martes, 4 de agosto de 2020

Surrealismo, verano de 1920

El número 15 de Littérature cubrió los meses de julio y agosto de 1920. Quizás lo detonante de este número sea la irrupción de Benjamin Péret, con un texto de humor negro en que afirma ser el suicidio “la forma de asesinato que nos seduce más”, auténtico anticipo de la célebre encuesta, cuatro años posterior.
André Breton veranea sin mascarilla en la Bretaña con Simone, quien le hace a su prima Denise este retrato suyo, el 31 de julio: “Personalidad de poeta muy especial, enamorado de lo raro y lo imposible, con la cantidad justa de desequilibrio, contenida por una inteligencia precisa incluso en el inconsciente, penetrante, con una originalidad absoluta que no ha comprometido una bella cultura literaria, filosófica y científica. Una simplicidad y una sinceridad muy grandes, incluso en lo contradictorio”.
El 1 de agosto publica Breton el texto “Por Dadá”, donde utiliza por primera vez el término “surrealista”, Aunque ya se encuentra cansado del dadaísmo y sus derivas parisinas espectacularistas, Breton lo defiende de las reticencias que ha manifestado André Gide y de las abundantes críticas del conformismo periodístico, literario e intelectual. Algunos memorables pasajes de este ensayo:
“Me es imposible concebir un goce del espíritu sino como una bocanada de aire.”
“Dudo de que un solo hombre no haya tenido, por lo menos una vez en su vida, la tentación de negar el mundo exterior. Entonces se da cuenta de que nada es tan grave ni tan definitivo. Procede a una revisión de los valores morales, que no le impide regresar seguidamente a la ley común. Aquellos que han pagado con una confusión permanente ese maravilloso minuto de lucidez continúan llamándose poetas: Lautréamont, Rimbaud.”
“¿Cuándo concederemos a lo arbitrario el lugar que le corresponde en la formación de las obras y las ideas? Aquello que nos conmueve es generalmente menos buscado de lo que parece.”
“A pesar de sus pretensiones, una novela no ha probado nunca nada. Los ejemplos más ilustres no merecen ser expuestos a nuestra consideración. Convendría tratarlos con la mayor indiferencia.”
“Oigo alabar por todas partes la ingenuidad, pero observo que solo se la tolera bajo la forma pasiva.”
“Afirmo solo por el placer de comprometerme. Debería estar prohibido recurrir a los modos dubitativos del razonamiento.”
“Se puede amar a una mujer insensata más que a ninguna otra.”
“No es cosa de hoy el que los poetas, para escribir, se abandonen a la pendiente de su espíritu. La palabra inspiración, caída no sé por qué en desuso, era tomada en serio antiguamente. Casi todos los hallazgos de imágenes, por ejemplo, me hacen el efecto de creaciones espontáneas.”