Sasha Vlad, El banquete, 2007 (celebración de L. Zeller en su 80 aniversario) |
Prestamos homenaje a Ludwig Zeller de la que
consideramos mejor manera posible: presentando una serie de piezas que para
muchos es de difícil acceso. La obra de Zeller es muy vasta y está llena de
pequeñas ediciones, algunas de carácter artesanal, que ojalá se nos hagan algún
día disponibles.
De sus poemas elegimos tres maravillas,
aparecidas en sus ediciones Oasis: Nómades en el mándala, de 1978, con
collages y dibujos realizados en colaboración con Susana Wald; Sílaba
incandescente del deseo, de 1981, con “mirages” de ambos y traducción
inglesa de Beatriz Zeller; y Eugenio Granell o la invención del dado, de
1982, con dibujos de Susana Wald y de nuevo traducción al inglés de Beatriz
Zeller. Este último nos sirve a la vez para rememorar a otra figura
extraordinaria del surrealismo, siendo lo ideal tener también a mano las pinturas de Granell que inspiraron los poemas de Zeller.
El dossier misceláneo incluye los siguientes
documentos:
* La presentación en el Bulletin de
Liaison Surréaliste, febrero de 1974.
* El collage goethiano en uno de los 11
Dominios de la Vigilancia Surrealista incluidos en el poderoso catálogo de la
exposición mundial surrealista de Chicago, 1976 (exactamente, en el dominio del
bluesman Peetie Wheatstraw, yerno del Diablo).
* La noticia, en el n. 2 de Surréalisme,
1977, de la aparición reciente de Cuando el animal de fondo sube la cabeza
estalla. Magnífica, la afirmación de su surrealismo, al final de la nota.
* En 50 collages, 1981, un fino texto
de Arturo Schwarz y el magistral, definitivo ensayo de Édouard Jaguer (¿quién
hace hoy algo que se compare a esto?). Y añadimos los collages La piedra
angular y El gran terminal, ya que Jaguer los comenta en su trabajo.
* El pequeño catálogo de los Mirages
con Susana Wald, en la Galerie Surréaliste de Toronto, primavera de 1982.
* La respuesta a la encuesta de Arturo
Schwarz sobre arte y alquimia, inserta en Arte e scienza, Arte e alchimia,
1986.
* La portada de Ludwig Zeller, A
celebration, 1987, en que su poema “El faisán blanco” “viajaba” a través de
infinidad de lenguas y de interpretaciones visuales. El otro día reproduje la
contribución de Édouard Jaguer y ahora la de Jules Perahim, soberbia, aunque se
prolonga por toda la cubierta.
* De Prohibidos los sueños prohibidos,
2013, su poema sobre Gómez-Correa y el texto que este le dedicó en 1991,
nombrándolo “Caballero de la Orden de la Poesía”, que era como consagrarlo en
el espíritu de la Mandrágora, la mayor aventura poética surrealista de la
América latina.
* Otro modesto catálogo de collages, expuestos
en Oaxaca en 2006.
* El muy bello poema que dedica Laurens Vancrevel
a su figura y su obra en el n. 6-7 de la tercera serie de Brumes Blondes, 2007.
Añado las respuestas de Ludwig Zeller y Susana Wald a un cuestionario formulado en 2012 por Ana Borges Rodríguez, e incluido en el
apéndice de su tesis doctoral sobre Mandrágora, que yo le dirigí por entonces. Y de nuevo el enlace de Mother darkness, el poema de Gómez-Correa ilustrado por Zeller.
Como nota final, señalemos que en la
reciente enciclopedia internacional del surrealismo hay una buena semblanza de
Zeller, realizada por Max Scur.
Cartel de 1972 |