David Coulter, La decimotercera llave de Basilio Valentin (2019) |
En varias ocasiones hemos aludido a los collages de David Coulter, y algunos de ellos hasta los hemos reproducido, sobre todo por encantarme personalmente su humor, su colorido y su imaginería popular. Ahora se celebra en España una exposición de ellos, que ha motivado un pequeño catálogo, en el que encontramos un texto suyo donde señala las principales fuentes de sus obras: "Me inspiro en imágenes no fotográficas pero en cuatricromía, como las de los libros infantiles, las ilustraciones científicas y anatómicas, los cortes geológicos, las ilustraciones botánicas, los carteles de circo, magia, deportes y política del siglo XIX y principios del XX, así como las imágenes de antiguas películas y novelas pulp", añadiendo, y cierto es, que "su carácter anacrónico les confiere cierto encanto" y reivindicando su lugar "en el reino de las antiguas artes herméticas".
Los textos que acompañan el catálogo son de Allan Graubard, C. Brooke Rothwell y Miguel de Carvalho. Los del primero y el tercero son los verdaderamente relevantes, Graubard ("El arte del collage de David Coulter") determinando el papel de las metamorfosis, de los títulos y de la señalada imaginería popular a la vez que subrayando su rechazo (laudable) de la tecnología digital y comparándolos a las cajas de Cornell y a los montajes cinematográficos, y Miguel de Carvalho, por su parte ("David Coulter: un continente sumergido en el umbral del sueño"), insistiendo en la metamorfosis y en el cromatismo y detectando su pasión por las formas microscópicas.
Algunos de los collages los conociamos, pero ha sido una sorpresa descubrir este homenaje a la obra fundacional del género gótico, tan estimado por el surrealismo:
David Coulter, El castillo de Otranto (2015-2016) |