Tras el primer número de Spectra,
que el año pasado constaba de fotos de Raman Rao, llega un segundo no menos que
sensacional, nueva demostración del vigor creativo del surrealismo en su
proyección estadounidense.
Participan ahora, aparte el maestro de ceremonias, Timothy Robert Johnson,
Byron Baker, Thom Burns, David Coulter, C. Brooke Rhotwell y, a título de
homenaje póstumo, con dos de sus características imágenes, Samuel Ribitch.
Por bonito azar, el tema elegido es el bosque (“At the edge of the
forest”), que ensalzábamos hace pocas semanas a propósito del libro sobre
Radovan Ivsic, quien, por cierto, tras la ruptura del grupo parisino en 1969,
llegó a enlazar con los surrealistas que se habían alejado del grupo de Chicago,
en concreto con el grupo Hydra. También este bosque de ahora es un bosque insumiso, o no estuviéramos hablando de
surrealismo. No es pues el bosque de senderistas, deportistas, ecologistas,
científicos, personal motorizado, burócratas, guardas, negociantes y resto de
camarilla expoliadora, degradadora y contaminante. Sino todo lo contrario.
Byron Baker, Una sull'atra |
Los poemas
presentados –en forma de collage, pintura y fotografía– rayan todos a la misma
altura, tras Raman Rao poner las cartas sobre la mesa con esa increíble
fabulación onírica submarina que invita a todos los viajes y sueños insumisos. De Timothy Robert Johnson hay
solo una muestra, en su diálogo permanente, tan fértil, con las culturas
amerindias, y de Byron Baker también solo una, con sus pequeñas figuras, que
componen ahora una “convergencia de fenton-joules”.
Thom Burns ofrece sus simetrías delirantes, pero también una conversación entre
texto e imagen y las secuencias de un rítmico rollo de película. Los colores
vivos, la fantasía desbridada, el humor bebido en las fuentes de la cultura
popular definen los collages intuitivamente infalibles de David Coulter, con
piezas marcantes como “Aventuras del Hombre Verde”, “Arcimboldistas
aproximándose a las orillas de los soñadores lusitanos” y “La prótesis de
abril”. El “Inventario de encantamientos” de Rhotwell consta de frases detonantes
que acompañan en un caso una foto de Raman Rao y en otro el detalle de uno de
los collages de Coulter. De Raman Rao son en fin, varias de sus indagaciones
fotográficas, tan originales y ajenas a todo esteticismo, una de ellas ilustrando
la ardua labor de aquel miembro de la Gran Academia de Lagado gulliveriana que “llevaba
ocho años estudiando un proyecto para extraer rayos de sol de los pepinos, que
debían ser metidos en redomas herméticamente cerradas y selladas, para sacarlos
a caldear el aire en veranos crudos e inclementes”.
Los orígenes y
la singladura de estos seis nombres claves del movimiento surrealista en sus
últimas décadas pueden conocerse a través de los dos tomos de Invisible heads, que no me cansaré de
recomendar a quien aún no los conozca. De ellos extraigo las dos imágenes que
complementan esta noticia.
David Coulter, Asalto al gran tren, 2006 |