Cumplimos este otoño diez años de este blog informativo, que nació con la simple intención de servir de puente entre la primera y la segunda edición del libro Calidoscopio surrealista, para luego proseguir dando noticia de toda la actualidad en torno al surrealismo, visto en su dimensión histórica tanto como en el de su palpitante actualidad, y defendiendo siempre su vigencia.
En estos años hemos hecho gracias al blog
grandes amistades, mientras que los desaires que yo recuerde no han llegado ni
a sumarse con los dedos de una mano. Reciban toda mi gratitud quienes han
colaborado enviando noticias e informaciones y permitiendo así que esta página
se haya convertido en un fiable referente del surrealismo como movimiento casi
centenario.
Durante algún tiempo seguiremos prestando
atención a la vertiente histórica y a las propuestas valiosas que se sigan
ofreciendo, porque además este blog funciona ya de manera casi mecánica.
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Unas pocas palabras sobre las circunstancias
de estos dos últimos años, o sea el golpe global y la revelación de los
esclavos.
A los feroces anticapitalistas bastó que el Capital decretara la existencia de un virus “asesino” que mataba a las gentes por las calles (al final un virus gripal más, si no la gripe de siempre, con los invalorables auxilios de la iatrogenia OMS y de unas pruebas de diagnóstico fraudulentas), para que corrieran todos a esconderse en sus casas como viejas asustadas, dejándose embaucar por una caterva de criminales, lacayos y charlatanes, y acatando luego todas las medidas liberticidas, esclavizantes y humillantes de sus estados respectivos como artículos de catecismo, medidas que han culminado (por ahora) en la creación de un apartheid sanitario de inequívoca inspiración nacionalsocialista. Y entre esos feroces anticapitalistas y antisistema, los propios surrealistas, que han tardado dieciocho meses en formular un par de críticas a algunos “excesos” de las medidas estatales, y sin que ni uno solo de ellos haya mostrado la mínima empatía hacia quienes se han enfrentado y enfrentan en las calles y en sus vidas a esas medidas intolerables y atroces que los estados, como agentes de las élites financieras podridas más aún de dinero que el que tenían antes de esta catástrofe, han impuesto a sus poblaciones, convirtiendo la vida de las personas en un infierno. Por ello, el surrealismo “actual”, como expresión de un movimiento del que siempre he esperado y recibido mirada lúcida y valentía combativa, ha quedado para mí completamente desacreditado.