miércoles, 5 de diciembre de 2018

Revistas

Es una obviedad afirmar que no puede conocerse bien el surrealismo sin acceder a sus revistas, que jalonan el movimiento desde sus orígenes hasta el presente.
Una exposición de revistas de vanguardia tiene lugar actualmente en la Fundação Cupertino de Miranda, Famalicão, en la que se lleva el surrealismo la parte del león. Se trata de una amplia muestra de la colección que ha ido elaborando Miguel Mesquita Guimarães, con 48 títulos y más de 200 documentos que comienzan en 1917 y llegan a la década de los 70, sin aventurarse más allá de esa fecha.
Un buen catálogo, titulado Colecionar inquietação, ofrece abundancia de reproducciones acompañadas de pequeñas descripciones, acertadas, de cada revista. Perfecto E. Cuadrado se encarga de la presentación, sigue un breve texto del coleccionista y por último hay un ensayo de Georges Sebbag en que este ha elegido como ejemplos destacados la pionera Littérature, La Révolution Surréaliste (justamente considerada “la revista surrealista por excelencia”) y L’Archibras, en que él mismo participó.
Entre las revistas surrealistas o en que colaboraron plenamente los surrealistas se encuentran, aparte las citadas, Le Surréalisme au service de la Révolution, Minotaure, Documents 34, Clé, La Main à Plume, View, VVV, Phases, Médium, La Brèche, Rixes, La Révolution la Nuit, Bief, Neon, L’Invention Collective, Le Ciel Bleu, Salamander, Helhesten, London Bulletin y Arsenal.
Otras, como Bizarre, son más eclécticas, y algunas más son ajenas o incluso, como la de Ivan Goll o la estalinista Le Surréalisme Révolutionnaire, contrarias al surrealismo. Se entiende perfectamente, ya que se trata de una colección que no se presenta como exclusivamente surrealista. La única que ni pincha ni corta es Cahiers Dada Surréalisme, publicación puramente académica (y, como tal, profusa en ataques a André Breton).
Este puede ser un paso importante hacia el establecimiento de un catálogo de revistas del surrealismo. Como es de esperar, no faltan las publicaciones portuguesas, en las que resultó siempre decisivo que las aceptara como surrealistas Mário Cesariny. Ello ya descarta de por sí todas las de José Augusto França, pero de nuevo estamos ante la opción personal del coleccionista.
A propósito de Cesariny, se sigue trabajando en la recopilación de todas aquellas hojillas bastante convulsivas que él publicaba desde los años 70. La mayoría de los noa-noas los he reproducido yo mismo en este blog y en uno de los tomos de Surrealismo: el oro del tiempo. Sigo en cambio sin conocer algunas de las del Bureau Surrealista, que aparecieron en torno a 1980. Pero he aquí reproducidas nada menos que seis, interesantísimas, en el más reciente catálogo de Miguel de Carvalho (y atención también a un magnífico pasquín anticlerical de Mário Henriqe Leiria):