Si la pasada
semana dábamos cuenta de la publicación de un juego del Grupo Surrealista de
Madrid, hoy nos detenemos en otro juego, pero del Grupo de París. El título, Les
pucerons de la frontière, se toma de las palabras que abren y cierran el
texto, resultado de la “buena utilización” de los periódicos.
(Baudelaire: “Todo
periódico, de la primera línea hasta la última, no es sino un tejido de
horrores, guerras, crímenes, robos, impudicias, torturas, crímenes de los príncipes,
crímenes de las naciones, crímenes de los particulares, una embriaguez de
atrocidad universal. Y con este repugnante aperitivo el hombre civilizado
acompaña su colación de cada mañana. Todo en este mundo transpira el crimen: el
periódico, el muro y el rostro del hombre. No puedo comprender que una mano
pura pueda tocar un periódico sin una convulsión de asco”. Y también
Baudelaire, por lo que respecta a la ventana que originaba el juego del grupo
madrileño: “Quien mira desde dentro a
través de una ventana abierta, nunca ve tantas cosas como quien mira una
ventana cerrada”.
Otras citas
sobre los periódicos y su mala utilización:
“–El escribir
en los periódicos debe ser muy mala señal. –Malísima. –Me parece muy lógico. Es
un oficio de cretinos..., de cretinos que gobiernan el mundo a fuerza de
lugares comunes”. En “El gran torbellino del mundo”, de Pío Baroja
“Odio a todos
esos individuos incapaces de detenerse demoradamente ante una hoja, de perderse
mirando un árbol, pero a los que veo cada uno con su periódico, la nariz
dentro, el espíritu calentado por la cháchara espantosa y apestosa de ese
papel, embotado de incoherencia, de las palabras obscenas de la «política»,
crédulo hasta la náusea, absorbido por lo nuevo de la noticia e incapaz de lo
nuevo inagotable de lo que existe siempre –y delante de nuestros ojos…” Paul
Valéry
“La lectura de
un periódico es la cosa más angustiosa del mundo”. Luis Buñuel
“No se puede
llamar lectura a esa tremenda cantidad de tiempo que se pierde con los
periódicos”. Lin Yutang
“Cuando abrís
vuestro periódico, rasca-esfínter de a perra, cucurucho para patatas fritas, en
limpio solo sacáis, de entre las manchas de grasa, dos o tres tontas noticias,
por otra parte no ciertas”. Ubú
“Yo no leo
periódicos”. Thelonious Monk)
El juego del
pulgón de la frontera consistió en pegar cuarenta recortes de periódicos,
dejando entre ellos espacios vacíos, en ocho hojas que circularon entre ocho
participantes, a saber Anny Bonnin, Claude-Lucien Cauët, Hervé Delabarre,
Alfredo Fernandes, Joël Gayraud, Guy Girard, Sylvain Tanquerel y el eterno
Michel Zimbacca, reunidos el 11 de noviembre de 2014 en el café L’Escalier.
Cada uno escribía algunas líneas para ligar dos recortes, le pasaba la hoja a
un participante libre y esperaba que otra hoja le llegara, concluyéndose el
juego cuando todos los espacios se encontraban llenos.
Inicio: “Los
pulgones traicionados por sus centenarios / manifiestan su descontento / por
los ataques masivos / contra las meninges de las jóvenes pelirrojas, pues /
nuestro cerebro poseería un interruptor”. Interviene luego la Bella Jardinera y
se nos aconseja –buena terapia antiperiodística– “escapar a la rapidez / evitar
la velocidad”. Ello, sin duda, porque –lo que vale su aplicación a muchos
surrealistas– “somos furiosamente neardentalianos”.
Ha dibujado el
Pulgón de la Frontera Guy Girard, uno de los contactos de la publicación:
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Se anuncia en
La Belle Inutile una importante edición, que será fácil obtener en la red. Titulada
Collage Redux, es una muestra del collage surrealista actual, a través
de los nombres de J. K. Bogartte, Miguel de Carvalho, Neil Coombs, Guy
Ducornet, Rik Lina, Ribitch y Misiano-Genovese. Lleva una óptima presentación
de Melanie Nicholson, y de cada uno de los antologados hay un texto sobre su
práctica del collage.
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Más
publicaciones francesas: de Fred Deux, La perruque (Le Temps qu’il
faît), y de Jacques Abeille, Petites proses plus ou moins brisées.
Y exposiciones
en diferentes lugares: de Jean-Pierre Paraggio y Claude Barrère, en Seix
(Ariège); de Pnina Granirer, en Vancouver; y de Kathleen Fox (con sus series
“Zoo des refusés” y “Memory”), en St. Leonards on Sea, East Sussex.
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Timothy Robert
Johnson prosigue sus fascinantes proyectos con el artista hopi Delbridge
Honanie (Coochsiwukioma) y para el próximo año anuncia una nueva revista
surrealista: Soongwuqa (La edad de oro), centrada en el Sudoeste
de los Estados Unidos, pero con colaboraciones internacionales.
Y se me ocurre
recordar ahora el collage que T. R. Johnson elaboró en 1976 para el fabuloso
suplemento de la revista Living Blues dedicado al surrealismo y los
blues.
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La semana
próxima reseñaremos el impresionante cofre de tres lujosos y
compactos tomos que Thessa Herold ha dedicado a los textos de los catálogos de
sus galerías.
