Que no se diga que las invenciones surrealistas son agotables, ya que los
nuevos hallazgos nunca cesan, y aquí mismo hemos dado los últimos años repetida
cuenta de ellos. Esto, sin la presunción del “vanguardismo”, gracias a la cual,
además, no hay óbice para que prosigan las exploraciones que vienen de los
propios orígenes del surrealismo (siempre me ha parecido un error de Benjamin
Péret, una concesión a ese espíritu de “vanguardia”, la crítica que en su
momento formuló a Jorge Cáceres por hacer collages que él consideraba una
simple continuación de los de Max Ernst, cuando eran una pura maravilla poética
y formaban parte de su mitología personal; y es que “original” significa tanto
lo que difiere de lo dominante como la vuelta o cercanía a los “orígenes”, a su
frescura y a sus revelaciones).
Pero Paul Bogaers es uno de esos grandes inventores. Hace poco nos
ocupábamos aquí de sus obras en cartón piedra, insólitas, y hoy de la aparición
de un libro espléndido, en formato de revista, titulado Stereosophic conjunctions, que abre un nuevo capítulo en la
historia del surrealismo y la fotografía. Son veintisiete recientes
combinaciones de fotos (blanco y negro), en las que salta la chispa poética por
el encuentro maldororiano, una sucesión de sorpresas que nos deja sin aliento,
dentro de una presentación escueta, lo más sobria posible, ya que sobran
prólogos o declaraciones de intenciones. En lo esencial, estas conjunciones estereosóficas,
de un humor a veces corrosivo en sus ecuaciones y metáforas poéticas, evidencian,
por decirlo con palabras de Jan Svankmajer, que “la imaginación es subversiva
porque proclama lo posible contra lo real” (Sergio Lima: “Ante el discurso del
poder, el surrealismo instaura la vigencia y la potencia de la imaginación”).
Dos de ellas forman parte ahora mismo del festival fotográfico de Arlés, donde apuesto
mi gorra a que predomina lo trillado, lo banal, lo esteticista, lo formalista,
lo “vanguardista”.
La página de Paul Bogaers ofrece una generosa muestra de estas imágenes, y
además permite visitar sus esculturas, sus fotos, sus máscaras, y prodigios recientes
como lo son unas hojas de árbol traídas de Brobdingnag: