Uno de los dos grandes libros de combate de Guy Ducornet, Surréalisme & athéisme, es objeto de las primeras cartas que reproduzco, con un pequeño caso de "azar objetivo" y dos reseñas, al dorso de una de las cuales viene una foto de la Place André Breton.
En la carta del 2 de julio de 2007, aparece por primera vez su bodega llena de buenos vinos, tras haberle yo hablado de un vintage Oporto de 1975 que me había traído de Portugal. Como sigue sin dinero, no puede materializar aún su deseo de venir a Tenerife, y el comentario sobre Nikki de Saint Phalle está sin duda motivado por una magna exposición que yo por aquellos días había visto en Las Palmas de Gran Canaria.
La carta del 1 de octubre, como de costumbre acompañada de su recuerdos, anuncia su exposición de 2009 en Santiago de Compostela y da cuenta del recibo de mi libro de citas Cabina de barlovento.
Ese mismo mes la carta del 27 de octubre alude a Philippe Collage, desertor como él de la guerra de Argelia, y refiere su encuentro en Portugal con Miguel de Carvalho y Sergio Lima. Obsérvese que la foto de Jaguer ante el cuadro de Ladislav Novak a que alude es la que publicamos recientemente. Entre otros comentarios, señalemos los que hace de las exposiciones de Jacqueline Lamba e Yves Tanguy y la noticia de que el Grupo Surrealista de Madrid va a traducir su librito sobre el surrealismo del grupo chicagoense.
Sigue una postal jazzística, abrazando el saxofón y con los nombres de Sid Catlett y Jo Jones, sin duda tras yo haberle dicho que el primero era mi batería favorito of all the times. La carta del 3 de diciembre interesa sobre todo por la reflexión sobre sus fotografías.
El 17 de noviembre muestra una debilidad, porque hay que ser ingenuo para no percibir que un presidente de los EEUU, o de cualquier otro país, no es más que el títere de las élites corporativas, la simple cabeza visible de una mafia criminal, un asesino y un imbécil (en este caso, el tal Obama, Premio Nobel de la Paz que en tan solo en 2016 lanzaría 24.000 bombas sobre las poblaciones árabes y obtuvo el récord de venta de armas made in usa desde la II GM). Por aquel entonces, yo dejaba pasar las ingenuidades e incongruencias políticas de algunos amigos surrealistas, algo que me resulta imposible desde marzo de 2020, y hoy no quiero oír ninguna opinión sobre absolutamente nada por parte de quienes se tragaron las patrañas y aceptaron las infamias de aquel siniestro trienio fascista sanitario.
Pero esta carta, en alternativa, ofrece un enorme interés al dar cuenta de la génesis de su obra maestra, aparecida en 2012, Annandale Blues. A Journey in Ralph Ellison's America, y es que, de manera más escueta, lo que contará en las primeras páginas del libro ya nos lo cuenta aquí. También señala los collages de Max Bucaille como el origen de su inmersión en el surrealismo, pero es de lamentar que no podamos acceder a esas más de cien páginas que sobre sus propios collages ha enviado a Sergio Lima, ahora que este nos falta cruelmente.
Acabamos con la carta del 16 de diciembre, cuando se va a Lisboa para encontrarse con Sergio Lima y Miguel de Carvalho y se puede apreciar cómo Annandale Blues ya le está bulliendo en la cabeza. Pero siempre, prácticamente en todas sus cartas, vemos presente su capacidad de maravillamiento y la atención extrema a todas las señales del azar objetivo.