En el n. 4 de S.u.rr..., revista del grupo surrealista
parisino, se incluía un largo poema de Alice Massénat, quien repetía en el
número siguiente y hasta ahora último. Al punto, en las Éditions Surréalistes,
aparecía una colaboración poética con Guy Girard, acompañada de siete dibujos
automáticos de Sabine Levallois y titulada Le
palier des gargouilles. Uno de esos dibujos podemos verlo aquí.
Esto fue en los años 2003-2005,
pero Alice Massénat ha tenido un antes
y un después. Nacida en 1966, desde
los 18 años publica sus textos poéticos en revistas (S.u.rr..., pero también otras cercanas al surrealismo, como Camouflage, La Dame Ovale
y Cahiers de l’umbo) y en pequeños
cuadernos, de los que son anteriores a 2003 Engoulevents,
“Tu dors?”, Katana, L’homme du
sans-sépulcre, Arachnide, L’œil de bronze y Le bleu l’ardoise, y posteriores L’heure des lames, Le
catafalque aux miroirs, Ci-gît
l’armoise, À bras-le-corps y La vouivre encéphale, que es la novedad,
publicada hace poco en Les Hauts-Fonds, por la que hoy la traemos a estas
páginas de “Surrealismo internacional”.
El primer cuaderno citado, Engoulevents, de 1990, se publicó en la
ediciones Myrddin, que animaba Pierre Peuchmaurd, y es que, dos años antes, los
textos de Peuchmaurd titulados Alice au
noir llevaron dibujos de Alice Massénat. Será precisamente este gran poeta
y certero crítico, que jamás ha dado paso a un impostor, quien destacará el
valor tan auténtico y novedoso de la poesía de Alice Massénat, publicándole
luego Katana, Arachnide y L’heure des
lames. En Colibris & princesses,
preciosa recopilación de textos sobre figuras como Maurice Blanchard, André
Breton, Guy Cabanel, Jorge Camacho, René Crevel, André Frédérique, Robert
Lagarde, Gellu Naum o Stanislas Rodanski, los hay también sobre algunos de los
poetas recientes más valiosos, como Jean-Yves Bériou, Jean-Pierre Paraggio y
Alice Massénat. En su texto sobre ella, escribía Peuchmaurd, comparando su
poesía al “viento sobre las plazas fuertes”:
“Como pocos hoy en día, y más abruptamente que otros, la poesía de Alice
Massénat plantea la eterna, la obsesiva cuestión del «¿Quién habla?» Sí,
¿quién habla, aquí, con una voz a veces tan segura que parece arrogante, y
otras tan temblorosa, tan verdaderamente emocionada?
¿Quién habla, con esta voz tan pronto de oráculo bárbaro como de jovencita
sometida –pero sometida a los dioses de las peores fatalidades, al desasosiego
de las calles, de los atardeceres negros?”
Con esta nota pretendemos tan
solo llamar la atención sobre una voz poética que nos llega ataviada de bellos
prestigios, y que por su carácter secreto más merece ser resaltada en esta
página ajena a todos los oropeles.
“La beauté n’est plus là / Qu’en est-il de toutes ces cendres renfermées /
où qu’elles soient / poussière de coeur / échevelées et improbables / de leurs
seigns aux vivre / et de leurs brimes aux salaces.
Qui me jouera cette corde du plus loin de ma folie / qui m’esquissera la
viole / le pourtour au coude / qui la verra / et des larmes aux sangs / la
contrée s’éteindra / mandragore aux escarres”
Dibujo de Sabine Levallois |