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Un buen
trabajo sobre el surrealismo en Egipto ha publicado Ronald Creagh en el n. 34
de Réfractions: “Tempêtes libertaires. Georges Henein, Ramsès Younane et
le mouvement surréaliste en Égypte (1937-1963)”. Se abre con una cita incluida
en Al-Tatawwur, 1940: “Definir la libertad es restringir su sentido,
explicarla es limitar su alcance, porque la palabra libertad es una de
esas palabras que, cuando se la profiere, revela su sentido por sí sola. Lo más
lejos que el espíritu humano ha podido ir para imaginar cómo liberarse de los
límites y de las fronteras, es tal vez lo que el anarquismo ha dicho en la
frase: «Ni dios ni amo»”. Exacto, y ojalá la cuestión estuviera ya zanjada –antes
al contrario, aún hay surrealistas apegados a viejas consignas autoritarias.
El trabajo de
Ronald Creagh es modélico en su enfoque y en su realización, agudo y
perfectamente documentado, sin ni siquiera ignorar al grupo surrealista árabe
de Le Désir Libertaire, que irrumpió virulentamente en 1973, en París,
Londres y Viena.
Ronald Creagh
es un viejo profesor e historiador libertario, y Réfractions es
actualmente la mejor revista anarquista en Francia. El ensayo muestra una vez
más la cercanía de dos mundos: el anarquista y el surrealista, que algunos como
los antecitados insisten en minusvalorar.
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En un reciente
Cahier René Nelli hay un artículo de Jean-Pierre Lassalle donde se habla
de la relación del estudioso de los cátaros y autor de L’érotique des
troubadours con André Breton, quien tenía en su biblioteca cuatro libros
suyos: Présence, Le tiers amour, Poésie ouverte, poésie fermé
y L’amour et les mythes du cœur. La obra de Nelli, quien respondió a la
encuesta de L’art magique y colaboró
en el primer número de L’Archibras
con un bello texto sobre el amor y la alquimia, ha interesado mucho al
surrealismo.
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Aunque
aparecida en 2013 (noviembre), merece anotarse como publicación mayor la del
enorme poema en diez cantos de Jorge de Lima Invenção de Orfeu. Incluye
un ensayo de Murilo Mendes, y edita admirablemente Cosac Naify.
Jorge de Lima,
a quien dedicó hace poco un gran trabajo en Agulha Claudio Willer, es
una de las figuras muy cercanas al movimiento surrealista en su proyección
brasileña. Hacía la intemerata que no leíamos un arranque de poema tan
impresionante como el de esta Invenção de Orfeu.
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Revolta e
melancolia, la magistral obra de Michael Löwy y
Robert Sayre sobre el romanticismo en tanto “resistencia al modo de vida en la
sociedad capitalista moderna”, ha sido reeditado en São Paulo. Publicado por
primera vez en 1992, aún recuerdo el impacto que produjo en mí la edición de
Lisboa (1997), pasando a partir de ahí a enfocar yo el romanticismo desde el
punto de vista en que lo abordan Löwy y Sayre. Révolte e mélancolie tuvo
en 2010 una continuación aún no traducida: Esprits de feu. Figures du
romantisme anti-capitaliste.
En el colofón,
una foto de Fábio Roberto Santos, quien “desvió el camión cisterna de la
empresa en que trabajaba para distribuir 16 mil litros de agua en un barrio de
São Paulo”. Un bello acto romántico de revuelta y melancolía, revuelta contra
un sistema que es el reino de la Injusticia y melancolía de unos tiempos en que
la generosidad y la abnegación todavía eran valores humanos.
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Donde parece
que no había ni revuelta ni melancolía era en Michel Foucault, sobre quien
acaba de traducirse en España el libro de Jean-Marc Mandosio, a quien conocemos
sobre todo por sus lúcidas intervenciones en la Encyclopédie des Nuisances.
Alexandrian lo llamaba “el Rey de las Moscas”, pero casi que predicaba en el
desierto. Leemos en la nota editorial de aparición:
“Michel
Foucault es uno de los dioses del mundo académico e intelectual contemporáneo.
Desde hace más de tres décadas su influencia no ha dejado de notarse y de
extenderse, en ámbitos que van desde la extrema izquierda hasta las facultades
de filosofía, pasando por museos y centros de arte contemporáneo. Muy pocos
habían alzado la voz frente al coro lisonjero que hace de Foucault un gurú.
Unos pocos historiadores y algún que otro escritor que denunciara hace tiempo
el «nihilismo de cátedra» del maestro.
El libro de
Jean-Marc Mandosio pretende desmontar de una vez por todas una impostura que
ha durado demasiado tiempo. Tras un minucioso estudio de toda la obra del
filósofo de Poitiers, Mandosio dirige su crítica contra diferentes concepciones
de la obra foucaultiana como episteme, biopolítica o
los procesos de subjetivación, nociones huecas que una legión de
epígonos e imitadores repite con machaconería, desde los programas de Estudios
Culturales hasta las majaderías de Tiqqun y el Comité Invisible.
Se muestra
asimismo cómo detrás de su presunta marginalidad y radicalidad, se esconde en
verdad que Foucault se limitó siempre a seguir las modas: estructuralista antes
de mayo del 68, izquierdista en los ’70, antitotalitario y haciendo la rosca al
Partido Socialista en los ’80.
Como explica
Mandosio, «El principal talento de Foucault fue probablemente dar una forma
filosófico-literaria a los lugares comunes de una época […] Como buen escritor
posmoderno que aplica con celo las reglas del marketing de las ideas, Foucault
se adapta constantemente a la tendencia del momento, pero su discurso nunca
deja de ser reversible, de tal manera que se reserva siempre la posibilidad de
desmarcarse de él y proclamar su singularidad».
Tras aparecer
en Francia y Portugal, Foucault: la longevidad de una impostura ve
la luz después de que dos editoriales en Italia, y en España una prestigiosa
editorial de ciencias sociales, se echaran para atrás una vez adquiridos los derechos para su publicación.