Este folleto estrecho y alto, en
color amarillo, nos llega desde Cádiz, por lo que suponemos implicado a Bruno
Jacobs, agente del surrealismo en aquella ciudad de bellas tradiciones
–libertarias más que liberales. Por ella deambulé yo gratamente hace ya varias
décadas, durante las largas horas en que el barco de Canarias paraba rumbo a
los puertos del Mediterráneo. En el mapa que lo acompaña, aprecio a un extremo
de la bahía gaditana el sitio de La Caleta, cuyos arenales aún recuerdo, como
creo recordar un viejo pontón parecido a los que luego me admirarían en la
costa de Lincolnshire. Siempre hay algo de bellamente fantasmal en estos
lugares que el invierno vuelve un tanto o un mucho desoladores.
Ruido de muros se compone
de 18 fotos con leyendas, repartidas en un “Umbral” y 10 capítulos, del que
aquí vemos el más chiriquiano:
En la nota que presenta las
imágenes de este “Cádiz oculto”, leemos:
“Quizás nos encontremos en Cádiz
para huir de algún recuerdo o formarnos nuevas perspectivas, aquí, más cerca de
otro continente, al extremo de una nación ruidosa. Un mapa, cerca del
Atlántico, nos alegra. Como acontecimiento, sin embargo, la ciudad solo es un
instante en la historia. Pero el encanto de un recorrido en su seno es el
nuestro: frente al ordenamiento rutinario agitemos el azogue del espejo para
hacer borrosa su imagen reflejada. El camino y los puntos de convergencia nos
sorprenderían si mantenemos su curso sinuoso...”