Jean Benoît, zarcillos y collar fourieristas, 1976 |
En su momento anuncié la aparición de un
número de los Cahiers Charles Fourier dedicado a Fourier y el
surrealismo, pero como ese número –el 27– iba a tener continuación, estaba yo
aguardando por la publicación del siguiente para reseñarlos conjuntamente. El
28 ya ha visto la luz, pero no es aquel en que se ha producido esa continuación,
por lo cual procedo a hacer la recensión del primero de ambos.
Debe señalarse que esta temática de Fourier
y el surrealismo ha sido abordada ya en números anteriores de los Cahiers,
y con notable fortuna. Hay, en efecto, un trabajo de Laurence Bouchet en el n.
5, otro de Gerard Roche en el 14 y un tercero de Guy Girard en el 17. Durante
años yo estuve suscrito a estos cuadernos, y ya no sé por qué razón dejé de
estarlo, aunque sí sé que esa razón nada tenía que ver con la calidad y el
interés de sus números. Atesoro los primeros catorce, o no fueran estos los
únicos “cahiers” que verdaderamente me interesan, junto a los de Benjamin
Péret. Y es que me resulta imposible imaginar un surrealismo que no tenga como
una de sus figuras pivotales a Charles Fourier –otros pocos “insustituibles”,
aparte por supuesto André Breton, son para mí Rimbaud, Lautréamont y el triunvirato
Cravan/Vaché/Rigaut.
(Un trabajo más reciente que debe sumarse a
los tres citados es el de Joël Gayraud “En el espejo de las analogías. El
surrealismo y Charles Fourier”, publicado en la revista Critique, n.
812-813, año 2015.)
Este primer cuaderno de los dedicados a
Fourier “en el orbe del surrealismo” es magnífico. Se centra en la figura
admirable de Simone Debout y lo coordinan y presentan Florent Perrier y Gerard
Roche.
La primera parte se dedica a la
correspondencia entre Simone Debout y André Breton, quienes son sin duda los
nombres más importantes en la plena “recuperación” de Fourier. Estas cartas
transparentan una mutua admiración y si siempre he sido reacio a que se
publique cualquier epistolario, ya que las cartas son de una persona a otra y
por tanto no han sido dirigidas, salvo tan abundantes como deshonrosas
excepciones, a un público, en este caso no hay chismes ni vanidades, sino que
se centran en el fervor de uno y otro interlocutor hacia la figura y la obra de
Fourier. Simone Debout, perfecta conocedora del “socialismo romántico”, es
siempre muy lúcida, no ahorrando críticas a la “eficacia” predicada por los marxistas
ni siendo complaciente con patinazos como alguno que otro de la pareja
Mascolo/Schuster. Breton deja apuntes interesantes sobre las dos exposiciones
surrealistas internacionales de la época, o sea, E.R.O.S y L’Écart Absolu. Como
ha señalado Gérard Durozoi en su fina reseña de Infosurr (n. 128), “sea
cual sea el pretexto de la correspondencia, las dos escrituras son de un igual
y permanente nivel que muestra franqueza constante, respeto recíproco y una
atención excepcional a lo que cada uno dice, muy cómplice a pesar del
alejamiento geográfico, ya que Simone Debout vivía entonces en Grenoble”. Las
cartas van además precedidas de un bello recuerdo de Breton por Simone Debout.
Un segundo apartado incluye los textos de
Simone Debout en el n. 3 de Bief, en el 5 de Le Surréalisme, même
y en el catálogo de E.R.O.S, más los de Fourier en ambas exposiciones. Sobra
decir que el Fourier en gloria es el del Nuevo mundo amoroso.
Jacques Hérold/Michel Butor, Votez Charles Fourier, 1968 |
La sección siguiente se hace eco del número
de Plural dedicado a Fourier en agosto de 1972, donde se incluían la Oda
de Breton y textos de Octavio Paz y Simone Debout junto a material menos
interesante. La presentación y el ensayo de Paz son ya clásicos, oponiendo muy
bien Fourier a Sade, a Freud y a la tradición marxista. Michel Butor reconoce,
como Queneau, la deuda decisiva con Breton a propósito de Fourier, ya que
gracias a la Oda se lo ha podido “apreciar en su totalidad”. Y se
transcribe íntegramente su poema que acaba “Votez Charles Fourier”, pegado
sobre algunos muros parisinos en 1968 y que ilustra esta nota, con el dibujo de
Jacques Hérold (al año siguiente fue publicado en forma de libro-rollo de seda,
con siete aguafuertes en negro de Hérold).
Sigue el lúcido artículo de Annie Le Brun, aún
no recogido en libro, “Un soñador sublime”, publicado en 1999, o sea cuando aún
solo se habían sufrido “veinte años de cretinización neofeminista”, que por
tanto ya van por cuarenta. Por último, hay un rico “cuaderno de ilustraciones”.
El segundo volumen de este conjunto
ineludible estará organizado en torno a los archivos de André Breton, y
suponemos será el número 29 de los Cahiers.
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Dado que puede leerse como un homenaje a
Fourier, y considerada su brevedad, aporto aquí el pdf de mi relato Lorelei
del Sur, publicado en 1982: