Es una obviedad afirmar que no puede
conocerse bien el surrealismo sin acceder a sus revistas, que jalonan el
movimiento desde sus orígenes hasta el presente.
Una exposición de revistas de vanguardia
tiene lugar actualmente en la Fundação Cupertino de Miranda, Famalicão, en la
que se lleva el surrealismo la parte del león. Se trata de una amplia muestra
de la colección que ha ido elaborando Miguel Mesquita Guimarães, con 48 títulos
y más de 200 documentos que comienzan en 1917 y llegan a la década de los 70,
sin aventurarse más allá de esa fecha.
Un buen catálogo, titulado Colecionar inquietação, ofrece abundancia de reproducciones acompañadas de pequeñas descripciones, acertadas, de cada
revista. Perfecto E. Cuadrado se encarga de la presentación, sigue un breve
texto del coleccionista y por último hay un ensayo de Georges Sebbag en que este
ha elegido como ejemplos destacados la pionera Littérature, La
Révolution Surréaliste (justamente considerada “la revista surrealista por
excelencia”) y L’Archibras, en que él mismo participó.
Entre las revistas surrealistas o en que
colaboraron plenamente los surrealistas se encuentran, aparte las citadas, Le
Surréalisme au service de la Révolution, Minotaure, Documents 34,
Clé, La Main à Plume, View, VVV, Phases, Médium,
La Brèche, Rixes, La Révolution la Nuit, Bief, Neon,
L’Invention Collective, Le Ciel Bleu, Salamander, Helhesten,
London Bulletin y Arsenal.
Otras, como Bizarre, son más
eclécticas, y algunas más son ajenas o incluso, como la de Ivan Goll o la
estalinista Le Surréalisme Révolutionnaire, contrarias al surrealismo. Se
entiende perfectamente, ya que se trata de una colección que no se presenta
como exclusivamente surrealista. La única que ni pincha ni corta es Cahiers
Dada Surréalisme, publicación puramente académica (y, como tal, profusa en
ataques a André Breton).
Este puede ser un paso importante hacia el
establecimiento de un catálogo de revistas del surrealismo. Como es de esperar,
no faltan las publicaciones portuguesas, en las que resultó siempre decisivo
que las aceptara como surrealistas Mário Cesariny. Ello ya descarta de por sí
todas las de José Augusto França, pero de nuevo estamos ante la opción personal
del coleccionista.
A propósito de Cesariny, se sigue trabajando
en la recopilación de todas aquellas hojillas bastante convulsivas que él
publicaba desde los años 70. La mayoría de los noa-noas los he reproducido yo
mismo en este blog y en uno de los tomos de Surrealismo: el oro del tiempo.
Sigo en cambio sin conocer algunas de las del Bureau Surrealista, que
aparecieron en torno a 1980. Pero he aquí reproducidas nada menos que seis,
interesantísimas, en el más reciente catálogo de Miguel de Carvalho (y atención
también a un magnífico pasquín anticlerical de Mário Henriqe Leiria):