De los nombres a que se han dedicado ya volúmenes de la colección “Le
cinéma des poètes” de Jean-Michel Place, el de André Breton es con diferencia el más
interesante, tanto por tratarse de Breton como por haberlo realizado Georges
Sebbag, uno de los mejores conocedores de la obra bretoniana y que ya este
mismo año festejaba su cincuentenario con la biografía, todo menos rutinaria, André Breton 1713-1966. Des siècles boules
de neige.
En su estilo único que a las mentes académicas resulta demasiado
“subjetivo” (¡!), Georges Sebbag desbroza la materia, añadiendo como de
costumbre sugestivos apuntes casi al margen. Se va, por supuesto, de la época
en que Vaché y Breton descubrían la “mitología moderna” del cine a la decepción
final del viejo fundador del surrealismo, creo que muy comprensible. Páginas
especialmente bellas y agudas se ocupan de Musidora, de las reflexiones
bretonianas sobre el tiempo fílmico, del libro Nadja tratado por su autor como una película, de La edad de oro, del dibujo animado y el slapstick. Sobre este último, recuerdo
haber leído una vez no sé dónde (¿en Benayoun?) que el actor favorito de Breton
era W. C. Fields, coincidencia total conmigo, aunque no hay constancia escrita
de que Breton lo considerara así y debe provenir la afirmación de algún
comentario suyo a los amigos.
En las obras completas de Breton, al anotar los editores la referencia que
hay en “Como en un bosque” a la película Ah!
le beau voyage, única que parangona Breton con Peter Ibbetson en la expresión amorosa, señalan que para ellos ha
sido siempre un enigma. Sebbag da el título original, A little journey, lo que nos permite saber que se trata de una
película muda dirigida en 1927 por Robert Z. Leonard, de la que no se ha
encontrado hasta el presente ninguna copia, aunque quizás aparezca algún día de
modo milagroso, como ocurrió con las de Charlie Bowers. Director corrientito,
Leonard es autor de algunas buenas películas, como Pride and prejudice (Más fuerte
que el orgullo) y Susan Lenox,
con Greta Garbo, objeto en 1947 de un extraordinario poema de Juan Eduardo Cirlot.