Que Fernando Palenzuela es una de las grandes voces poéticas de Latinoamérica y del surrealismo lo demuestra este tercer libro suyo, Esfera inacabada, del que presentamos una composición con la portada de la edición en lengua francesa y el poema que abre el libro en la edición española. Diez dibujos “chamánicos” de Miguel Ángel Huerta, espléndidos y unitarios, acompañan solo la edición francesa, que es un año posterior a la española, y siempre en las Ediciones Sonámbula.
Fernando Palenzuela nació en Cuba en 1938. Colaboró en el suplemento literario “Lunes de Revolución” hasta que el régimen castrista lo cerrara. Entonces (1961), emigra, instalándose en 1963 en los Estados Unidos. Los poemarios anteriores a Esfera inacabada son solo dos: Amuletos del sueño, en 1971, y La voz por enterrar, en 2005. En 1971 y 1972, con el desaparecido poeta José Antonio Arcocha, Fernando Palenzuela editó los dos números de la revista Alacrán Azul, y en 1977 ya Alberto Baeza Flores lo situaba “en la línea de los poetas chilenos de Mandrágora y en la de César Moro y Emilio Westphalen”, lo que, resultando inequívoco, no parece haber significado nada a la hora de reconocer su posición central en el surrealismo latinoamericano. Más cerca en el tiempo, Vicente Jiménez, en el n. 7 de la revista surrealista chilena Derrame (2006), decía: “La ferocidad de las imágenes, unida a una corriente onírica que recorre todas las páginas de Amuletos, lo inscriben en la órbita de un surrealismo hechizante y provocador”, y es que “Palenzuela cree en el valor subversivo de ciertos actos poéticos y en la poesía como la más alta actividad del espíritu”. Por su parte, Raúl Henao le ha dedicado en La doble estrella (2008) el artículo “Fernando Palenzuela: el fiel de la balanza”, al que pertenece esta fina caracterización: “Su escritura poética, búsqueda permanente de ese fiel de la balanza donde se equilibran la lucidez y la alucinación, el vacío y la desesperación, tiene a veces el trasfondo amargo y sombrío que caracteriza la obra de Baudelaire y Lautréamont, pero al que nuestro poeta encuentra un sucedáneo en la paciencia o perseverancia, sin que dicha solución revista nunca una connotación depresiva o evasiva, quizás porque hay en ella la certeza rilkeana de que el alba, finalmente, disipa la sombra, y la luz la oscuridad reinante”. La obra de nuestro poeta es breve pero intensa y esencial, y por ello esperamos con impaciencia que los libros que anuncia, titulados Al margen de la irrealidad (novela, pero sin duda que signada por la poesía) y Uno sin uno, no demoren en salir de las prensas.
Esfera inacabada se compone de 29 poemas y 21 títulos, ya que las “Convulsiones” son siete y tres poemas llevan el nombre del libro. Un epígrafe de Lichtenberg (“La medida de lo maravilloso somos nosotros. Si buscásemos una medida universal, lo maravilloso dejaría de existir y todas las cosas serían igual de grandes”), uno de los maestros del humor negro, ya nos sitúa en territorio surrealista, pero es que además hay alusiones a Blake, Novalis, Lautréamont y Rigaut, la de Lautréamont referida al “Gran Objeto Exterior” con que Maldoror designaba al espantajo divino y cuya “baba” no ha podido alcanzar al poeta, según nos dice, aunque ya lo sepamos, en el último poema del libro. El epígrafe de Lichtenberg cuenta con un eco en el poema “Crónica de espejismos”, el más largo del volumen: “Un aforismo de Lichtenberg con las uñas cortadas / Florece en la punta de una aguja”.
Los poemas de Esfera inacabada revelan ese “apetito por el poder de la imaginación” a que se refiere en “Rescate nocturno”. Cada poema es un logro en sí, pero yo voy a enumerar una serie de ráfagas que me han hecho –como hacía tiempo no me ocurría– buscar el lápiz para subrayar los versos en que aparecen.
“La gran aventura hacia uno mismo / Se realiza con la boca cerrada”.
“Siempre es mejor ser cabeza y cola de león / Que deambular por los pasillos de los Ministerios / A buen tiempo mala cara”.
“La memoria del gallo es la envidia de muchos hombres”.
“Apuesto por la vida si se trata de aventurarnos por el camino del relámpago”.
“Caballo lanzallamas contra los oídos de la burguesía y de la masa soy”.
“Y yo me niego a ser enterrado sin una pistola en cada mano”.
“Lo más terrible es siempre lo que no se dice”.
“Al diablo váyase la poesía si no cambiar pudiese / La realidad el malgastado sueño las acrobacias de mi espíritu / En un río para navegar hacia la nueva voz bajo la tierra incierta”.
“Yo saludo al inesperado visitante / Que aparece como una furia eterna / Sin permitirme palpar mi soledad / Mi sangre en llamas / Irrevocable / Solo al servicio de ese doble hechizo / De la libertad y el amor”.