Murió hace unos días, a los 85
años, Carmen Bruna, figura muy querida del surrealismo en tierras argentinas.
En 1955 descubrió el surrealismo gracias a Aldo Pellegrini y Letra y Línea. Amiga de Juan José
Ceselli, Enrique Molina, Alejandra Pizarnik y Sergio Lima, formó parte del
grupo Signo Ascendente. Dos de sus seis libros de poesía aparecieron bajo ese
sello: Morgana o el espejismo, de
1983, y Lilith, de 1987, este último
con un poema-prefacio de Silvia Grénier. De 1993 es Melusina o la búsqueda del amor extraviado. Raúl Henao le dedicó
una importante entrevista, recogida en La
doble estrella.
Leyendo hoy mismo, o sea un día
después de que me llegara la noticia, la publicación de Penelope Rosemont Lost worlds, forgotten futures, undreamed
ecstasies, encuentro esta cita de Carmen Bruna:
“El mundo de Lautréamont y Rimbaud es también mi mundo, bárbaro y alucinante. Mi poesía es la poesía de los poetas malditos. Mi poesía es en realidad una invitación a la insubordinación y la revuelta”.
Jorge Kleiman
Solo ahora hemos tenido noticia de que, en marzo del pasado año, murió Jorge Kleiman, artista central del surrealismo argentino, y que en España conectó como si tal cosa con los jóvenes de Salamandra. Triste noticia, que deja, con Carmen Bruna, trágicamente empobrecida la constelación surrealista de una de las tierras de elección del surrealismo.
Jorge Kleiman
Solo ahora hemos tenido noticia de que, en marzo del pasado año, murió Jorge Kleiman, artista central del surrealismo argentino, y que en España conectó como si tal cosa con los jóvenes de Salamandra. Triste noticia, que deja, con Carmen Bruna, trágicamente empobrecida la constelación surrealista de una de las tierras de elección del surrealismo.