Podemos sentirnos afortunados al poder abordar otra publicación extraordinaria del surrealismo actual, tras el n. 1 de Debout sur l’oeuf, que comentamos hace 7 y 14 días. Nos trasladamos ahora de Coimbra a Praga, donde, en coincidencia con una magna exposición que concluirá el 4 de abril, se ha publicado el formidable catálogo Other air. De una parte, las exposiciones pasan y los libros quedan; de otra, aquí estamos lejos, muy lejos, de los catálogos de museos, por mucho que algunos de estos celebren a personalidades que estimamos y hasta que –esto es más difícil– los estudios que se les dediquen sean meritorios en su conjunto.
Other air nos muestra el trabajo, riquísimo, desarrollado por el Grupo de Surrealistas Checos y Eslovacos a lo largo de las últimas dos décadas, como leemos en la portada, ilustrada por un detalle del Recolector de polen (2004) de Katerina Pinosova. Estamos ante un verdadero banquete de surrealismo, a cargo no solo de los surrealistas checos y eslovacos, sino de sus amigos, en particular los de los grupos de París, Leeds y Estocolmo y algunas figuras próximas como Guy Ducornet, Jean-Pierre Paraggio, Jean-Christophe Belotti o Bruno Montpied. Se trata aquí de hacer el balance de los últimos años, sucediendo la exposición a la que en 1991 –“The Third Ark”– cubrió la etapa iniciada en 1970. El libro, de 190 páginas muy densas y apretadas, y por supuesto que con muchas ilustraciones, va dedicado a tres grandes figuras del grupo desaparecidas en el ínterin: Eva Svankmajerova, Ludvik Svab y Jacques Baron, así como al siempre recordado Vincent Bounoure, cuyo apoyo al grupo checo en el momento en que un grupo de surrealistas parisinos había decidido “disolver” el movimiento surrealista fue crucial y vital.
El concepto del catálogo –por Bruno Solarik y Frantisek Dryje– es espléndido. Hay un predominio de textos breves –sueños, poemas, anotaciones, críticas, relatos–, que son organizados temáticamente, la mayoría procedentes de la revista Analogon, pero también muchos nuevos. La gran función del catálogo en lengua inglesa es permitirnos el acceso a un precioso material hasta ahora solo disponible en lengua checa. La obra se estructura en cuatro secciones: “El objeto”, “El imán”, “La primavera” y “El relámpago”, cada una con sus propios capítulos y cada una cerrada con un ensayo. La presentación del conjunto la llevan a cabo Frantisek Dryje, Bruno Solarik, Martin Stejskal y Jan Svankmajer.
En “El objeto” hay pequeños dosieres sobre las creaciones de Martin Stejskal, Katerina Pinosova, Premysl Martinec y Jan Svankmajer y Karol Baron; esta es una de las constantes de las diferentes partes del volumen, permitiéndonos así acceder a una valoración de los componentes de la aventura surrealista en este territorio y en este período.
Destaquemos las dos páginas con las “Cartas Surrealistas del Adivino” (32 en total) y las notas de Svankmajer, Dryje, Miroslav Canko y Bruno Solarik. Svankmajer, con su claridad y agudeza habituales, reflexiona brevemente sobre el arte y la magia, Solarik sobre la llamada “estética surrealista”, Dryje afirma contundentemente: “El surrealismo no es arte”, Canko subraya el lugar central de la imaginación. La labor colectiva es constante en el volumen, y veamos como muestra este personaje creado en 1994:
Una novedad para nosotros son las películas de David Jarab, tratadas aquí y en el tercer capítulo, y que parecen ser una aportación fundamental al corpus fílmico del surrealismo. Por su parte, Jan Richter nos descubre a un anónimo y misterioso jardinero del barrio Pankrac en Praga, maestro de la improvisación. Solarik cierra este capítulo con el largo ensayo “Golden silence”.
Un poema de la segunda sección –“El imán”–, por Josef Janda, sirve de homenaje a una de las personalidades magníficas del surrealismo checo: Karel Hynek (1925-1953), de quien tanto ansiamos una antología de sus escritos. Por otra parte, la monografía de Karol Baron ya nos había dado noticia del juego de interpretación colectiva visual “El enigma S + T”, siguiendo instrucciones de Svankmajer y Stejskal en torno a dos pinturas de Styrsky y Toyen; en este juego, de 1995, participaron Baron, Stejskal, Svankmajer, Pavel Surma, Albert Marencin, Leonidas Kryvosek y Eva Svankmajerova, pudiendo ahora accederse a los resultados de cada uno.
Queremos citar aquí una reflexión de Bruno Solarik incrustada en “El Imán”, sin tomarme el esfuerzo de una mala traducción:
“Surrealist colectivity is neither a shared dogmatism nor a shared style. It is a monster possessing several heads; it is one being that dissolves into totally independent individuals after executing its work, and then it only waits until it can emerge again –as a temporary conjunction of the same or different individuals in order to plunge into a similar romp. Among these mutual penetrations of private visions also belongs the concealed image of the compound being (Mantichora) that –as an analogy of love, friendship and natural wholeness or, on the contrary, as the terrible cannibalistic machine– has kept appearing at different places at the world from time immemorial until the present”.
También, esta de Roman Telerovsky:
“Surrealist activity cannot be the remedy for the collapsing world of today, nor a manula on how to live. In its minority position it is an alternative that has the power to inspire –nothing more and nothing less”.
Otro juego, muy divertido, es el titulado “The Universal Finishing Game” (2010-2011), transformando colectivamente una imagen de un almanaque de hace cien años. Destaquemos también el apartado “El fin de la civilización” y el ensayo de cierre, a cargo de Roman Telerovsky: “The Tissue of Poietic Dreaming”, sobre la poesía y el sueño, el surrealismo y el psicoanálisis.
De nuevo una obra tan fértil en hallazgos nos obliga a dejar para el próximo lunes el resto de nuestra reseña, y ello sin dejar de señalar la imposibilidad de dar cuenta cabal de tanta riqueza y pluralidad. Despidámonos por ahora con este cadáver exquisito horizontal: