sábado, 1 de febrero de 2020

“A Ideia”, 87-89

De nuevo la revista de cultura libertaria A Ideia dedica un gran espacio al surrealismo, lo que se anuncia desde la cubierta: un cadáver exquisito pictórico de Mário Cesariny y Rik Lina.
Una extensa encuesta sobre el centenario de la escritura automática incluye muchas respuestas de figuras del movimiento surrealista, como Allan Graubard, Beatriz Hausner, Eugenio Castro, Guy Girard, Joël Gayraud (especialmente sugestiva), Laurens Vancrevel, Michael Löwy, Sergio Lima, Miguel de Carvalho, Natan Schäfer, Ron Sakolsky y Rik Lina. De las restantes hay desde las interesantes, como las de Almerinda Pereira y Manuel da Silva Ramos, a las ridículas o simplemente irrelevantes, como las de Helder Macedo o Isabel Meyrelles. Magnífico, magistral es el texto final (todo un ensayo sobre el automatismo) del propio director de la revista, António Cândido Franco.
En el resto del número hay algunos bloques dedicados al surrealismo. Así, se traducen tres manifiestos muy importantes del grupo parisino en los años 1947-1951: “Rupture inaugural” (que fue decisivo para el joven Mário Cesariny), “À la niche les glapisseurs de dieu” y “Haute frequènce”. Y luego encontramos una serie de cartas de Cesariny al Grupo Surrealista de Madrid, no muy interesantes, quizás porque empieza a haber una cierta saturación de cartas de Mário Cesariny y de Cesariny en general.
Al presentarse los increíbles juegos verbales del decimonónico poeta ciego António Feliciano de Castilho, se dice que “hoy estamos en condiciones de revalorizar estos ejercicios en el cuadro del surrealismo”, olvidándose que esto ya lo hizo Natália Correia en su libro O surrealismo na poesia portuguesa (obra única y maravillosa, que sí que espera por una “revalorización”, a pesar de que se haya reeditado en 2002).
Por último, es obligado destacar, en la sección “Lecturas y notas”, el trabajo de Elvio Fernandes Gonçalves Junior sobre “la concreción del deseo” en la poesía de Sergio Lima, y, en la “Revista bibliográfica”, la reseña que hace António Cândido Franco de Ce qui n’a pas de prix de Annie Le Brun.