrealistas... Al tratar de la escritura automática, se abordan Los campos magnéticos, pero también El tesoro de los jesuitas, Ralentir travaux y la discutida disyuntiva entre los textos surrealistas y los relatos de sueños. Siguen los temas de la deriva urbana, el azar objetivo y el objeto. La polémica entre poesía y revolución. Las exclusiones y las adhesiones, la internacionalización del surrealismo.  La ética surrealista, el amour fou, la música y el cine, el humor negro.

La segunda parte se centra en el "tiempo sin hilo", concepto bergsoniano que originó el libro a nuestro juicio cumbre de Sebbag: Le point sublime. Aquí, aunque reaparezcan cuestiones como la del cine o la política, la parte del león se la llevan Nadja y la caracterización interesantísima del "futuro futurista", el "presente dadaísta" y el "tiempo sin hilo surrealista".

La tercera parte destaca tres tríos del surrealismo: Arthur Cravan, Jacques Vaché y Claude Cahun, Musidora, Nadja y Gradiva y Lam, Brauner y Matta, pero también hay apuntes profundos sobre Domínguez, los Grandes Transparentes y Marcel Duchamp.

Otros dos libros fundamentales de Georges Sebbag son los que ha dedicado al surrealismo y la filosofía, y esta vertiente suya ilumina la cuarta parte de Le rayon invisible, partiendo del proyecto filosófico de Breton y Aragon y llegando a los autores que trató en Foucault Deleuze, con parada en Grandville y su filosofía onírica.

Al final, Sebbag vuelve a la muerte de Carlos el Simple, verdadero y misterioso origen del surrealismo, que lo hace  encarnar "el movimiento perpetuo del sueño, de la revuelta y de la imaginación". Visto así, un primer período del surrealismo es el que va de 929 a 1918, con, por ejemplo, los nombres que se dan cita en las cartas del juego de Marsella (a los que, sin duda, se pueden añadir muchos más), un segundo período iría de 1918 a 1968, cuando se produce la ruptura en el grupo de París tras la muerte de André Breton, y un tercero de 1968 al presente, enumerando Sebbag las innumerables revistas que han seguido apareciendo, en una intervención de grupos ya menos estruendosos (un surrealismo "à bas bruit"). A su juicio, las actividades que más se han prodigado en este largo período son el collage, los juegos, los relatos de sueños y la deambulación en y fuera de la ciudad.

La cubierta de Le rayon invisible reproduce muy apropiadamente el fotocollage de Mesens La luz desconcertante (1926) y en las guardas hay dos poemas collages, uno de Simone Breton y el extraordinario que envió Breton a Vaché, estudiado por Sebbag en su formidable tetralogía sobre los dos amigos que echaron a rodar la aventura surrealista como la bola de una bolera. Esto sirve para recordar que Georges Sebbag viene llamando la atención desde hace algunos años sobre la trascendencia del poema collage, terreno que está por estudiar y cuya indagación reserva muchas sorpresas; yo recuerdo ahora mismo los de Mário Cesariny, los de Georges Hugnet o los del propio Mesens (al nombrar a Cesariny, evocaré la vez en que, tras tocar en su puerta cuando no nos conocíamos sino por carta, jugando a enfant terrible, le pregunté antes de presentarme, como Cravan a Gide, dónde estábamos con el tiempo, o cómo íbamos de tiempo, sin que captara la ironía, y lo digo porque es exactamente la célebre frase de Cravan la que abre Le rayon invisible).

Georges Sebbag ante los montes
de Taganana (Tenerife), mayo de 1997

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Y atención, porque esta publicación en Jean-Michel Place adelanta dos que, dios menguante, aparecerán para el próximo otoño: los manuscritos de Pez soluble y el Manifiesto del surrealismo. Para algo bueno sirven los centenarios. 

domingo, 16 de junio de 2024

Los jeroglíficos de la Sociedad de los Invisibles


Aún no estando alerta, quien oiga este nuevo disco no podrá sino pensar en las anteriores entregas de Eric Bragg. Se trata de otra muestra extraordinaria de collages sonoros, frenéticos de humor loco. A través de este enlace puede accederse a cada uno de los temas, seis de ellos con el añadido invalorable de la voz del inolvidable Ribitch.
 

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En su día reseñamos Voyage to Ulthar y Uptight a l´Orange, pero lamentamos no existir este blog cuando apareció Chelator, la primera obra discográfica de Eric Bragg (2009), que se ha reeditado en 2019 y que es tal vez la más hilarante de esta tetralogía.