Ya está disponible el n. 7 de la
revista digital de Floriano Martins Agulha. Como siempre muy rica de
contenido, incluye un ensayo de Enrique de Santiago sobre Enrique Gómez-Correa:
“Vocales de pájaros en la poesía de Enrique-Gómez Correa”. Desde nuestro punto
de mira, hay que señalar también, aparte un trabajo sobre Aimé Césaire, que las
ilustraciones del número corresponden a Nelson de Paula, de quien también hay
al final 21 ilustraciones. Es una magnífica presencia, que realza enormemente
el conjunto de la revista.
*
En Vila Nova de Famalicão
celébranse los VII Encontros Mário Cesariny, con diferentes eventos, entre los
que destaca el lanzamiento del cuaderno número 12 del Centro de Estudos do
Surrealismo: António Maria Lisboa e Mário Cesariny. Territórios de
convergência intertextual, por Perfecto E. Cuadrado.
*
He aquí el enlace de Martin
Michael Stiltenn, quien afirma situarse en la órbita surrealista:
*
Muy interesante es el catálogo de la Cinemateca Francesa Georges Méliès. La magia del cine, editado en España, desgraciadamente, por la entidad bancaria de don Juan Miró. A lo largo de 200 páginas, muy bien ilustradas, se estudia toda la obra del precedente máximo del cine surrealista. Los trabajos, muy sólidos, son de Laurent Mannoni, y al final hay una nota sobre Méliès en Madrid y Barcelona, donde se habla de su gran seguidor español, Segundo de Chomón.
*
Otro catálogo corresponde a la
exposición Surrealistas antes del surrealismo. La fantasía y lo fantástico
en la estampa, el dibujo y la fotografía, que a la vez se celebra en
Nuremberg y en Madrid. En este caso edita en España una Fundación que no mejora
las cosas: la de don Juan March, capitalista de triste recuerdo. Tal vez
imbuido de ello, Juan José Lahuerta, en un indigesto texto que nunca termina,
ve tanto el arte como el surrealismo en exclusivos términos de “mercado”, de
“ofertas” y “demandas”, de “productos”, y no duda en considerar Le miroir du
merveilleux de Pierre Mabille como un catálogo de obras fantásticas. La
mayoría de los textos de este pesado volumen los hace su editor, Yasmin Doosry,
para quien Nadja es una “novela”. El mejor texto es el de Christiane
Lauterbach, “Metamorfosis de la naturaleza”, pero no se basta para redimir el
conjunto, que como de costumbre se detiene en los años 40/50.
*
Remedios Varos. Caminos del
conocimiento, la creación y el exilio escapa en su caso por los trabajos de
Isabel Castells, siempre atinada en sus indagaciones por el “territorio
infinito de la poesía compartida”, y de María José González Madrid, que explora
muy bien la faceta alquímica de la artista, sin sentirse obligada a despotricar
del surrealismo, antes bien reconociendo en el surrealismo el origen de esa
faceta. Las participantes del libro se dedican, como buenas universitarias, a
citarse afectuosamente las unas a las otras, y, como era de esperar, no faltan
ni los intentos por alejar a Remedios del surrealismo (la Remedios surrealista
solo sería la de Barcelona) ni las sandeces de rigor contra el surrealismo y
contra André Breton. Para lo primero, con reducir el surrealismo al automatismo
ya lo tienen todo resuelto (Janet Kaplan, Tere Arq); como ellas saben más de
surrealismo que el propio André Breton, se puede olvidar tranquilamente que
este, al morir Remedios, reivindicó toda su obra como surrealista. De lo
segundo se encargan María Alejandra Zaneta y Shirley Mangini en dos artículos penosos,
sin duda el de la primera ganando en las ya maquinales vomitadas
antisurrealistas del energumenismo feminista, que para algo se escribe
desde uno de esos despachos universitarios yankis puestos al desnudo por Guy
Ducornet en Les parasites du surréalisme. Pero la palma, por su riqueza
chismosa, se la lleva Julia Salmerón, quien confiesa que Leonora Carrington (a
sus 91 años) le cogió cariño a ella en México porque hablaba con acento “español”
(léase madrileño) y reveladoramente nos cuenta, en una petulante carta que le
envió a la pobre Leonora, cómo esta afirmó asqueada (“brrrr”) “aborrecer” a esa
“bola de académicos y críticos” a la que ella pertenece (discrepando de
Leonora, nos refiere que ella entra en levitación cuando lee a Dawn Ades, Janet
Kaplan y Juliana González). Sobre la relación Leonora-Remedios, dice que no era
lesbiana ni artística, sino algo para lo que “el mundo no está preparado”. Parece
que ella sí. El engreimiento de las pobres gentes de esta gruesa “bola” no
tiene límites.
*
Pronto reseñaremos una obra que sí que es esencial: la vasta suma sobre Marcel Mariën que acaba de publicar Xavier Canonne.