Dorothea Tanning es objeto reciente de
especial atención, merced a la exposición que actualmente se le dedica en un
museo del Reino de España famoso por sus ascensores transparentes (exposición
que a partir de febrero emigra a Londres), así como a la traducción hispana de
sus poemas.
El catálogo ofrece muchas ilustraciones
(incluida toda la serie de los Siete peligros espectrales), lo que constituye
su principal interés, ya que no abundan los libros sobre esta artista. El otro
motivo atractivo es la pequeña selección de relatos y poemas, que comienza con
la primera versión del cuento “Abismo” y el que, con el título de “Cita a
ciegas”, apareció en 1943 en VVV.
Las primeras páginas llevan presentaciones
lamentables del ministro deportivo-cultural de turno y del director del museo. No las arranqué de
cuajo porque el catálogo era prestado (por principio, ya no compro catálogos de
museo). Luego, hay una serie de estudios de poco alcance, aunque al menos no
abundan en ellos las chorradas antisurrealistas ni las simplonerías feministas.
En seguida se piensa en lo que podían haber hecho un Édouard Jaguer, un José
Pierre o un Arturo Schwarz. El alcance ya es nulo en el último de esos ensayos,
donde, ya que, al considerarse que “el surrealismo revolucionario que defendían
Breton y los suyos ha pasado a la historia”, se opta por estudiar la
explotación que de él hacen los execrables artistas actuales, para relacionarla
irrisoriamente con el “legado” de la artista. Cuánto mejor hubiera sido
reproducir algunas de las buenas páginas que a Dorothea Tanning han dedicado
Alain Jouffroy, Robert Lebel, Pieyre de Mandiargues, Gérard Durozoi o
Jean-Christhope Bailly.
Irreprochable en cambio es el tomito que
Vaso Roto ha hecho de los poemas de Dorothea Tanning, en edición bilingüe, con
traducciones de la escritora Marta López Luaces. Aquí, nada de prefacios
manipuladores o tontos, nada de discursos que palidecen al lado de los poemas,
nada de vaciedades retóricas sobre la poesía. Solo, en edición impecable, que
da gusto manejar, el encuentro con la poesía, no característicamente surrealista, pero sí muy peculiar, de Dorothea Tanning.
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Ilustro esta noticia con los tres dibujos de Dorothea Tanning que acompañan la carta inédita de Sade a su abyecta esposa, aparecida en el Almanach surréaliste du demi-siècle.