viernes, 28 de enero de 2022

Sergio Dangelo

Sergio Dangelo, El guante de la soledad, 1999

Registramos la baja de un elemento extraordinario, que se fue a vagar por las estrellas el día 4 de este mes, cuando iba a cumplir 90 años en la Tierra: Sergio Dangelo.

La relación de Sergio Dangelo con el surrealismo fue esencial, pero en las cerca de dos mil páginas de la tan cacareada enciclopedia internacional del surrealismo es nombrado dos veces, y simplemente para asociarlo a Baj; por tanto, le lleva dos de ventaja a su compatriota Renzo Margonari. Aquí dejo la entrada que le dediqué en Caleidoscopio surrealista, y algunas obras que remiten al surrealismo. También, un texto muy vivaz (como era Sergio Dangelo), publicado en el número 100 de Phantomas, y otro de 1984 que no deja dudas acerca de la señalada relación.

Algunas de sus pinturas me son especialmente queridas, como Deflagración de hierbaEl espejo del castillo de arenaMariposa de la memoriaGruta de la mantis El lobo / El cormorán, e ídem collages como La isla del cazador de sueñosLa llave de los campos o La soñadora. Y entre sus obras hay homenajes a Nerval (Para Nerval, que tuvo André Breton), Blake (El paseo de Blake, soberbio), Poe (Uno de los Uher), Bellmer (Bellmer vendrá esta tarde, collage), y Artaud (su actuación de 1970 en Canterbury El ombligo de los limbos, que vale para recordarnos que este desafiante bon vivant que era Sergio Dangelo animó algunos grandes momentos del siglo XX).   

La pintura que abre esta nota es un homenaje a Toyen. Una vez lo sabe uno, se hace obvio tratarse de eso exactamente.  

     

Sergio Dangelo, Yo busco el tiempo del oro, 1999


Sergio Dangelo, Dormir,dormir dans les pierres,
1988

Sergio Dangelo (1932). Pintor, ceramista y creador de objetos, cultivador del collage “irónico-erótico”, Sergio Dangelo hizo a los 18 años profesión de “surrealismo absoluto”, lo que recordará años después como la sumersión no en una “piscina”, sino en un “océano en el cual se corre el riesgo de perderse, suficientemente grande para permitirme avanzar en mi búsqueda sin sentirme oprimido por límites demasiado estrechos”. Funda en seguida, con Enrico Baj, el movimiento nuclear, que trataba de oponerse al triunfo del movimiento abstracto-concreto, o sea a la reducción decorativa del arte, y publica en 1957, también con Baj, el Manifeste contre le style, al que será fiel toda su vida, en la negativa radical a repetirse a sí mismo. Dangelo mantuvo relaciones esenciales con el surrealismo, escribiendo a la muerte de André Breton un muy bello texto, reproducido en André Breton, un uomo attento, donde lo pone como “ejemplo de un vivir en Poesía sin precedente, el símbolo mismo del coraje y de la pureza”. Con motivo de su exposición milanesa en 2004, se publicó el excelente libro Sergio Dangelo. Les autres faces de la médaille, que incluye una larga e interesantísima entrevista, como otra hay en Sergio Dangelo. Altrove e colti al volo (2007), donde se reproduce su homenaje a Toyen Le gant de la solitude. Fue también un buen escritor, como puede apreciarse, por ejemplo, con la lectura de “Perle de mémoire”, en el n. 100 de Phantomas, que acaba así: “La memoria de occidente es muy corta. Si fuera de otro modo, no habría guerras. Un excelente remedio contra la pérdida de memoria es el amor físico. Yo me acuerdo, cosa curiosa, que todas las mujeres que me han querido gentilmente conceder sus gracias, tenían, todas, ojos bellos y grandes, y, aún más curioso, una flor, como una boca, una especie de selva plegada, dulce y tierna, de un rosa de perla fina y como entre dos columnas horadada, en lo alto, al final de las piernas”.

Bellas páginas le han dedicado Arturo Schwarz en Arte nucleare, 1962, y Alain Jouffroy en Sergio Dangelo, un messager du ciel, 1974.

"He tenido siempre la mirada vuelta hacia la Rue Fontaine".