sábado, 27 de marzo de 2021

El surrealismo y la logia masónica Thébah


Casi a la vez que el espléndido libro sobre los sueños híbridos, me llega una obra de importancia similar, pero concerniente al rico apartado del surrealismo y el esoterismo. Se titula L’Arche utopique, ya que “arche” es la traducción de la palabra Thébah, que designa a una logia masónica existente en Francia desde 1901, a la que han pertenecido surrealistas y figuras próximas al surrealismo, principalmente a fines de los años 50 y principios de los 60. David Nadeau, quien ya había presentado sus credenciales como conocedor y explorador muy inteligente de esta dimensión trascendental del surrealismo, es a quien debemos este volumen que se une al de Patrick Lepetit, Le Surréalisme. Parcours souterrain, aparecido en 2012 y donde ya se dedicaba un capítulo a la cuestión específica del surrealismo y la masonería.
Sin duda la logia masónica Thébah es algo muy diferente de la masonería en que primero pensamos, y a la que han pertenecido y pertenecen personajes perniciosos del poder político y económico. En sentido contrario, baste señalar que de la logia Thébah formó parte René Guénon, uno de los pensadores más exigentes de la pasada centuria.
David Nadeau ha urdido un libro muy útil y de calidad excepcional. Lo ha estructurado en tres partes: la primera está dedicada a los retratos de los surrealistas asociados a la logia (algunos de los cuales se reunían por la época señalada en el cabaret Le Port du Salut, que regentaba un masón); la segunda estudia los grandes temas tratados por todos ellos; y la tercera es una antología de textos, muy completa y repleta de piedras preciosas.
La galería de retratos comienza con Henri Hunwald, alquimista y médico homeópata muy estimado por André Breton, autor de un libro sobre Paracelso y fundador con René Alleau del importante Circle Hermes. Alleau es la figura siguiente, y recuérdese que a él dedicamos aquí un homenaje con motivo de su muerte, reproduciendo muchos de sus escritos. Siguen Bernard Roger, Guy-René Doumayrou, Élie-Charles Flamand, Jean Palou, Roger Van Hecke, Jean-Pierre Lassalle y Eugène Canseliet. De Jean Palou nos hemos ocupado aquí en dos ocasiones: con motivo de la publicación de su correspondencia con Breton y con motivo precisamente del estudio que le dedicó el propio David Nadeau en la revista Ritual, Secrecy, and Civil Society (reseña que aproveché para presentar algunos de sus textos en revistas surrealistas, entre ellos el maravilloso “Presencia en Rávena”). La semblanza que se hace de Roger Van Hecke es la que tiene para mí aportaciones más novedosas; en Caleidoscopio surrealista apunté que era alguien a quien se debía tener en cuenta, pero carecía yo entonces de información suficiente para dedicarle una entrada, que sin duda merece. Lassalle es una figura que ha crecido con el tiempo, un verdadero maestro, poeta suntuoso y pensador lúcido y generoso; David Nadeau muestra conocerlo muy bien, lo mismo que a ese poeta inmenso que era Flamand. En cuanto a Canseliet, aunque no perteneció a la logia Thébah, estuvo asociado a Alleau y a Flamand (y a Jorge Camacho) y es a través de él cómo ejerce su gran influjo Fulcanelli.
La sección de “Arcanos” se divide en estos capítulos temáticos: “Lo maravilloso”, “Utopía y subversión”, “Las ciudades herméticas de Bernard Roger y Guy-René Doumayrou”, “La caballería”, “El Santo Imperio” (como opuesto al siniestro Papado) y “Sobre misteriosos herreros”, donde David Nadeau retoma su magnífico trabajo de Surrealists and outsiders en torno a la tradición iniciática representada por los dioses herreros de la antigüedad prehelénica y los lazos entre los cabiros, los pelasgos y los dioscuros. Concluye Nadeau que “la francmasonería, para ciertos surrealistas, sean o no iniciados, ha sido y continúa siendo uno de los vectores de la búsqueda de lo maravilloso y de la exploración de lo invisible”. Entre esos surrealistas francmasones se añaden los nombres de Henri Siegle, Roland Sig, Endre Rozsda, Fernand Dumont, Ithell Colquhoun, Marie-Dominique Massoni y Patrick Lepetit. Al margen de esto, ya que David Nadeau prodiga sus referencias a la alquimia, me ha extrañado una ausencia: Maurice Baskine, figura suprema del esoterismo surrealista.
La antología se abre con un ensayo de Hunwald sobre los orígenes cósmicos del pentagrama. De Alleau se recogen sus tres textos en Médium, la respuesta a la encuesta del mundo al revés en La Brèche y el ensayo en La civilisation surréaliste. De Bernard Roger sus intervenciones en L’Âge du Cinéma, Le Libertaire, la exposición Eros y L’Archibras. De Doumaryou las de Le Libertaire, Eros y Surréalisme. De Flamand poemas y artículos y textos clásicos en Médium, Le Surréalisme, Même y ­–más recientemente– Supérieur Inconnu, a donde lo convocó Sarane Alexandrian, siempre tan interesado en esta vertiente del surrealismo. Los textos de Palou, como los de Alleau, ya fueron aquí todos antologados, y muy interesante es la selección que se hace de Lassalle, quien sigue siendo un gran autor secreto.
Este es un libro de lectura apasionante y, como Rêves hybrides, un tónico maravilloso para los tiempos que corren. Las ilustraciones son numerosas y están muy bien elegidas, empezando por las de portada y contraportada: un tríptico hermético de Guy-René Doumaryou abierto y cerrado, que hace pensar en el Phantasophe-Roc de Baskine. El conjunto merecería, eso sí, una edición de más calidad, y si digo que lo ideal hubiera sido su aparición en las ediciones de Sonámbula, creo que lo dejo dicho todo.

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David Nadeau da el enlace de este ensayo de Marie-Dominique Massoni, que yo no conocía y que trata sucinta pero óptimamente la cuestión del surrealismo y el hermetismo: