En la inauguración ministerial de la catedral remozada de La Laguna (Tenerife), cuyo espacio podía haber ocupado muy bien, por ejemplo, un jardín, hubo asistencia de tres mil personas nada simpatizantes del ministro. Entre ellas, una empuñaba la pancarta: "La iglesias solo son bellas cuando iluminadas por el fuego".
Agradecemos a los pocos anarquistas que hay por estos lares esta pequeña alegría.