domingo, 2 de septiembre de 2018

Fourier y el surrealismo

Jean Benoît, zarcillos y collar fourieristas, 1976

En su momento anuncié la aparición de un número de los Cahiers Charles Fourier dedicado a Fourier y el surrealismo, pero como ese número –el 27– iba a tener continuación, estaba yo aguardando por la publicación del siguiente para reseñarlos conjuntamente. El 28 ya ha visto la luz, pero no es aquel en que se ha producido esa continuación, por lo cual procedo a hacer la recensión del primero de ambos.
Debe señalarse que esta temática de Fourier y el surrealismo ha sido abordada ya en números anteriores de los Cahiers, y con notable fortuna. Hay, en efecto, un trabajo de Laurence Bouchet en el n. 5, otro de Gerard Roche en el 14 y un tercero de Guy Girard en el 17. Durante años yo estuve suscrito a estos cuadernos, y ya no sé por qué razón dejé de estarlo, aunque sí sé que esa razón nada tenía que ver con la calidad y el interés de sus números. Atesoro los primeros catorce, o no fueran estos los únicos “cahiers” que verdaderamente me interesan, junto a los de Benjamin Péret. Y es que me resulta imposible imaginar un surrealismo que no tenga como una de sus figuras pivotales a Charles Fourier –otros pocos “insustituibles”, aparte por supuesto André Breton, son para mí Rimbaud, Lautréamont y el triunvirato Cravan/Vaché/Rigaut.
(Un trabajo más reciente que debe sumarse a los tres citados es el de Joël Gayraud “En el espejo de las analogías. El surrealismo y Charles Fourier”, publicado en la revista Critique, n. 812-813, año 2015.)
Este primer cuaderno de los dedicados a Fourier “en el orbe del surrealismo” es magnífico. Se centra en la figura admirable de Simone Debout y lo coordinan y presentan Florent Perrier y Gerard Roche.
La primera parte se dedica a la correspondencia entre Simone Debout y André Breton, quienes son sin duda los nombres más importantes en la plena “recuperación” de Fourier. Estas cartas transparentan una mutua admiración y si siempre he sido reacio a que se publique cualquier epistolario, ya que las cartas son de una persona a otra y por tanto no han sido dirigidas, salvo tan abundantes como deshonrosas excepciones, a un público, en este caso no hay chismes ni vanidades, sino que se centran en el fervor de uno y otro interlocutor hacia la figura y la obra de Fourier. Simone Debout, perfecta conocedora del “socialismo romántico”, es siempre muy lúcida, no ahorrando críticas a la “eficacia” predicada por los marxistas ni siendo complaciente con patinazos como alguno que otro de la pareja Mascolo/Schuster. Breton deja apuntes interesantes sobre las dos exposiciones surrealistas internacionales de la época, o sea, E.R.O.S y L’Écart Absolu. Como ha señalado Gérard Durozoi en su fina reseña de Infosurr (n. 128), “sea cual sea el pretexto de la correspondencia, las dos escrituras son de un igual y permanente nivel que muestra franqueza constante, respeto recíproco y una atención excepcional a lo que cada uno dice, muy cómplice a pesar del alejamiento geográfico, ya que Simone Debout vivía entonces en Grenoble”. Las cartas van además precedidas de un bello recuerdo de Breton por Simone Debout.
Un segundo apartado incluye los textos de Simone Debout en el n. 3 de Bief, en el 5 de Le Surréalisme, même y en el catálogo de E.R.O.S, más los de Fourier en ambas exposiciones. Sobra decir que el Fourier en gloria es el del Nuevo mundo amoroso.
Jacques Hérold/Michel Butor,
Votez Charles Fourier, 1968
El tercer apartado reproduce los textos del suplemento dedicado a Fourier por Le Monde el 18 de mayo de 1967, con una excelente presentación, textos de Simone Debout (¡espléndidos!) y los testimonios de Raymond Queneau, Philippe Audoin y Roger Garaudy. Queneau reconoce la importancia decisiva de Breton en la asunción de un Fourier total. De Audoin podemos apuntar también el texto sobre Fourier inserto en su selección Raconteries (“Fourier l’harmonique”), aparte el aparecido en La Brèche en 1965.
La sección siguiente se hace eco del número de Plural dedicado a Fourier en agosto de 1972, donde se incluían la Oda de Breton y textos de Octavio Paz y Simone Debout junto a material menos interesante. La presentación y el ensayo de Paz son ya clásicos, oponiendo muy bien Fourier a Sade, a Freud y a la tradición marxista. Michel Butor reconoce, como Queneau, la deuda decisiva con Breton a propósito de Fourier, ya que gracias a la Oda se lo ha podido “apreciar en su totalidad”. Y se transcribe íntegramente su poema que acaba “Votez Charles Fourier”, pegado sobre algunos muros parisinos en 1968 y que ilustra esta nota, con el dibujo de Jacques Hérold (al año siguiente fue publicado en forma de libro-rollo de seda, con siete aguafuertes en negro de Hérold).
Sigue el lúcido artículo de Annie Le Brun, aún no recogido en libro, “Un soñador sublime”, publicado en 1999, o sea cuando aún solo se habían sufrido “veinte años de cretinización neofeminista”, que por tanto ya van por cuarenta. Por último, hay un rico “cuaderno de ilustraciones”.
El segundo volumen de este conjunto ineludible estará organizado en torno a los archivos de André Breton, y suponemos será el número 29 de los Cahiers.

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Dado que puede leerse como un homenaje a Fourier, y considerada su brevedad, aporto aquí el pdf de mi relato Lorelei del Sur, publicado en 1982: