Frontispicio de Pierre-André Sauvageot |
Surrealista con un buen oriente,
Guy Girard aporta a sus autoediciones de Saint-Ouen –¡esta hace el número
dieciocho!– un largo poema firmado la pasada primavera en Tucheng, pero no en el Tucheng de Taiwán, sino en un recóndito pueblo de montaña así también llamado, en el noroeste de la provincia de Ghizhou.
Regido por el sueño, Le poème de
Tucheng lleva como es habitual un frontispicio de Pierre-André Sauvageot (a
partir de una foto de Hu Shao Rong), donde vemos al poeta acompañado por la
personalidad porcina de Zhu Bajie “preparándose para atravesar el espejo de lo
posible”, esto último permitiendo apreciar a la vez uno de esos cuadros donde
el color exalta lo maravilloso, como son todos los de Guy Girard.
La poesía de Guy Girard es un gallo retinto y de espuelas negras que solo
pelea de frente. Recorre vastas extensiones, tanto en el tiempo como en el
espacio, y para verlo combatir basta hablar con una de esas diminutas tortugas
hechas de lapas y burgados que suelen vagabundear por las playas de piedra.
“Sobre la otra orilla pronto se echarán a volar dos globos aerostáticos. /
Uno tiene la forma de una llave y en el otro acaba de saltar un tigre”.